El
objetivo primordial de esta crónica es narrar las diversas vicisitudes por la
que pasó el solar en que estuvo situado el Thermal Palace hasta 1930, año que
fue desmontado y trasladado de lugar como comenté en una crónica anterior, hasta
que posteriormente se construye en el citado solar la Piscina de Martiánez. He
llegado a la conclusión de las construcciones que aparecen en fotos
comprendidas entre 1932-1940, relativas a la zona en que después se ubicó la Piscina de Martiánez, no constituyeronn un intento de construcción de las
piscinas, sino que en mi opinión, sólo eran unas dependencias construidas por
los propietarios de los llamados Llanos de Martiánez, para el riego de la
enorme finca que tenían en esta zona y probablemente, para guardar diversos
aperos relacionados con el cultivo del plátano.
Tengo datos fehacientes de que definitivamente la Piscina de Martiánez se construyó entre finales de 1939 y comienzos de 1940, bajo los auspicios del Gobernador Civil de la época y he encontrado información relacionada con su inauguración, que expongo con cierto detalle a lo largo de esta crónica.
Tengo datos fehacientes de que definitivamente la Piscina de Martiánez se construyó entre finales de 1939 y comienzos de 1940, bajo los auspicios del Gobernador Civil de la época y he encontrado información relacionada con su inauguración, que expongo con cierto detalle a lo largo de esta crónica.
Antecedentes
Me parece
interesante comenzar la crónica narrando los antecedentes de la situación en
que se encontraba desde el comienzo de siglo XX la zona de la Playa de Martiánez, para llegar finalmente a narrar la construcción de la Piscina de Martiánez.
Después que desapareció el Thermal
Palace, instalado en esta zona en 1912 por los hermanos Gustavo y Guillermo
Wildpret Duque y desaparecido en 1930, tal como comenté en crónicas anteriores, poco tiempo después, ya estaba
ocupado el espacio donde ellos instalaron su hermoso edificio.
En
diciembre de 1931, los marineros del barco alemán Karlsruhe visitaron Tenerife,
entre otros lugares, el Jardín Botánico del Puerto de la Cruz, donde se
encontraron con Italo Balbo, Ministro de Aviación de Italia. Para inmortalizar
el encuentro entre el ministro y los marineros, éstos últimos hicieron una foto
en la antigua puerta del Jardín Botánico de nuestro pueblo.
Seguidamente,
los marineros del Karlsruhe bajaron hasta la cercana zona de La Paz, para
admirar la bella vista que desde allí se disfruta y tomaron fotos de la Playa
de Martiánez, de las que ha llegado hasta nosotros la siguiente, subida a
Facebook igual que la anterior, por Agustín Miranda Armas, a quien agradezco su
amabilidad al cedérmelas. En la foto citada, que se reproduce a continuación, se ve
que en la zona que ocupaba hasta el año anterior el Thermal Palace, en ese
momentos, estaba instalada una rudimentaria construcción.
Detalle ampliado de la foto anterior
para ver mejor la zona construida
|
A
fin de poder examinar con más claridad las imágenes, me ha parecido oportuno,
buscar otra foto de la misma construcción, hecha desde el mismo punto por un
fotógrafo diferente y en distinto momento, para hacer una ampliación similar a la anterior, y así tratar de comparar
ambas imágenes en condiciones lo más similares posibles.
La
foto que muestro a continuación me fue cedida por Rafael Llanos Penedo, a quien
al igual que a Agustín Miranda Armas agradezco su generosidad y su
colaboración. Al igual que hice con la foto de Agustín Armas, me he permitido
hacer un recorte de una ampliación de la foto, más o menos como hice con la
foto anterior, para observar la zona, comparar los dos detalles entre sí y
tratar de obtener conclusiones.
Ampliación de la zona
central de la foto cedida por Agustín Miranda Armas.
Ampliación de la zona central de la foto cedida por Rafael Llanos Penedo.
|
Examinando
las dos fotos y sus ampliaciones, se ve una edificación que aunque podría
asemejarse a una piscina, a mí se me parece más con una construcción
destinadas al cuidado y riego de la enorme finca situada en sus alrededores, pues en ambas
ampliaciones, en lugar de una piscina me parece ver que hay un foso o un estanque.
En la primera, incluso se aprecia que cae agua dentro del estanque, que parece
manar por varios grifos y que el estanque está dividido en dos partes por un
muro interior. En la segunda foto no se ve manar el agua, pero me parece ver a
la derecha dos pequeñas albercas, que supongo serían reguladoras del flujo de
entrada del agua al estanque, que también se aprecian fácilmente en la primera
ampliación.
En
conclusión, deduzco de manera tentativa, que la construcción en cuestión no se
trataba de una piscina, sino de un gran estanque destinado al riego de las
plataneras, y aunque reconozco que no tengo razones completamente definitivas y
concluyentes, creo que la hipótesis es válida y que luego el transcurrir de los
hechos parece avalarla.
