miércoles, 25 de enero de 2017

El Festival del Atlántico en el Lido San Telmo

Presenté en una crónica anterior de las dedicadas a la Zona de Martiánez los detalles y pormenores de la construcción del llamado Lido de San Telmo, empresa que como ya dije fue llevada a cabo por la pareja formada por José Manuel Sotomayor Carmona y su socio Rudolf David Gilbert, si bien a nivel oficial sólo figuraba como concesionario el primero. Poco años después de la construcción, los socios llegaron a un acuerdo comercial por el que José Manuel Sotomayor Carmona cedía todos sus derechos a Rudolf David Gilbert, que quedó como único concesionario, después que el ayuntamiento portuense aprobase este acuerdo.

Comento en esta nueva crónica los primeros tiempos de la andadura de esta emblemática construcción, comenzando por dedicar unos comentarios a los visitantes ilustres que estuvieron en sus instalaciones, particularmente, Winston Churchill, el conjunto musical The Beatles y el que fue Ministro de Información y Turismo en la época franquista Manuel Fraga Iribarne y termino comentando con detalle la gestación y la celebración del primer Festival de la Canción del Atlántico, que como es bien sabido tuvo lugar en las instalaciones del Lido San Telmo.
Visitantes ilustres en los primeros tiempos del Lido San Telmo
             Siendo gerente Rudolf  David Gilbert, que como ya dije era concesionario conjuntamente con José Manuel Sotomayor, el Lido tuvo un ilustre visitante como fue el político británico Winston Churchill quien llegó por segunda vez a las Islas Canarias en 1959, invitado por Aristóteles Sócrates Onassis, quien viajaba en su lujoso yate por motivos de negocios. En este segundo viaje a las islas, Churchill visitó el Puerto de la Cruz y muy particularmente el Lido San Telmo, donde el 13 de febrero de 1959, es decir, un año y dos meses después de su inauguración, tomó unas copas en la terraza de este establecimiento, viendo el Océano Atlántico y a los bañistas en las piscinas, mientras fumaba un clásico habano, imagen muy habitual del conocido político inglés.
Aristóteles Sócrates Onassis en el Lido San Telmo. Cedida por B. Cabo Ramón

Rudolf David Gilbert, concesionario del Lido San Telmo. Autor anónimo.

En la siguiente foto podemos ver al premier británico sentado en la terraza alta del Lido, contemplando el panorama y detrás, siempre cuidando de su seguridad se aprecia un grupo de personas, entre las que creo reconocer a Enrique Mené, guardia civil que una vez retirado ejerció durante muchos años el puesto de Jefe de la Policía Local del Puerto de la Cruz y que formó parte de la comitiva encargada de velar por la seguridad del político británico durante su estancia en nuestro pueblo. 
Winston Churchill en el Lido San Telmo.  Cedida por B. Cabo Ramón.
            En estas otras imágenes se aprecia al premier británico abandonando el establecimiento, bajo la atenta mirada de sus  cuidadores y de algunos políticos tinerfeños, entre los que como es lógico y natural se encontraba el por entonces alcalde portuense Isidoro Luz Cárpenter. 
Winston Churchill saliendo del Lido San Telmo. 1959. Cedida por R. Afonso Carrillo.
Winston Churchill saliendo del Lido San Telmo. 1959. Autor anónimo
En esta última fotografía, podemos ver a Winston Churchill ya fuera de las instalaciones rodeado de sus guardaespaldas y de algunos políticos locales, entre los que se distingue claramente el anteriormente citado alcalde portuense.
Winston Churchill saliendo del Lido San Telmo. 1959. Autor anónimo
No deja de resultar paradójico el cálido recibimiento que la isla le ofreció al político británico, que durante la Segunda Guerra Mundial, al decir de muchos historiadores, tuvo en cartera un plan para la invasión y toma de las Islas Canarias por parte de Gran Bretaña, conocido como Operación Pilgrim, aunque conviene añadir que nunca fue ejecutado.
  Una anécdota que se cuenta cuya veracidad no he podido contrastar, es que durante un cierto tiempo entre los camareros portuenses, se contaba con admiración y probablemente con algunas dosis de envidia, la suerte que tuvieron sus antiguos compañeros de oficio al atender a este ilustre político, no sólo por la personalidad del personaje, sino porque al terminar su consumición de whisky White Label, sentado en la terraza alta del establecimiento, desde donde podía contemplar placenteramente el conjunto del Lido, antes de abandonar el establecimiento le dejó de propina al camarero que le atendió, que según se dice fue el conocido y popular Heraclio Niz Álamo, mil pesetas de la época, que equivalían aproximadamente a muchas veces el salario mínimo diario de un profesional de aquella época.
Heraclio Niz Álamo, camarero que sirvió a Winston Churchill. Autor anónimo
Otros ilustres visitantes del Lido, fueron tres de los componentes del afamado conjunto musical ingles The Beatles, concretamente, Ringo Starr, George Harrison y Paul Mc Cartney, quienes llegaron a Tenerife el 29 de Abril de 1963 en un vuelo procedente de Barcelona, adonde habían llegado desde Londres. John Lennon fue el único componente de los Beatles que no viajó a Tenerife, pues Brian Epstein, mánager del grupo, lo había convencido para que lo acompañara a Torremolinos, lugar casi de culto de la jet set de aquellos años. Paul McCartney y los demás componentes del grupo querían, en cambio, un lugar más tranquilo, y lo encontraron en Tenerife y concretamente en nuestro pueblo.
Años atrás, en el barrio hamburgués de Sankt Pauli, localidad pionera en el Viejo Continente en lo que a clubes y locales de ocio se refiere, conocieron los por entonces jóvenes Beatles al músico y fotógrafo alemán Klaus Voormann y al amparo de aquel próspero barrio de Hamburgo, surgió y creció la amistad entre el fotógrafo alemán y los por entonces no muy famosos músicos. Corría el año 1960 y el padre de Voormann, un conocido médico alemán, había adquirido unos terrenos en Los Realejos, municipio norteño de nuestra isla, que ya empezaba a mostrar sus encantos al mundo.
La grabación de «Please, Please Me» resultó, al decir de muchos, tan estresante para los componentes de los Beatles, que Pual McCartney no dudó en pedir a Voormann que mediara ante su padre, para que éste les prestara su casa tinerfeña para tomar unas cortas vacaciones y así reponer sus desgastadas fuerzas. Así lo hizo éste, y por esta razón Los Beatles venían, en teoría con el alojamiento resuelto, pero cuando llegaron a la casa de Los Realejos, se encontraron que era un inmueble aún en construcción, sin teléfono y sin muchas de las comodidades exigibles para unas placenteras vacaciones, pero esto no les importó mucho.
Por aquel entonces el Puerto de la Cruz ya había estrenado el Lido San Telmo, y fue en sus instalaciones donde Ringo, George y McCartney pasaron muchas de las horas de las que serían sus últimas vacaciones en tranquilidad, sin fans gritonas que les asediasen, sin flashes, sin guardaespaldas y sin agobios. El grupo aunque ya era bien conocido en Gran Bretaña, todavía no había alcanzado el nivel de fama y popularidad mundial que años más tarde adquirieron, y que provocaba que sola presencia fuese recibida por una multitud de fans, que les recibían con entusiasmo y gran estruendo.
 En nuestra isla sólo los más recalcitrantes fans de la música moderna conocían a los Beatles y el propio Voormann reconocería en sus memorias, que aquí, en Tenerife vivieron sus componentes sus últimos ratos de casi total libertad, disfrutando sin estar agobiados por los fans y por los periodistas. En Tenerife estuvieron hasta el 9 de mayo viviendo entre la promesa de chalet de Los Realejos y las visitas a diversos lugares de nuestra isla, entre las que evidentemente destacaron las realizadas a nuestro municipio y particularmente a las por entonces modernas  instalaciones de baño del Lido San Telmo.
También hubo visita a otros muchos lugares de la isla, entre ellos al Teide, claro está y  al decir de algunos, su estancia fue tan placentera que incluso quisieron actuar en la parte alta del Lido, donde había un bar y un pequeño escenario. Fue entonces cuando Rudolf David Gilbert, que por entonces ya era el único gerente del establecimiento por el traspaso que le hizo José Manuel Sotomayor Carmona, les dio las gracias, pero según se comenta, sin que haya constancia cierta, les advirtió de que en su opinión “su música no era la más apropiada para sus clientes», una opinión en la que al decir de algunos, tuvieron mucho que ver las grandes melenas británicas de los tres jóvenes del conjunto británico. 