La
primera foto subida a Facebook por Agustín Miranda Armas fue coloreada por Rafael
Afonso Carrillo y una ampliación de la zona alejada de la alberca, permite
observar que ya existía una caseta de veraneo instalada en la Playa de
Martiánez, que según informaciones de Melecio Hernández Pérez, pertenecía a
Francisco Gómez Ibáñez.
Detalle de una foto coloreada
por Rafael Afonso Carrillo, que permite apreciar la existencia
en la Playa de Martiánez de una caseta de veraneo, instalada por Francisco Gómez Ibáñez. |
Los
Amigos de la Playa de Martiánez
En
agosto de 1932, el periódico santacrucero La Prensa dedicó íntegramente su
página dos al Puerto de la Cruz, en una sección titulada “El Balneario y la Playa de Martiánez”, en la que, se hace eco de
diversas noticias y además, hay un artículo escrito por S. Tejera dedicado a la Playa de Martiánez, que por su interés voy a reproducir parcialmente:“Hablemos de otra cosa. Si todos nuestros
hombres ricos tuvieran el buen gusto de amar las cosas propias, la Playa de
Martiánez seria e! lugar de verano más suntuoso y visitado de Tenerife. Ya de
por sí lo es para los extranjeros, en todas las épocas del año, pero no para
los tinerfeños. Si supiéramos amar las cosas propias, repito, habría allí
magníficos palacios de verano, y el Puerto podría entonces recoger con
verdadera capacidad y méritos, esa afluencia numerosa de turistas. Pero ese
buen gusto citado no ha arraigado suficientemente todavía en el alma de nuestro
pueblo, y los que pueden descansar con sus familias durante los veranos,
prefieren irse a playas extranjeras—tal vez inferiores a ésta por todos
conceptos— siquiera para darse el pisto de decir que viajan anualmente. Esto es
necesario decirlo. ¡Cuándo aprenderemos a darle a todo lo nuestro la
preferencia necesaria y no por ser nuestro, precisamente, sino por ser
superior! Y aunque así no fuera, recordemos la frase de Marti; "Nuestro
vino es amargo, pero es nuestro vino" [1].
Más
adelante, en otra sección del mismo artículo con el título “Proyectos de futuro”,
se cuentan noticias muy interesantes, muchas de ellas no relacionadas con las piscinas
sino con la Playa de Martiánez, que reproduzco íntegramente esta otra
sección. “En todas las actividades del
hombre observamos que éste, por instinto y por conveniencia, se asocia a otro
para obtener mayores ventajas para sí y para la colectividad. Testimonio
elocuente nos dan las organizaciones constituidas en casi todos los pueblos de
la isla, cuando no para la defensa mutua de sus intereses, para la organización
y desarrollo de iniciativas que, como la que vamos a exponer, ha requerido la
formación de una comisión compuesta por ciudadanos ejemplares, y cuya finalidad no es otra que
la de embellecer y organizar atractivos en la hermosísima Playa de Martiánez.
Dicha comisión se ha
denominado "Amigos de la Playa", y está integrada por hombres que
representan la legión meritísima de ayer y los que constituyen !a prometedora
falange del presente; para, juntos, laborar por el embellecimiento y
urbanización de uno de los rincones más visitados por propios y extraños, que
poseemos en Tenerife. don José Rodríguez, don Antonio Domínguez, don Gregorio
Rodríguez, don Melchor Matos, don Carlos Gleixner, don Enrique Trenkel y don
Carlos Reimers, son los que constituyen este Patronato.
El propósito que anima
a estos señores, al constituir este Patronato es, como antes decimos, realizar
una labor de saneamiento en todo el litoral del Puerto de la Cruz hasta la
Playa de Martiánez, y entre los proyectos que tienen en perspectiva figuran los
siguientes: Tendido de tubería con llaves en cada pocos metros, para el regadío
en la parte alta de la playa. En la parte que está debajo de la fuente se
plantarán árboles, que sean suficientes a hacer de aquel sitio un lugar
agradable.
En la parte alta se
dejará un espacio lo suficientemente extenso para construir un campo de fútbol
y práctica de ejercidos físicos, tales como barras, trapecios, anillas, etc.,
que se instalarán en el mismo. En el espacio comprendido entre la caseta de don
Francisco Gómez Ibáñez y la capilla que existe en aquel lugar, se construirá
una cancha para tenis. Se proveerá de sillones de playa a la nueva terraza que
está en construcción, existiendo el proyecto, para tan pronto se termine la
mencionada terraza, la construcción de dos duchas para señoras y dos para
caballeros. Se trata también de adoquinar las calles que conducen a la playa,
es decir, el trozo comprendido entre el Dr. Pisaca y la Hoya y esta última
calle en toda su extensión.
De
particular interés para el tema que nos ocupa en esta crónica es el siguiente
párrafo, pues en él se cita claramente que existe un proyecto para la
construcción de una piscina de cincuenta metros que destaco en negritas, y esta
afirmación da un cierto aval a mi conclusión inicial, de que la imagen que
analicé no era una piscina sino un estanque para el riego de las plataneras de
la fincas de los hermanos Pedro y Sebastián Fernández Perdigón.
Continúo
con la reproducción literal del texto del artículo:“En el camino que al borde del barranco de Martiánez conduce a la
playa, se hará una carretera, asfaltada, con árboles a los lados, siendo
probable que también se construya un muro que evite los riesgos de una corrida
de barranco. También se trata de asfaltar la carretera que conduce a San Telmo.
Asimismo la construcción de una piscina
de 50 metros, es otra de las obras en perspectiva".
Puede
concluirse de esta información, que en 1932 no existía la Piscina de Martiánez,
puesto que se hablaba de construir una, lo que parecer avalar la hipótesis
inicial. Continúo con el artículo:”Para
todas estas obras se cuenta con la aportación del Municipio y la que hagan los
Hoteles entre los huéspedes mediante un impuesto especial, consistente en unos
sellos que se añadirán al importe de las facturas que cada uno habría de pagar,
y para cuya implantación se ha pedido autorización al Ministerio
correspondiente, esperándose que al final del presente año pueda llevarse a la
práctica.
Ya se ha circulado
también una suscripción para la que ha correspondido el comercio, destacándose
los hoteles que se han suscrito con 25 pesetas mensuales y el Casino Puerto
Cruz que ha aportado 200 pesetas.
El Patronato ha trazado
también un programa de fiestas, con atractivos festejos y juegos de todas
clases, instituyendo premios diversos para los concursos de natación, matchs de
tenis, regatas de balandros, etc. La primera fiesta, para la que se están
haciendo ya los preparativos necesarios, se celebrará a mediados del entrante
mes de septiembre, con la que se pretende recaudar fondos para la realización
del programa de proyectos que tienen en cartera. Esta fiesta consistirá en una
regata de balandros, un concurso de natación, carreras de obstáculos, verbenas,
etc., y en ella tomarán parte varias bandas de música de distintos pueblos del
Valle. El solo anuncio de estos festejos ha despertado inusitado entusiasmo
entre la gente joven, así como entre los veraneantes extranjeros que se hallan
en dicha localidad, a quienes se les ofrece siquiera sea unos ratos de
distracción, ya que tan poco se ha tenido en cuenta lo que puede significar
para ese turismo de estancia, estos atractivos, por pobres y modestos que sean.
Los "Amigos de la
Playa" que con tanto interés han tomado la iniciativa de dotar a la Playa
de Martiánez de todos los atractivos que sus fuerzas permitan, aparte del desarrollo
de su plan de obras que viene a llenar una necesidad tan sentida desde hace
mucho tiempo, se muestran entusiasmados con la misión que se han impuesto, y
ello ha de contribuir mucho en beneficio, no solo del Puerto de la Cruz, sino
también de Tenerife, ya que es aquel pueblo el lugar predilecto para residencia
de extranjeros, lo cual nos permite pensar que algún día, por lo que de interés
para la isla toda tiene la iniciativa de esta Comisión, se han de ver
favorecidos por las instituciones superiores de Turismo, que han de poner, dada
la extensión que va tomando internacionalmente Tenerife como finalidad
turística, con la eficaz ayuda de esos organismos, ya que ningún pueblo de la
isla está en mejores condiciones de atención y agasajo al extranjero como e!
Puerto de la Cruz. Es por ello que quisiéramos que estas líneas sirvieran de
aliento a los "Amigos de la Playa", y que observaran con todo interés
la estimación que sentimos todos los tinerfeños por la obra a realizar,
siquiera sea en estimulo a sus virtudes ciudadanas que resaltan de una manera
eficaz y alentadora con estas iniciativas felices, que tienen por objeto
presentar a Tenerife, ante los ojos del mundo, con todos los atractivos
necesarios que hagan honor a la bondad de su clima y a la belleza incomparable
de sus paisajes”.
El
proyecto de piscina privada presentado por Ruperto Armas Fernández
Narro a
continuación otro proyecto presentado al pleno portuense para su aprobación en octubre de 1932, por el ya varias veces citado en estas crónicas Ruperto
Armas Fernández-Trujillo, quien en esa fecha dirigió una instancia al
ayuntamiento portuense, que por aquel entonces estaba regido por al alcalde
socialista Florencio Sosa Acevedo, exponiendo que “tenía en proyecto establecer un balneario en la Playa de Martiánez,
dotado de un pabellón de doble planta, con 8 metros en cuadro y terraza del mismo
ancho, por 20 metros de largo, con los muros de contención hacia el mar y balaustres
de cemento, todo como complemento al servicio de igual índole que ya se halla establecido
en la concesión que ya se encuentra disfrutando”.