Los Beatles en el Lido San Telmo. Autor anónimo
Se dice que Gilbert confesó muchos años después que nunca supo cuánto llegaría a arrepentirse, si bien en tono de humor confesaba que le hacía gracia tener el «dudoso honor» de haber rechazado la actuación de una de las bandas más mundialmente conocida de la historia.
Los Beatles  y Astrid Kircherr en el Lido San Telmo. Autor anónimo
El paso de tres de los componentes de la banda de Liverpool por Tenerife, dejó anécdotas que por lo general no son bien conocidas por el público. Recorrieron la isla con un coche Austin Healey Sprit, siempre conducido por George Harrisson y sufrieron las molestias propias de un fuerte sol sobre una piel poco acostumbrada a este tipo de sensaciones, por lo que la mayor parte de la imágenes en las que se les ve en el Lido San Telmo, están en bañador, pero siempre con las camisas puestas para resguardarse de los rayos solares. Incluso se comenta que Paul Mc Cartney tuvo problemas al bañarse en las aguas bravas de la Playa de Martiánez, pues se vio arrastrado por la corriente de la zona y tuvo algunas dificultades para salir del mar, donde cogió un buen susto, supongo. 
Paul Mc Cartney y Astrid  Kircherr en el Lido. Autor anónimo.
Los Beatles recorrieron gran parte de la isla y existe testimonio gráfico de su presencia en Las Cañadas, siempre acompañados de Astrid Kircherr, que había sido novia de un ex-Beatle que formó parte de la banda en la primera época, pues en sus comienzos eran cinco y no cuatro, y fue quien tomó estas fotos que se subastaron en Dallas, con un precio de salida de 6.000 libras esterlinas.
Los Beatles y y Astrid  Kircherr en el Lido. Autor anónimo.
Los Beatles y y Astrid  Kircherr en el Lido. Autor anónimo. Cedida por B. Cabo Ramón
Otro ilustre visitante del Lido San Telmo fue el político gallego Manuel Fraga Iribarne, quien visitó las islas en torno a 1965, durante la época en que fue Ministro de Información y Turismo. En las fotografías se muestran  imágenes del citado político recorriendo junto con el alcalde portuense Isidoro Luz Cárpenter la Avenida de Colón a lomos del camello de Lázaro Santana. 

Manuel Fraga Iribarne e Isidoro Luz Cárpenter,  en la Avenida de Colón. 1965. Autor anónimo.
Manuel Fraga Iribarne también visitó el Lido San Telmo y contempló asomado a su terraza la extraordinaria transformación que estaba sufriendo el litoral de la Playa de Martiánez, de los cual dan testimonio gráfico las anteriores imágenes.
Manuel Fraga Iribarne con Isidoro Luz en el Lido San Telmo. Cedida por B. Cabo Ramón
Manuel Fraga Iribarne con Isidoro Luz en el Lido San Telmo. Cedida por B. Cabo Ramón
El primer Festival de la Canción del Atlántico
Durante la segunda mitad del pasado siglo surgieron una serie de festivales musicales a lo largo de gran parte de la geografía europea. Así, citaré que en 1951 empezó el primer Festival de la Canción de San Remo, organizado en la ciudad del mismo nombre, radicada en Liguria, región de Italia situada al noroeste limitando con Francia. En este prestigioso festival en su largo recorrido intervinieron una larga nómina de cantantes que al correr del tiempo se hicieron famosos por todo el mundo. Así, ent5re los cantantes italianos citaré a Domenico Modugno, Iva Zanichi, Gigliola Cinquetti, Nicola di Bari, Laura Pusini, etc. y entre los extranjeros a  José Feliciano, Luis Miguel Roberto Carlos, Madonna, y un larga etcétera.  
Por la misma época, nació el Festival de la Canción de Eurovisión en 1956, con el formato de un popular concurso que ha sido transmitido por Eurovisión y actualmente es el festival más antiguo del mundo, recibiendo en 2015 el record Guinnes como la competición musical televisa más longeva del mundo, cuyo alcance era y aún sigue siendo enorme, estimándose su audiencia en cientos de millones de personas.
Un conocido festival español, fue el llamado Festival de la Canción de Benidorm, que se inició en 1959 con el popular Boby Deglané como presentador y cuya última edición fue en 2006. En este festival se hicieron populares canciones como Un Telegrama, Don Quijote, cantada por los Cinco Latinos, Comunicando,  Eres diferente, Enamorada, Quisiera ser, interpretada por el Dúo Dinámico, La vida sigue igual cantada por Julio Iglesias, Soledad de Emilio José, etc. Este festival fue muy popular y duró hasta 2006.
En este contexto nació en 1966 y en el Puerto de la Cruz, la primera edición del llamado Festival del Atlántico, en el momento en que la alcaldía la detentaba Felipe Machado del Hoyo y Solorzano (1920-2008). El Lido San Telmo fue el escenario elegido por el ayuntamiento como patrocinador del Festival del Atlántico, para celebrar en 1966 el primer festival.
Evidentemente hubo que acondicionar las instalaciones para que pudiera celebrarse la primera edición del festival, pues la zona del Lido en la que montó el escenario estaba destinada a solario y carecía de la infraestructura necesaria. En la primera edición de 1966, la celebración del festival se hizo coincidir con la celebración de las Fiestas de Invierno, que por aquel entonces ya se celebraban con todo esplendor en la Avenida de Colón, y fueron el sucedáneo de los viejos carnavales que estuvieron prohibidos por el régimen franquista después de la guerra.
Para la celebración del Festival de la Canción del Atlántico, se habilitaron unas gradas de madera para el público, que fueron pedidas al ayuntamiento de Santa Cruz, en tanto que el escenario se solicitó a la ciudad de La Laguna, ciudades que accedieron a las peticiones sin poder inconvenientes,  actuando como organizador del festival José L. Pérez Velázquez, que ya tenía experiencia en estos eventos. A continuación muestro un dibujo esquemático de lo que fue la zona en que se celebró el festival. 
Proyecto del I Festival del Atlántico. Archivo Ayuntamiento Puerto de la Cruz.
Se aprecia que además de la ya citada grada con capacidad para 500 espectadores, también se instalaron las sillas que antes citamos, en las cuales estaba previsto sentar a 1000 personas, cifrándose la capacidad de la improvisada instalación en torno a 1500 personas. El precio de las entradas fue de cien pesetas para los asientos de grada y 200 pesetas para las sillas.  
En la fotografía siguiente, que corresponde a la celebración del Coso de las Fiestas de Invierno de 1966, que se realizó en los días finales del mes de febrero, pueden verse a la izquierda las gradas instaladas en el Lido, que cité anteriormente.
Avda. de Colón. A la izquierda, se ven las gradas del I Festival del Atlántico. 1966. Autor anónimo.
Para no alargar innecesariamente esta crónica, no comento los esfuerzos realizados por la organización para poner a punto todos los detalles necesarios tales como luminotecnia, sonido, taquilleros, acomodadores, etc., pues conviene no perder de vista que la zona donde se llevó a cabo el festival sólo era un solarium del Lido San Telmo.
Se contrató por 80.000 pesetas una orquesta integrada por 30 músicos, que realizó varios ensayos en el Teatro Guimerá de Santa Cruz, bajo la dirección del conocido y popular director de la orquesta de RTV Rafael Ibarbia, cuyos honorarios aparte del coste del desplazamiento desde Madrid a Tenerife y del alojamiento, fueron de 25.000 pesetas.
La decoración del escenario estuvo a cabo del Sr. Niavel Núñez, que la llevó a cabo de manera desinteresada y se solicitó la colaboración de la empresa Atlántico S. A. para llevar a cabo elaboración del programa de las fiestas, empresa que aceptó abonar el importe del citado programa, cuya carátula se muestra a continuación.