Añadía en su instancia que su propósito era:“establecer
un bar en la parte alta del pabellón mencionado y tres baños para agua de mar
caliente (para uso de los reumáticos y ancianos) en la baja, además de los consiguientes
inodoros y demás servicios sanitarios para señoras y caballeros, que también se
instalarían en este piso inferior. Además, en la galería o terraza alta se
establecerían casetas para uso de vestir y desvestir de los señores bañistas,
dejando la suficiente amplitud para tomar baños de sol, y la baja se reservará,
pura y exclusivamente, a recreo y libre acceso de distracción de los hijos de
este pueblo”.
A una distancia de 5 metros
de la terraza del público se construirá una piscina de 36 metros de largo por 6
metros de ancho y paseos laterales de 2 metros, con muros de contención
revestidos de azulejos, y barandaje de hierro galvanizado sujeto por pilastras
de cemento, terminado en una escalera de granito que dará acceso a la galería
alta de uso privado, y yendo todo el circuito por un enlosado de cemento de
unos 2 metros de ancho.
A
una nueva distancia de 15 metros aproximadamente, se emplazará una caseta
provista de aspas para molinos de viento y motor movido en gas pobre para la
elevación de ambas formas de las aguas de mar que continuamente habrán de estar
renovando el contenido de la piscina y baños calientes anteriormente reseñados.
Y ya en lugar conveniente para ese municipio, también es propósito establecer
un lago artificial de escasa profundidad, que habrá de nutrirse de los
sobrantes del agua del pueblo que discurre en el estanque enclavado en la
pequeña plaza de palmeras que preside la magnífica Avenida de Aguilar y
Quesada, con un pequeño pabellón central para la cría de patos y palomas,
destinadas al recreo público y adorno de aquel lugar. Todo será construido con
orientación norte-sur y con arreglo a los planos que se acompañan.
Siendo
Tenerife una isla con condiciones y posibilidades eminentemente turísticas, este
Valle de la Orotava que por razón de sus extraordinarias y bellezas innegables,
goza de fama mundial, no puede menos que cifrar sus aspiraciones en actuar como
sede de esa industria (hoy considerada como la más copiosa fuente de riqueza de
todos los países dedicados a su explotación) y tender a ocupar el puesto de
preferencia que por derecho le corresponde en el conjunto turístico de la isla.
Con
muy buen sentido y perfecto conocimiento de las corrientes marinas, Santa Cruz
se ha creado un balneario de altos vuelos; pero que adaptada su construcción y
distribución de distintos pabellones y departamentos de baño al omnímodo
capricho de sus propios inspiradores sólo responde en conjunto a cubrir con
cierta holgura y confort las necesidades de los hijos de aquel pueblo.
Con
menos posibilidades económicas, aunque quizás con mayor visión del porvenir, el
pueblo de Granadilla ha repartido gratuitamente, y aún sigue repartiendo
magníficas extensiones de terreno en todos los alrededores de la hermosa Playa
del Médano, creándose con tal motivo una numerosa colonia de bañistas, nutrida
con elementos del propio Santa Cruz, que como extranjeros no comparten la
eficiencia del balneario de reciente construcción en la capital y con gran
parte de nuestra gente de Orotava que, por deficiencias de servicios en estas
playas del norte han derivado hacia aquellos lugares en busca de las
facilidades y grata tranquilidad que, al parecer, no encontraron por aquí;
aunque sin perjuicio de esta Playa de Martiánez cuya principal aspiración
tiende a recoger los bañistas de la estación invernal.
Por lo anteriormente expuesto y por contar nuestro litoral con la absoluta
preferencia del elemento extranjero que radica en este Valle, sirviéndonos de
atracción del turismo, no circulante, que acude a invernar en Tenerife,
entiende el que suscribe como peticionario de concesión de terreno, que es deber de todas las autoridades de este Valle de la Orotava preocuparse por
crear o fomentar cuantos medios de distracción pudieran considerarse adecuados
a los gustos de todas aquellas familias extranjeras que se interesen por
invernar en Tenerife.
Siendo
nuestra extensa Playa de Martiánez uno de los lugares más atrayentes de este
Norte, como lo demuestra el hecho de hallarse toda la colonia inglesa residente
en este Puerto interesada en la construcción del Balneario cuya instalación me
propongo llevar a cabo, es por lo que: SUPLICO: a ese Ilustre Ayuntamiento que habida cuenta
de los grandes beneficios que la concurrencia de turistas lleva a las
estaciones invernales conocidas en el mundo y el precedente que ya tenemos en
el país de los buenos resultados que ya obtuvo el pueblo en los comienzos del
establecimiento del Taoro, me sea concedida la porción de terreno que solicito
y la correspondiente autorización y facilidades para llevar a cabo cuanto antes
la labor de urbanización y embellecimiento del trozo que me sea concedido. Pues
no dudo que el pueblo entero de este Puerto habría de verse favorecido en los
actuales momentos de crisis con las
derivaciones que resulten de la instalación y buen éxito del Balneario que me
propongo crear”.
No
he podido examinar los planos que el interesado cita en su escrito de petición,
por no encontrarse en las dependencias municipales, pero su descripción parece
clara y creo que no necesitan más explicaciones. La corporación municipal,
después de un amplio debate, acordó por unanimidad, acceder en principio a los
solicitado por D. Ruperto Armas Fernández-Trujillo, siempre que éste aceptara
las condiciones que el ayuntamiento le fijase, las cuales serían propuestas por
una Comisión Oficial nombrada por la Corporación y formada por los señores.
Concejales Nicolás López López, Melecio Hernández Benítez e Inocencio Sosa
Hernández, los cuales someterían en el plazo más breve posible su dictamen, a la
resolución del Ayuntamiento.
A finales del mes de octubre el
ayuntamiento en un pleno municipal [2] celebrado el 22 de octubre de 1932 pasó
a estudiar el dictamen que presentaba la comisión nombrada, acordando dar una
respuesta positiva a la petición de establecer un balneario en la Playa de
Martiánez, siempre que el peticionario aceptase las condiciones que el pleno le
exigía.
Estas
condiciones consistían esencialmente en que el plazo de la concesión sería por
treinta años, pero que el ayuntamiento se reservaba el derecho de poder
adquirir la concesión después de pasados cinco años de concedida, abonándole a
Ruperto Armas Fernández el valor de ella, determinado reduciendo del coste de
la construcción la depreciación sufrida por el transcurso del tiempo de uso. El
valor de esta compra sería establecido por dos peritos, uno nombrado por el
concesionario y otro por el ayuntamiento, y caso de que éstos no llegasen a un
acuerdo, se decidiría la discordia a través de la decisión de un tercero,
designado por sorteo entre cuatro peritos titulados, nombrados dos por el
concesionario y dos por el ayuntamiento.
Se establecía asimismo, un plazo de
tres meses para el comienzo de las obras y de un año para su terminación,
ejecutándose las obras de acuerdo con un proyecto elaborado por un técnico
titulado y aprobado por el ayuntamiento, cuya ejecución sería seguida de cerca
por la Comisión de Fomento municipal, pudiendo suspenderse las obras si éstas
no se ejecutasen conforme al proyecto aprobado. Igualmente, se obligaba al
concesionario a presentar a la corporación el presupuesto final de la
liquidación de la obra que, una vez aprobado, serviría de base para a la
operación prevista en el párrafo anterior, en caso de que el ayuntamiento
quisiese recuperar la concesión.
La corporación a cambio, quedaba obligada
a no conceder otro terreno situado en la Playa de Martiánez, a menos de una
distancia de diez metros en todas las direcciones y obligaba al concesionario a
abonar un canon de dos pesetas con cincuenta céntimos por cada metro cuadrado tomado, exceptuando la superficie ocupada por la terraza. Asimismo, el ayuntamiento se
reservaba el derecho de intervenir en el establecimiento de las tarifas de
explotación del balneario, que en consecuencia, debían de ser aprobadas por la
corporación antes de su implantación. Se excluían de esta reserva las tarifas que se
aplicasen a la venta de artículos de comida y bebida, que se expidieran en el bar
que acompañaba al balneario. Finalmente, se exigía al concesionario, que al
término de la concesión debería entregar el inmueble en buenas condiciones de conservación,
sin derecho a ninguna clase de indemnización.
Una vez establecidas y aprobadas por unanimidad
las condiciones anteriores en el pleno municipal, se acordó notificarlas al
peticionario. D. Ruperto de Armas Fernández, para que éste manifestase su aceptación
y en ese caso, para que presentase el proyecto avalado por un técnico.
No
he podido encontrar ninguna noticia más en las actas municipales, respecto a
ese proyecto presentado por D. Ruperto Armas Fernández, ni tampoco nos consta
la construcción del balneario, lo que me hace pensar que el peticionario, a
pesar de la respuesta positiva, desistió de ejecutar su proyecto ante los
requisitos impuestos por el ayuntamiento, tales como la exigencia de la
presentación de un proyecto elaborado por un técnico titulado, así como la
posible pérdida de la concesión, por la recuperación de la obra por el
ayuntamiento, al cabo de cinco años.
El
proyecto de Antonio Castro Díaz
En agosto de 1933, el comerciante y propietario D. Antonio Castro
Díaz, presentó una instancia en el ayuntamiento portuense junto con unos planos
para realizar construcciones en la explanada de Martiánez y el pleno municipal, previa deliberación, acordó nombrar una comisión especial compuesta por José
Rodríguez Rodríguez, Melchor Matos e Inocencio Sosa, para que después del
estudio del proyecto, informasen sobre lo que les parecía su contenido. No he
encontrado en el ayuntamiento los planos a que se refiere Antonio Castro Díaz en su petición, pero en el
artículo citado inicialmente, parte del cual ya comenté, se hace referencia a
este tema, pues aparece un dibujo de lo que parece ser la fachada de la posible
piscina, con una leyenda que dice:”Plano
del balneario que construye en la Playa de Martiánez el Sr. Castro. Una parte
de este edificio está ya terminada. La otra va a serlo muy pronto. Actualmente
se encuentra esta edificación a examen de la Comisión Municipal de Fomento, que
integran los concejales D. José Rodríguez, D. Inocencio Sosa y D. Melchor
Matos, que emitirán seguramente un informe favorable dada la importancia que la
obra tiene para el Puerto de la Cruz”.