Cartel del I Festival de la Canción Atlántica. 1966. Archivo Ayuntamiento Puerto de la Cruz.
Se encargaron a la platería de Oreste Trujillo la realización de los trofeos denominados Peñones de Oro, que reproducían la imagen del Peñón, un símbolo de nuestro pueblo, así como unos trofeos para los autores de las canciones que se clasificasen desde el puesto cuarto al décimo.
Las agencias de viajes colaboraron con la organización del festival, pues suministraron gratuitamente cinco pasajes gratis, para las personas que se desplazaron desde la Península, comprometiéndose  los directores de los diferentes hoteles de la ciudad, para que albergasen durante el festival a los intérpretes de las canciones, puesto que conviene no olvidar que el festival se celebró en plena temporada alta de invierno. La organización dio una amplia cobertura a la difusión del festival, enviando carteles anunciadores a ayuntamientos, Delegaciones de Información y Turismo, así como a la prensa, radio y TV de toda España.
Esta primera edición del festival fue presentada por el periodista Tico Medina conjuntamente con Isabel Bouza, que por entonces era una muy popular locutora de TVE, y el certamen fue retransmitido a través de TVE en Canarias, así como por diversas emisoras de radio, tales como Radio Nacional de España, Radio Juventud de Canarias y Radio Madrid, entre otras.
Una vez abierto el plazo para la presentación de canciones se recibieron 129 en total, que fueron sometidas a una previa selección por un jurado compuesto diez personas, que a continuación cito. El conocido músico, director y compositor Juan Reyes Barlet, actuó como presidente y el periodista y crítico de arte del periódico El Dia, Elfidio Alonso Quintero, como secretario. Como vocales del jurado estaban Miguel Lemus González, músico y compositor, el Rvdo Padre. José M. Adán Rodríguez, director de la Coral Palestrina y de la Coral de la Refinería de Petróleos, José Antonio Cubiles, crítico musical del diario El Día, Analola Borges, Doctora en Historia y Secretaria del Instituo de Estudios Hispánicos de Canarias, Álvaro Martín Díaz, músico, compositor y crítico musical, Francisco Dorta Hernández, director y compositor, Sebastián Miranda Padilla, director de la Banda Municipal de Música del Puerto de la Cruz y Leopoldo Ortí Ribas, músico y compositor.
Después de recibidas las 129 canciones presentadas, el jurado se reunió en la parrilla del Hotel Las Vegas, para proceder a la selección previa de las canciones, el jurado acordó que pasasen a la fase previa del concurso las canciones tituladas Ensueño, Cuando olvida el corazón, Pequeñina, Gratitud, Vidita vida, Continuará, Siete corazones, Zodiaco, Corazón de cartón, Viejos álamos, En Canarias, No la descubrió Colón, Lo bello es esto, ¿Por qué?, La espera, Luna de miel en Tenerife, Busca un lugar, Buenos días Atlántico, No supe, Que vuelva a quererte, Mi canción son tus olas, Sabor de olvido y Candelaria, Candelaria.
Terminada la fase previa, el jurado citado acordó que pasasen la fase final las siguientes diez canciones, Continuará, Lo bello es esto, Corazón de cartón, ¿Por qué?, No la descubrió Colón, Luna de miel en Tenerife, La espera, En Canarias, Pequeñina, y finalmente, Gratitud, interpretadas respectivamente, por Silvana Velasco, Tony Escudero, De Raymon, María Nieves Acevedo, el Trío Delfines, Francisco Galián, Juan José, Franklin, Diana Kelly y Renata, respectivamente.
En la fase final logró el primer premio la canción Lo Bello es Esto, interpretada por Tony Escudero. El segundo premio del festival fue para la canción ¿Por Qué?, interpretada por Mary Nieves Acevedo y el tercer premio fue para La Espera, que fue cantada por Juan José y siendo muy del agrado del público.
Tony Escudero, ganador del Primer Premio del Festival. Archivo Ayuntamiento Puerto de la Cruz. 
A continuación se muestra la carátula de un disco con algunas de las canciones que fueron presentadas en este primer Festival de la Canción del Atlántico.
Carátula de un disco con canciones del Primer Festival del Atlántico.
En el primer Festival del Atlántico actuaron grupos y artistas de primer nivel, tales como Los Mensajeros del Paraguay, el tenor tinerfeño José Foronda y el conjunto cubano Hermanas Rivero, entre otros.
Conjunto cubano Hermanas Rivero. Autor anónimo 
Este festival se vivió como un importante acontecimiento con resonancia nacional, lo cual evidentemente fue un aspecto muy positivo para una ciudad eminentemente turística como era el Puerto de la Cruz.
El periódico catalán La Vanguardia, a través de su corresponsal Luis Ramos se hizo eco de la celebración durante los días 6, 7, 8 y 9 de febrero con la siguiente crónica, que a continuación leo textualmente:“En el Lido de San Telmo de Puerto de la Cruz, con una asistencia numerosísimo público, se celebró anoche (viernes 11-II-1966), la última jornada del Primer Festival de la Canción del Atlántico, con asistencia del Capitán General de Canarias. y las primeras autoridades provinciales y locales. Resultó ganadora del Festival «Lo bello es esto», que interpretó Tony Escudero; segundo premio, la canción «¿Por qué?», interpretada por la cantante tinerfeña, María Nieves Acevedo; en tercer lugar la canción «La Espera», que interpretó el cantante Juan José. Los cantantes recibieron las siguientes recompensas: Tony Escudero un premio de veinticinco mil pesetas y «Peñón de Oro» en cuanto a interpretación. Como canción, «Lo bello es esto» fue galardonada con un «Peñón de oro» y cincuenta mil pesetas; «¿Por qué?» recibió un «Peñón de plata» y treinta mil pesetas y «La Espera» fue premiada con veinte mil pesetas y un «Peñón de bronce”.
Entrega del Peñón de Oro a Tony Escudero. Archivo Ayuntamiento Puerto de la Cruz. 
Un aspecto del público del I Festival del Atlántico. Archivo Ayuntamiento Puerto de la Cruz.
Conviene resaltar que la celebración de los sucesivos Festivales del Atlántico supuso un evento musical importante en el panorama nacional, que tuvieron llenazos noche tras noche y que promocionaron al Puerto de la Cruz y por ende a la isla de Tenerife a un lugar muy alto. En este sentido es digna de mención el trabajo llevado a cabo por los organizadores del festival y por esa razón me parece justo destacar la labor de la Comisión encargada de la organización del Festival en la que figuraba como presidente el alcalde Felipe Machado del Hoyo, como organizador el ya citado José Luis Pérez Vázquez, y como secretario, el buen amigo recientemente fallecido José Antonio Lubary Curbelo, que como es bien sabido en nuestro pueblo era conocido cariñosamente como "El Camarada Lubary".  De la citada comisión también formaban parte los hermanos Fermín y Alonso Rodríguez Méndez, Santiago Ramón Castro, Luis Reverón Pérez, Alberto bello, Domingo Domínguez Hernández, Pedro Pérez Noda, Diego Palenzuela, José Manuel Pérez Rodríguez, José Francisco Hernández Rodríguez, José Antonio Marrero Córdoba y Lope Sánchez Figueroa, Muchos de ellos están fallecidos, pero todos merecen nuestra gratitud, y por ello les rindo este humilde homenaje.                                                                                                                                                              Creo posible afirmar, con la perspectiva que da el tiempo, que la celebración del festival le dio al Puerto una justa fama  pues su nombre aparecía en periódicos y revistas nacionales, así como en radio y televisión, medio éste que por aquella época estaba aún en pañales en España y muy particularmente en Canarias.                                                                                                                              Concluyo esta crónica diciendo que el Festival de la Canción del Atlántico se celebró en nuestra ciudad durante seis años consecutivos, siendo el primero en 1966 y el último en 1971. Sólo el primero se celebró en el Lido San Telmo y las fechas de este primer festival se hicieron coincidir con las Fiestas de Invierno, que tuvieron lugar en los días 6,7 y 8 de febrero de 1966. Los cinco restantes festivales tuvieron lugar en el Parque de San Francisco, recién construido sobre las ruinas del extinto Convento de San Francisco, que hacía mucho tiempo estaba dedicado a vivienda (ciudadela) de familias sin muchos recursos económicos y que se incendió en marzo de 1966.

miércoles, 18 de enero de 2017

Las Avenidas de la Zona de Martiánez

     La urbanización de la llamada Zona de Martiánez, que como es bien sabido se hallaba totalmente ocupada por cultivos de plataneras,  exigió una racionalización en el trazado de nuevas vías, pues de lo contrario los solares interiores hubieran quedado sin salida al exterior y su valor hubiese sido casi nulo. Para solucionar este tema, se diseñó la construcción de tres nuevas vías que complementasen la Avenida de Colón y comunicasen rápida y fácilmente entre sí, todas las partes de los antiguos Llanos de Martiánez.
        Las primeras en construirse fueron las Avenidas Obispo Pérez Cáceres y Venezuela, que permitieron comunicar la zona norte, es decir, la más próxima a la costa, con la sur, que corresponde a la inmediata al Barranco de Martiánez, y eso pudo hacerse abriendo la Avenida de Venezuela, que empieza en las cercanías del Hotel Valle Mar, atraviesa la por entonces llamada Avenida Central, es decir, la actual Familia Bethencourt Molina, para desembocar finalmente en la Avenida Aguilar y Quesada. Posteriormente se trazó la Avenida del General Franco, que como sabemos después de la democracia cambió su denominación a Familia Bethencourt Molina y asimismo se amplió en una calzada el Paseo Aguilar y Quesada, popularmente conocido como Paseo de las Palmeras.