Plano del balneario que quería construir en la Playa de Martiánez el Sr. D. Antonio Castro Díaz.
No
deja de ser chocante la información obtenida del examen de las actas de
acuerdos plenarios con el artículo, pues parece muy difícil de creer que sin el
acuerdo plenario sobre el informe se estuviera construyendo ya la piscina, tal
como informa el periodista en su artículo. No tengo información exacta sobre
este tema, pero se me ocurre pensar que quizás la noticia sobre el comienzo de
la obra la obtuviera el periodista de fuentes no contrastadas, pues creo imposible que se
estuviese construyendo sin un acuerdo plenario, detallando las condiciones del
municipio de manera análoga a como se hizo con el proyecto de Ruperto Armas.
Sea cual fuese la verdad, lo que me
parece indudablemente cierto, es que la citada obra no llegó a construirse, pues examinados
los libros de actas de los años 1933, 34 y 35, no aparece nada relativo a la
construcción de la piscina, que como veremos a continuación se llevó a cabo posteriormente.
Construcción
e inauguración de las Piscinas de Martiánez
Parto de la base
de que la edificación que se veía en la zona donde luego se construyó la Piscina de Martiánez, no era otra cosa, como ya dije anteriormente, que una instalación necesaria para guardar los aperos y útiles de labranza de las fincas anejas propiedad de los hermanos Pedro
y Sebastián Fernández Perdigón y que la zona delantera era un gran aljibe, al
cual entraban por lo que se veía en las imágenes, al menos tres chorros de agua. Igualmente opino que los proyectos que acabo de reseñar en el apartado anterior, nunca se pusieron en marcha, por lo que
en mi opinión la piscina se construyó en esa zona, previa demolición o en
su caso una amplísima y profunda reforma del aljibe que ya estaba construido.
En apoyo de esta opinión, cito un suelto que apareció publicado en el periódico sucesor del diario
republicano La Prensa, que se llamó El Día y que se definía a sí mismo como Diario de la Mañana y
Órgano del Movimiento Nacional-Sindicalista de Tenerife. En abril de 1939,
refiriéndose a los huéspedes del Hotel Taoro, literalmente decía [4]; “Actualmente
se hospedan en dicho hotel unos setenta turistas, los cuales visitan
diariamente, por las mañanas, nuestra hermosa Playa de Martiánez, para tomar
los baños de mar, habiéndose establecido un servicio especial de jardineras
desde el expresado hotel hasta la repetida playa, para la mayor comodidad de los
mismos.
Es verdaderamente digno de lamentar que el
entusiasta Comité de Turismo local, debido a su situación económica, no haya podido, a pesar de sus buenos
deseos, acometer la construcción de una piscina para la mayor comodidad de los
bañistas, necesaria mejora con la que dicha playa quedaría convertida en una de
las mejores y atrayentes de la isla, para tomar los baños durante las
diferentes estaciones del año.
La Junta Insular de Turismo, tratándose
de una mejora como la de que nos ocupamos, lo que tanto contribuirá al mayor
fomento del turismo, podría prestar su valioso apoyo al repetido Comité de Turismo
local, para que pueda realizar tan importante obra en nuestra playa de
Martiánez”.
Vemos pues que recién terminada la
Guerra Civil, según el corresponsal portuense del periódico El Día, no se había
llevado a cabo la construcción y que de acuerdo con su afirmación, destacada en negritas, todavía el
Puerto de la Cruz soñaba con disponer de una piscina, lo que avala el aserto
que emití anteriormente acerca de que el proyecto de D. Antonio Castro Díaz, no
llego nunca ejecutarse.
Sorprendentemente,
en un plazo ligeramente inferior a un año de la fecha del artículo anterior
(abril de 1939), ya encontramos noticias fehaciente de que la anhelada Piscina de Martiánez ya estaba construida, y para esta afirmación me baso en que en marzo de 1940, el alcalde del Puerto de la Cruz, D. Santiago
Baeza González, escribió en el periódico El Día [5], un artículo titulado “Gratitud Popular”, en el que el citado
alcalde portuense, expresaba su agradecimiento al Gobernador Civil D. Vicente
Sergio Orbaneja, al que nombra con la
terminología de la época “Camarada
Orbaneja”, con estas palabras: “En las
próximas Fiestas de Primavera se inaugura la piscina que por disposición e
impulso directo de la primera autoridad civil de la provincia se ha construido
en la Playa de Martiánez.