          El trazado y la construcción de todas estas vías no estuvo exento de conflictos y polémicas entre el ayuntamiento portuense y algunos de los propietarios de los terrenos que fueron expropiados, y pagados según una tasación efectuada por los peritos municipales. En la crónica comentamos algunos de estos aspectos.
La amenaza de expropiación de los Llanos de Martiánez
          En una sesión del ayuntamiento portuense celebrada el 28 de diciembre de 1960, el alcalde Isidoro Luz Cárpenter dio a conocer a los concejales asistentes, que los propietarios de los llamados Llanos de Martiánez,  estaban procediendo a la venta de los solares que daban a las vía en proyecto, y muy particularmente a la Avenida Central de los Llanos de Martiánez (la actual Familia Bethencourt y Molina y antigua General Francisco Franco), sin que se hubiese llevado a cabo la parcelación y urbanización preceptiva de la finca en cuestión ordenada por el ayuntamiento.
 Según el citado alcalde, este hecho estaba creando problemas al progreso urbanístico de la ciudad, por lo que el ayuntamiento tomó el acuerdo de suspender las licencias de obras que se solicitasen en lo sucesivo en el Sector de Martiánez, mientras no se llevase a cabo, la urbanización de las vías públicas, la total parcelación de los terrenos y el estudio de la densidad de población, por no reunir dichos terrenos las condiciones exigidas en el Art. 63 de la Ley del Suelo.
            Este acuerdo, había sido notificado en el momento y la  forma adecuada a los propietarios de los terrenos a urbanizar, los hermanos Sebastián y Pedro Fernández Perdigón, pero estos, según el informe del alcalde, no habían dado principio a las urbanizaciones que procedía hacer, ni siquiera, a la parcelación que debía ser aprobada por el ayuntamiento, por lo que se propuso al pleno municipal que se tomasen los debidos acuerdos, para que se hiciese de una vez por todas la urbanización del Polígono de Martiánez.
 Ante este contundente informe del alcalde, el consejo municipal acordó por unanimidad, conceder un plazo improrrogable de tres meses a los propietarios del Polígono Martiánez, que comprendía los terrenos que ocuparía la Avenida Central, circunscritos por dicha Avenida, la Explanada de Martiánez, el Paseo de Aguilar y Quesada y la calle de Calvo Sotelo (actual La Hoya), para que presentasen la redacción de los oportunos proyectos, comenzasen las obras de urbanización, y sometieran a aprobación la parcelación preceptiva realizada, circunstancias sin las cuales no que sería legal la venta de parte de estos terrenos en concepto de solares, según disponía la Ley del Suelo. Asimismo, se decidió que por parte del arquitecto municipal se empezasen a redactar los trabajos necesarios, inclusive los proyectos para preparar la labor de la futura expropiación de este polígono, si sus propietarios no hacían las urbanizaciones ni la parcelación del terreno en cuestión.
Igualmente, se trató de que caso que prosiguiese la situación de inactividad de los propietarios de la zona, se considerase la posible expropiación del citado Polígono de Martiánez, por aplicación del Art. 52 de la Ley de Expropiación Forzosa, caso de que los  propietarios persistieran en su actitud de no cumplir las condiciones estipuladas. Si así lo hiciesen, automáticamente, se enviaría el expediente que se formase al Ministerio de la Vivienda para la declaración de urgencia y para estar preparados ante tal posibilidad, se mandó elaborar un presupuesto ordinario, para hacer frente a la posible expropiación de los citados terrenos del Polígono de Martiánez.
Finalmente, el pleno municipal acordó notificar este acuerdo a los propietarios de los terrenos afectados, añadiendo que se les haga conocer tanto por comunicación privada, como también públicamente, mediante impresión de los pertinentes anuncios en los periódicos de la isla, de los acuerdos del 28 de diciembre de 1960 y de fecha 27 de febrero de 1961, a efectos de de informar a la opinión pública de las consecuencias que podrían padecer al adquirir terrenos que no cumpliesen las condiciones de edificabilidad en los Llanos de Martiánez y en caso extremo, que podría llegarse a efectuar la posible expropiación del citado Polígono.
               Plataneras de los Llanos de Martiánez. Autor anónimo.
Ante la contundencia del acuerdo adoptado, así como de su difusión en la prensa escrita, los hermanos Fernández Perdigón pusieron manos a la obra y comenzaron a realizar todos los trabajos necesarios para llevar a cabo la parcelación de su finca de Martiánez, hecho que una vez llevado a cabo, puso fin a la polémica suscitada debido a las trabas puestas por los propietarios.
            A continuación comento sucintamente las nuevas vías abiertas en la Zona de Martiánez.
Avenida de Venezuela
         Como es bien conocido de todos, se conoce con el nombre de Avenida de Venezuela al tramo de calle que partiendo de la Avenida de Colón, a la altura del Hotel Valle Mar, comunica esta avenida con la Bethencourt y Molina, desembocando en el tramo más bajo de la Avenida de Aguilar y Quesada.
           El nombre impuesto a la vía fue acordado en una sesión celebrada el veintiséis de octubre de 1960, en la que el alcalde portuense D. Isidoro Luz Cárpenter se dirigió a los miembros de la corporación manifestando que:”entre los actos a celebrar en esta ciudad el próximo día doce del mes de octubre con motivo de la Fiesta de la Raza y de la Hispanidad, figura uno dedicado a la República hermana de Venezuela país éste que en el que, desde hace siglos han tenido favorable acogida todos los hijos de este archipiélago canario que a él han emigrado. Muchos de los venezolanos ilustres que han brillado como excelentes políticos, militares, y hombres de ciencia y de las artes, tienen su ascendencia en estas Islas, y de manera especial en el Puerto de la Cruz. Se puede citar algunos de ellos que han llegado a ostenta en diferentes ocasiones el más alto cargo en aquel país como es el de Presidente de la República, Por ello estimo, que aprovechando la celebración de los actos conmemorativos de la Fiesta de la Raza y de la Hispanidad y para perpetuar la memoria de tan insignes hijos, descendientes de familias de esta ciudad, así como para estrechar los lazos de amistad y fraternidad con la República Venezolana, propongo que demos el nombre de Calle de Venezuela a la nueva vía de la Urbanización del Sector de Martiánez, que partiendo de las inmediaciones del Hotel Valle Mar, una la Avenida de Colón con la Avenida Central”.

        Panorámica aérea de las Avenidas de Martiánez. Autor anónimo
      El Excmo. Ayuntamiento portuense en pleno, después de breve deliberación, acordó por unanimidad designar con el nombre de “Calle de Venezuela” a la nueva vía de la urbanización del Sector de Martiánez, ya citada. 
             Avenida de Venezuela. Autor anónimo
            En la redacción del acta de la sesión donde se dio nombre a la Avenida de Venezuela, la vía es citada como “Calle de Venezuela”, pero ignoro si hubo otro acuerdo posterior corrigiendo la redacción o si por el contrario, no es coincidente el nombre dado en al acta por el secretario y el impuesto a la vía en cuestión. Desde hace muchos años esta vía es conocida como “Avenida de Venezuela” y como tal aparece rotulada, aunque no he encontrado constancia de este acuerdo en las actas municipales.
Panorámica aérea de Martiánez. Autor anónimo.
El trazado de esta vía tenía como objeto descongestionar el tráfico de la Avenida de Colón, proporcionando con ella, una salida alternativa y rápida de la Zona de Martiánez a aquellos vehículos que no querían recorrer totalmente la casi siempre congestionada Avenida de Colón, a la par que su construcción permitía la racional utilización de los solares procedentes de la antigua plataneras de los llamados Llanos de Martiánez, que durante finales del siglo XIX pertenecieron a Francisco García Gutiérrez y que posteriormente ya en el siglo XX pasaron a ser propiedad de los ya citados hermanos Pedro y Sebastián Fernández Perdigón.  
Avenida del Obispo Pérez Cáceres
         Es bien sabido por todos, que con este nombre se designa la calle abierta frente al Lido San Telmo y el Hotel Las Vegas, que comunica la Plaza de los Reyes Católicos, con el Paseo de Aguilar y Quesada. En realidad, su construcción se llevó a cabo en dos fases, haciéndose primero el tramo que comunicaba la Plaza de los Reyes Católicos con la avenida central, para más tarde prolongarla hasta llegar al citado Paseo de Aguilar y Quesada.
            Se utilizó para construirla el viejo Callejón de San Carlos, que arrancaba desde la calle de La Hoya hasta la Plazoleta de San Telmo. Ya comenté en una crónica anterior, que en este callejón se hallaba la entrada posterior de la casa de comidas de Dª Carmen Izquierdo García y un molino de gofio.
Plazoleta de San Telmo y Callejón de San Carlos. Foto cedida por B. Cabo Ramón
El objetivo fundamental perseguido con la apertura de esta vía, fue proporcionar una alternativa tanto para la salida como para la entrada a la Avenida de Colón, sin tener que acceder a través del Paseo de Aguilar y Quesada.
                          Avenida Obispo Pérez Cáceres. Autor anónimo
Ampliación de la Avenida de Aguilar y Quesada
         Como es bien conocido las Islas Canaria han pertenecido a la Corona Española desde  finales del siglo XV, pero nunca, a lo largo de este periodo de más de cuatro siglos, ningún monarca español había pisado territorio canario. Hubo que esperar hasta el siglo XX, concretamente hasta 1906, para que se hiciese realidad la primera visita de un Rey de Españas a las Islas Canarias. Este rey fue Alfonso XIII (1886-1941) y para llevar a cabo la preparación de su visita, se desplazó a las islas en 1905, el por entonces ministro de Marina Eduardo Cobián y Roffignac (1857-1918).    
Eduardo Cobián y Roffignac (1857-1918).Tomada de Wikipedia
      En honor a la visita del anteriormente citado ministro, el por entones recién plantado y popularmente llamado Paseo de las Palmeras, fue denominado Paseo de Eduardo Cobián. El nombre popular de esta vía se debe a la gran plantación de palmeras realizada por el gran canario Domingo Aguilar y Quesada (1834-1914), que por entonces era concejal del ayuntamiento portuense y ostentaba asimismo un importante cargo en el Hotel Taoro. 
A su fallecimiento, ocurrido en 1914, el ayuntamiento portuense, para honrar su memoria, decidió dar su nombre al citado paseo, aunque aun hoy sigue siendo conocido y denominado popularmente como Paseo de las Palmeras.  En los primeros tiempos, el paseo era una de las dos vías peatonales de acceso a la Playa de Martiánez, que como es bien sabido eran el viejo Paseo de los Tarajales, que como comentamos en una crónica anterior fue reemplazado por la Avenida de Colón y el Paseo de las Palmeras que estamos comentando. En las imágenes siguientes se muestra el citado paseo  en los primeros tiempos de su construcción, pues se aprecia que las palmeras aún no estaban muy crecidas.  
Paseo de Aguilar y Quesada. Primeras décadas del siglo XX. Cedida por  M. Díaz Febles
Paseo de Aguilar y Quesada. Años 30-40 del siglo XX. Autor anónimo.
      Avenida de Aguilar y Quesada. Foto Joaquín González Espinosa 
El aumento del interés mostrado por el pueblo hacia los baños de mar a lo largo de la primera mitad del siglo XX, hizo que el ayuntamiento decidiese construir una vía segura para que los automóviles pudieran acceder a la Playa de Martiánez y este acceso se hizo tomando una porción del espacio que ocupaba el Barranco de Martiánez. En la siguiente fotografía se puede ver la carretera contigua al Barranco de Martiánez que durante muchos años fue la única vía para acceder con automóvil a la Playa de Martiánez.     
 
          Vía de acceso a Martiánez. Mitad del siglo XX. Autor anónimo
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Con la reforma de la Zona de Martiánez emprendida por el ayuntamiento portuense bajo la alcaldía de Isidoro Luz Cárpenter, se construyó una nueva vía paralela al Paseo de Martiánez, que quedó así definitivamente encajado entre dos carreteras, de las cuales, la más cercana al Barranco de Martiánez se usó como vía de bajada y la nueva, como vía de subida, quedando así la Zona de Martiánez, perfectamente comunicada con el casco portuense.
Construcción  de la vía de salida de Martiánez. Cedida por  M. Díaz Febles
Construcción  de la vía de salida de Martiánez. Cedida por  M. Díaz Febles