El
proyecto de esta obra es del notable arquitecto tinerfeño Sr, González Regalado,
que tan pródigo ha sido y sigue siendo en poner de manifiesto su competencia
profesional, depurado gusto artístico y estilo propio, con lo que ha
contribuido a embellecer nuestras ciudades, en particular la capital, donde la
intensa labor del citado arquitecto y Presidente de la Mancomunidad, tiene un
exponente que avalora su nombre y la hará perdurar.
Nada
se echa de menos en la construcción de la piscina que nos ocupa. Enclavada en
el sitio donde estuvo el Thermal Palace, de grata recordación en este Valle de
la Orotava, se orienta hacia el Naciente, con una amplia perspectiva que domina
la costa brava, desde la rudeza masculina de la Playa de Martiánez, a la
tranquilidad de horizonte de la Punta del Viento; desde el basalto negro de los
acantilados marinos, hasta las altas aristas henchidas de vegetación de
nuestras cumbres”.
Particularmente
interesante para nosotros, es el párrafo siguiente, pues D. Santiago Baeza González, nos da una
detallada descripción de lo fundamental de la recién construida Piscina de Martiánez, ya que su artículo
continúa afirmando: “En medio de una
linda pérgola, donde pronto lucirán sus colores los botones de las trepadoras,
se abre el portón de entrada, que da acceso a la extensa terraza donde se
hallan las piscinas, una de ellas para niños y la otra para personas mayores”.
Enfrente está el bar, y
a la derecha, la caseta para la venta de tickets, en cuyos flancos se abren dos
escaleras que conducen a los departamentos de señoras a un lado y caballeros a
otro, con duchas y todo el confort necesario.
Puerta de entrada a la Piscina de Martiánez. Años 50. Foto de autor anónimo.
|
El
artículo terminaba como sigue:”El turismo
es uno de los más eficaces apoyos económicos de este Valle con particularidad
al Puerto de la Cruz y esta evidencia no podía escapar a la palpable
perspectiva del Sr. Gobernador Civil, en su incansable entusiasmo de dotar a
esta provincia de cuantos medios precisa el desarrollo de la vida insular con
todos sus aspectos social, agrícola, comercial e industrial. Así vemos que a
esfuerzos incontenidos de la primera autoridad civil surgen como por ensalmo,
hoy un sanatorio antituberculoso, mañana un grupo escolar magnífico y al presente
el Albergue de Las Cañadas, tan ansiado de siempre y nunca realizado, y esta
piscina que dará crédito y prestancia de playa de moda a la nuestra de
Martiánez, todo ello estimulando el recto cumplimiento de cada cual en su
cometido público y exigiendo ejemplaridad y disciplina en la vida de los
pueblos a los cuales se extiende su autoridad.
Piscina de adultos con
trampolín y palancas. Al centro y a la derecha, el bar. 1940-45.
Foto de
Adalberto Benítez coloreada por Rafael Afonso Carrillo .
|
Tales hechos, patentes,
han sugerido en mí, como Alcalde del Puerto de la Cruz, la idea que últimamente
me satisface y ahora realizo, de hacer público el hondo agradecimiento mío y
del pueblo que rijo, hacia el Excmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia, por
el beneficio otorgado a esta localidad, que aparte de su triple índole de
progreso, ornato y auspicio de prosperar, ha resuelto en el tiempo de su
construcción, el problema de muchos hogares, proporcionándoles el único medio
honrado de alcanzar el bienestar: trabajo”.
En el periódico El Día, pocos
días después de publicado el artículo anterior [6], ya aparece un comentario
del corresponsal del periódico en nuestro pueblo, disculpándose por una
involuntaria omisión cometida en su crónica:”En
nuestras informaciones del martes último y en el suelto primero en que nos
ocupábamos de la nueva y magnífica piscina construida en la Playa de Martiánez
de este Puerto, por iniciativa del Gobernador Civil de esta provincia, omitimos
involuntariamente dar el nombre del arquitecto tinerfeño Sr. Marrero Regalado [7], autor del plano de tan importante obra, en la que una vez más ha puesto de manifiesto el expresado arquitecto, su refinado
gusto y competencia en estas obras de construcción. La piscina que ha dado una
mayor importancia y atracción a dicha playa marítima, viene siendo elogiada por
todos los visitantes”.
Imagen de la terraza y de
la Piscina de Martiánez tomada desde
La Paz. 1945-50. Foto de autor anónimo.
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Piscina de Martiánez,
con el bar a la derecha. Ya se habían
construido
las techumbres de los solarios laterales. Foto de autor anónimo.
También
en marzo de 1940, el periódico El Día [8], comunicaba que: “el domingo último, diez de marzo, estuvo en el Valle de la Orotava. el
Excmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia, con objeto de visitar la espléndida
piscina que debido a su gran voluntad y decisión, dignas por todos los
conceptos del mayor encomio, ha sido recientemente construida en la parte alta
de nuestra Playa de Martiánez, en el lugar que ocupó el antiguo edificio
Thermal Palace. Muy en breve se efectuará la inauguración de dicha piscina….”