Inauguración oficial de las Avenidas de Martiánez
        
En una sesión del ayuntamiento portuense celebrada a comienzos de junio de 1961, el alcalde Isidoro Luz Cárpenter informó a los concejales del expediente que se había instruido para llevar a cabo la contratación directa, sin necesidad de someterla a subasta, de la obras de pavimentación de diversas calles de nuestra ciudad, concretamente, las de Aguilar y Quesada (Paseo de las Palmeras; 387.266,45 ptas.), Calvo Sotelo (La Hoya; 106.243,50 ptas.), el Juego (37.777,50), Dr. Ingram (31.905) y Nieves Ravelo (65. 597, 89 ptas.), con los presupuestos, en pesetas, que se indican entre paréntesis, cuyo montante global ascendía a  628.790,34 pesetas.
         El alcalde explicó detalladamente a los concejales, los documentos que le había entregado al comienzo de la sesión, comentando que había ordenado hacer estas diligencias porque tenía el propósito de que las obras de pavimentación de las calles citadas, quedaran terminadas lo antes posible, para proceder a su nueva apertura, en  la inmediata conmemoración del 25 Aniversario del Movimiento Nacional, que se verificaba ese año.
          Después de leer el secretario municipal los informes emitidos por el arquitecto municipal, la Comisión de Fomento, la corporación se mostró conforme con el contenido de los mismos, y en consecuencia, votó de manera unánime a favor de la propuesta, que reunía los requisitos legales de que los asistentes al pleno municipal fuesen igual a mayor que los dos tercios de los concejales del ayuntamiento. Como los presentes al citado pleno eran nueve, y sus votos fueron todos favorables, se aprobó por unanimidad la propuesta. El alcalde quería realizar estas obras en día tan significado como el 25 Aniversario del llamado Alzamiento Nacional, para según sus palabras textuales: “como testimonio de la obra realizada por el régimen bajo la égida de nuestro Caudillo, exponente de la más genuina fecundidad del Movimiento Nacional, ante un acontecimiento tan singular que se le ofrecía como homenaje a nuestro insigne Caudillo”.
            Se acordó finalmente, que las obras de referencia se realizarían por contratación directa con el contratista Luis Díaz de Losada, ajustándose a los precios referidos y a los pliegos de condiciones que en otras ocasiones se habían utilizado para esta clase de trabajos
Discurso del alcalde en la inauguración oficial de las obras
A continuación, por su interés y por los datos que proporciona, transcribo textual y casi completamente, la parte del acta de la sesión municipal celebrada el día 21 de julio de 1961, en la que Isidoro Luz Cárpenter, informó del desarrollo de los actos organizados para la celebración del XXV Aniversario del Alzamiento Nacional y aunque asistieron casi todos los concejales, el presidente manifestó su deseo de que constara este hecho en acta. Por su interés, dado que transmite una importante información sobre el devenir de las avenidas inauguradas y permite conocer la retórica utilizada durante la época de la dictadura, transcribo literalmente la parte del acta referida al discurso pronunciado por el alcalde durante el acto del citado acto oficial. 
“En la ciudad de Puerto de la Cruz, a 21 de julio de 1961, y a las nueve horas, se reúnen en el salón de actos de la salas consistoriales, el Excmo. Ayuntamiento, en pleno, bajo la presidencia del Sr. Alcalde, D. Isidoro Luz Cárpenter, con la asistencia de los señores concejales Pedro González de Chaves y Rojas, Manuel García Yanes, Francisco García, Pablo Hernández Herrera, Juan Méndez Reverón, Imeldo Bello Baeza, Agustín Carrillo Hernández, Antonio León González, José Hernández Miranda, Enrique Talg Wyss, Francisco Perera Acosta y del secretario autorizante Manuel Florián Tomás Ibáñez, al objeto de celebrar sesión extraordinaria en primera convocatoria, según el orden del día cerrado al efecto no excusando su asistencia el concejal Pedro Acevedo Hernández.
          El segundo punto del orden del día de la sesión trataba sobre la inauguración de obras con motivo del XXV Aniversario del Alzamiento Nacional y el señor alcalde, solicitó al secretario hiciera una relación pormenorizada de los asistentes, entre los que se encontraban distinguidas autoridades como el Gobernador Accidental Juan Ravina Méndez, el General Gobernador Militar Sr. Roldán Lafuente, quien ostentaba la representación del Excmo. Sr. Capitán General de Canarias, el Comandante Militar de Marina, Ginés Sanz García de Paredes, el Juez de Primera Instancia de La Orotava, Armando Barrera, con la representación del Presidente de la Audiencia Provincial, Jorge Menéndez Rodríguez, Presidente accidental del Cabildo Insular, el arquitecto José Fraile, enviado especial de la Sección de Urbanismo, Leoncio Oramas Díaz-Llanos, ingeniero jefe del distrito forestal, Efraín Paredes Pacheco, cónsul de Venezuela, Padre Lucinio de la Cueva, superior de la padres agustinos, en representación del Excmo. Rvdo. Obispo de la Diócesis, Antonio Ascanio Monteverde, juez de paz del Puerto de la Cruz Antonio Ascanio Monteverde, Santiago Padilla Febles, alcalde de La Victoria, Juan Cullen y Lugo, representando al ayuntamiento de La Orotava, Sr. Torrents, jefe del sector aéreo y otras autoridades y representaciones. Ocupaba lugar preferente la distinguida dama Dª Corina Fernández Cullen, propietaria de los terrenos de Martiánez y demás propietarios interesados. La Corporación Municipal en pleno, concurrió a este acto.
        El secretario de la corporación Manuel Tomás Florián Ibáñez dio lectura a los acuerdos municipales mediante los que se denominaba Avenida Generalísimo Franco y calle de Obispo Pérez Cáceres, las vías de acceso a los Llanos de Martiánez y la calle nº 11, respectivamente, así como a los siguientes telegramas recibidos: “Secretario de Su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo a Isidoro Luz Cárpenter, Alcalde. Dada cuenta a su Excelencia Jefe del Estado y Generalísimo de su carta fecha 14-VII-1961, agradece su atención y la del ayuntamiento de dar Avenida Generalísimo Franco, a la vía más importante de la ciudad. Saluda a todos atentamente”. 
           El Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis Sr. D. Domingo Pérez Cáceres, transmitió el siguiente mensaje.”Agradezco de todo corazón generosos acuerdos del dignísimo Ayuntamiento que tan dignamente preside. Estado de saludo impídeme asistir. Nos representará Superior Agustinos esa Residencia. Cordialmente bendiciones Obispo”.
Calle San Carlos. Autor anónimo
      Seguidamente, el señor alcalde pronunció un importante discurso que transcribimos a continuación: “Excmos. e Ilmos. Sres., queridos amigos y pueblo en general: Dentro del marco de nuestras tradicionales Fiestas del Gran Poder de Dios y Virgen del Carmen, se cumple el XXV Aniversario del Glorioso Movimiento Nacional, raíz del régimen más fecundo de nuestra historia patria. La conmemoración de tan glorioso acontecimiento tenía que destacarse en nuestro municipio, mediante la inauguración de unas obras que constituyen por si solas las más elocuentes palabras de salutación a nuestro Caudillo, rector magnífico de los destinos de España tanto en la guerra como en
la paz que ahora gozamos, de la doctrina política que ambienta la nación capaz de operar estos maravillosos milagros. 

Construcción Avda. del Generalísimo. Autor anónimo
           En este acto, vamos a celebrar la  terminación de las obras de urbanización de la Zona 4ª, Plan Urbanizado (Martiánez), magnífico Polígono Residencial del Plan de Ordenación Urbana que oficialmente se abren hoy al público estas vías, que prueban la efectividad de nuestra política, en cumplimiento de los postulados del Gobierno.