La
reseña informativa anterior continuaba dando cuenta de que ese mismo día la
primera autoridad civil había realizado una excursión a Las Cañadas, para fijar
el lugar donde había de construirse un nuevo Parador de Turismo, conforme a los
planos levantados por el ya citado arquitecto tinerfeño Sr. Marrero
Regalado y terminaba dando las gracias al Excmo. Sr. Gobernador Civil, D.
Vicente Sergio Orbaneja, por la importancia que tanto la obra de la Piscina de
Martiánez, como la proyectada del Parador de Turismo de Las Cañadas
representaban para el fomento del turismo en el Valle de la Orotava.
La
inauguración de las Piscinas de Martiánez
En mayo de 1940, el mismo periódico
anteriormente citado, comentaba [9]:“El
sábado, 4 de marzo, a las doce de la mañana, tendrá lugar en este Puerto, la
inauguración de la magnífica piscina que por iniciativa del ex-Gobernador Civil
de esta provincia D. Vicente Sergio Orbaneja, ha sido construida recientemente
en nuestra atrayente Playa de Martiánez, asistiendo a la misma todas las
primeras autoridades de la provincia, el Sr Almirante de Marina y distinguida
oficialidad de la Escuadra Española y los alcaldes de la Villa de La Orotava y
de esta población [10].
Para el mayor
lucimiento de dicha inauguración ha sido invitada la sección de natación del
Club Price de esa capital. El acto será amenizado por la Banda de Música de
esta localidad, prometiendo verse muy concurrido.
A
la una de la tarde, les será ofrecido por la Mancomunidad Provincial y Cabildo
Insular, un banquete extraordinario en el Gran Hotel Taoro al Sr. Almirante y
oficialidad de la escuadra, siendo empeño de la dirección del Gran Hotel, que
dicho homenaje resulte lo más brillante posible”.
En primer plano Lázaro
Santana, a la derecha uno de los merenderos y al fondo la Piscina de Martiánez. A lo alto y muy difuminado, el Teide. Autor anónimo |
La asistencia del Almirante de Marina, Sr. Moreu y Estrada, máxima autoridad naval en toda la nación se hizo aprovechando su presencia en la isla, para recibir una bandera adquirida con fondos de todos los municipios del archipiélago, que fue regalada al crucero bautizado con el nombre Canarias, en recuerdo y honor de nuestro archipiélago.
El
periódico El Día se hizo eco de la inauguración de la Piscina de Martiánez,
pues en un suelto dedicado a natación, se señalaba que durante el festival
celebrado el día de la inauguración, el nadador del C. D. Price, Victoriano Alonso había batido el récord tinerfeño de los 100 m libres dejándolo establecido en 1
min 8 s. [11].
A continuación, pongo tres fotos de
la inauguración de las Piscinas de Martiánez, en algunas de las cuales resulta
visible la presencia de marinos, cuyas blancas gorras destacan entre la gente,
en torno a la piscina de 25 metros, contemplando las evoluciones de los
nadadores del C.D. Price.
Inauguración de las
Piscinas de Martiánez. En primer plano,
los nadadores
del C. D. Price. 4-V-1940. Foto de autor anónimo.
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Inauguración de la Piscina de Martiánez. En primer plano, se ven algunos
oficiales de
la Marina Española. 4-V-1940. Foto de autor anónimo.
Inauguración de la Piscina de Martiánez. En primer plano, a derecha e izquierda,
se
ven algunos oficiales de la Marina Española. 4-V-1940. Foto de autor anónimo.
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Para
dejar una clara constancia del importantísimo papel jugado por el Excmo. Sr. Gobernador Civil de
Tenerife en la construcción de la Piscina de Martiánez, la Junta Insular de
Turismo de la Isla de Tenerife mandó colocar en las instalaciones de esta última, una placa de mármol
conmemorativa de este evento, que afortunadamente aún se conserva en el archivo
municipal portuense, por lo que he podido fotografiarla.
Lápida conmemorativa de
la inauguración de las Piscinas de Martiánez,
conservada en el Ayuntamiento del
Puerto de la Cruz. 1940.
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El
texto es muy elocuente, pues en él la Junta Insular de Turismo de la isla de
Tenerife da las gracias al impulsor de la idea, que no fue otro que el
Gobernador Civil de la provincia de Santa Cruz de Tenerife Vicente Sergio
Orbaneja, tal como comenté anteriormente.
[1] La Prensa, 22-VIII-1932.
[2] Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, 22-X-1932.
[3] El Día, 15-III-1940.
[4] El Día, 2-IV-1939.
[5] El Día, 9-III-1940.
[6] El Día, 15-III-1940.
[7] El nombre y apellidos del arquitecto era Eugenio Marrero Regalado.
[8] El Día, 12-III-1940.
[9] El Día, 7-V-1940.
[10] El alcalde del Puerto de la Cruz, en este año era D. Santiago Baeza González.
[11] El Dia, 10-V-1940.
[11] El Dia, 10-V-1940.
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