                     Construcción Avda. del Generalísimo. Autor anónimo
 El Polígono de Martiánez comprendía unos 75.000 m2, de los cuales 10.000 m2 se han destinado a viales y han sido cedidos gratuitamente por sus propietarios D. Pedro Fernández Perdigón y su hermano Sebastián Fernández Perdigón (qepd), sin que este último haya podido ver estas realizaciones y a quien le dedicamos un cordial recuerdo. La ejecución de la urbanización ha podido ser una realidad merced a la vigencia de la Ley del Suelo de 12-V-1956 que pregona la función social de la propiedad estableciendo fórmulas para compaginar los intereses públicos con los particulares como en esta ocasión se ha producido con una magnífica compenetración.
 Construcción Avda. del Generalísimo. Autor anónimo
     No puedo silenciar en estos momentos los rasgos patrióticos que hemos vivido, de los que ha dado pruebas un humilde propietario local, que es dueño de un pequeño solar de 600 m2 y que se ha dignado a ceder 212 m2, afectados por esta amplia avenida sin querer percibir un céntimo por la parte de la parcela que hoy es vía pública. Me refiero a D. Gonzalo Melchor Cáceres Cáceres, que si en nuestra Cruzada se alistó desde el primer momento en edad madura, contribuyendo con su patriotismo a la causa nacional, ahora en la paz, los sentimientos siguen con la misma ejecutoria de la más digna y desinteresada adhesión al engrandecimiento de la Patria.
         La inauguración oficial la circunscribimos a la Avenida del Generalísimo Franco, primer tramo de la vía de penetración a la ciudad, Avenida de Aguilar y Quesada, transformada de la noche a la mañana en un espléndido boulevard, calle de Venezuela y la calle dedicada a nuestro amadísimo Obispo Pérez Cáceres, quien no ha podido asistir por la enfermedad que le mantiene en cama y estas vías en unión de la Plaza de los Reyes Católicos y la Avenida de Colón, colman la ciudad nueva y turística que ofrece un maravilloso porvenir.
             Hace dos años y medio (o sea, en febrero de 1959) tuvimos la satisfacción de abrir al público la Avenida de Colón y la Plaza de los Reyes Católicos y el ayuntamiento de mi presidencia esperaba que los Señores Fernández Perdigó, propietarios únicos de Martiánez, realizaran la apertura y urbanización de las restantes vías, ante la creciente demanda de sus terrenos en calidad de solares, pero se hizo necesario que el ayuntamiento a requerimiento de lo acordado por el Comisario de Vivienda y Urbanismo Provincial de Servicios Técnicos, encargara al arquitecto municipal el 27-VI-1960, la redacción de unos polígonos de expropiación para llevar a cabo la política impuesta por el Gobierno de facilitar la construcción de viviendas y fomentar la actuación urbanística. El proyecto fue aprobado por la corporación municipal el 3-VIII-1960 manifestando el interés de acogerse a la urgencia de expropiación regulada en el Art. 52 de la Ley.
          En sesión celebrada por el cuerpo capitular el 28-XII-1960 se dio a conocer que los Sres. Fernández Perdigón estaban procediendo a la venta de terrenos que daban a las Avenidas en proyecto sin que se hubiese realizado la parcelación preceptiva de la finca, creando evidentes problemas al municipio para el progreso urbanístico de la ciudad, acordándose suspender cualquier licencia de obras que se solicitara si los terrenos no reunían la condición de solares que exige el Art. 63 de la Ley del Suelo y ante estos hechos se acordó conceder un plazo de tres meses a los propietarios del Polígono Martiánez, para que previa la realización de los oportunos proyectos, comenzaran las obras de urbanización, pues de lo contrario actuaría el ayuntamiento mediante el sistema de ejecución directa. Este acuerdo se hizo público mediante inserción de anuncios en periódicos provinciales y dio como resultado el que los señores Fernández Perdigón, acogiéndose a la invitación del ayuntamiento buscaran la fórmula, en colaboración con los demás propietarios interesados y bajo los auspicios del municipio para que se llevasen a cabo tan importantes obras.
                                                           Inauguración de la Avenidas de Martiánez. 18-VII-1961. 
                                                                                Cedida por J. A. Marrero Córdoba
        En la financiación de la Avenida del Generalísimo han contribuido los Sres. Fernández Perdigón con el 75% del importe de la urbanización y el otro 25%, los propietarios de parcelas de la otra fachada, el Hotel Las Vegas, D. Marcial Lem, Sr. Christian, Manuel Yanes, Hoteles de Tenerife S.A, señores Fernández y el ayuntamiento.
            En la calle Pérez Cáceres, el 50% el Hotel Las Vegas, el 25% los propietarios D. Nemesio y D. Otelo González Expósito. D. Valentín Flores, D. José Martín Martín y el ayuntamiento añadió el otro 25 %. La calzada interior de la Avenida de Aguilar y Quesada la abonaron íntegramente los señores Fernández Perdigón, y la calzada exterior y el paseo central el ayuntamiento.
            La Avenida de Venezuela ha sido a cargo del Sr. Manuel Yanes Barreto el 50% y el otro 50% ha corrido a cargo del Hotel Valle-Mar, Sr. Christian y Marcial León.
Inauguración de la Avenidas de Martiánez. 18-VII-1961. 
                    Cedida por J. A. Marrero Córdoba
            Con estas obras los Sres. Fernández Perdigón están en condiciones de poner  a la venta los terrenos resultantes, magníficos solares de porvenir excepcional y en donde encontrarán con creces la compensación económica de los gastos realizados. La extensión de los solares y los precios que rigen en el mercado local hablan por sí solos del objetivo conseguido con estas realizaciones.
            Además se inauguran también hoy el Matadero Municipal, la pavimentación de la calle Calvo Sotelo (La Hoya), que abonan los propietarios de los inmuebles allí radicados conjuntamente con el ayuntamiento. La calle del Rey (después Sargento Cáceres) costeada íntegramente por el Sr D. José Manuel Sotomayor Carmona, la calles de Nieves Ravelo y El Juego, por los propietarios de las casas y el ayuntamiento, y las de Pérez Zamora y parte de Mequínez por Transportes de Tenerife S.L. A todos, reitero una vez más nuestro profundo agradecimiento.
Así, con la sencillez que describo y con la maravillosa colaboración de los señores concejales y técnicos municipales, cuya unión fructífera pregono a los cuatro vientos, y contando con el destacado contratista D. Luis Díaz de Losada, en cien días, hemos dado fin a una empresa que era la aspiración de todos mis convecinos amantes del progreso de la ciudad y se la ofrecemos hoy al Caudillo como homenaje de nuestra inquebrantable adhesión en esta conmemoración de los cinco lustros del Alzamiento Nacional.
Y para terminar deseo hacer constar nuestro agradecimiento a las autoridades, tanto civiles como militares y eclesiásticas, así como a la Dirección General de Urbanismo, que se ha dignado enviar una representación especial en la persona de D. José Fraile, destacado técnico urbanista, cuya presencia ha dado realce a este acto que constituye un hito, el más importante, del progreso urbanístico de nuestro querido Puerto de la Cruz.
El discurso terminó con los gritos de rigor de la época que eran los clásicos ¡Viva Franco¡ ¡Arriba España¡ y al terminar su disertación, D. Isidoro Luz Cárpenter, se procedió seguidamente a la ceremonia de bendición de las nuevas avenidas, descubriendo la lápida de la Avenida del Generalísimo, el Excmo. Sr. D. Arturo Roldán Lafuente, Gobernador Militar, procediendo asimismo al tradicional corte de la cinta, abriéndose al tráfico dicha vía.

                     Inauguración de la Avenidas de Martiánez. 18-VII-1961. 
                                         Cedida por J. A. Marrero Córdoba
         El Gobernador Civil accidental D. Juan Ravina Méndez tuvo a su cargo idéntica función al ser bautizada la calle del Obispo Pérez Cáceres, y el cónsul de Venezuela D. Efraín Paredes Pacheco cortó la cinta simbólica que daba acceso a la Avenida de Venezuela. Finalmente. el representante especial de la Dirección General de Urbanismo, Sr. José Fraile, abrió el acceso a la espléndida Avenida de Aguilar y Quesada. Al término de las inauguraciones, el Cónsul de Venezuela ofreció a las autoridades, representaciones y colonia venezolana de la isla, una copa de vino español en el Hotel Valle-Mar. 
       Me parece digno de mención, que a pesar de los conflictos de intereses mantenidos entre el ayuntamiento y los hermanos Sebastián y Pedro Fernández Perdigón a propósito de la urbanización del Polígono de Martiánez,  poco tiempo después el propio Isidoro Luz Cárpenter elevase al pleno municipal una propuesta que fue aceptada por unanimidad de designar una calle de nuestro municipio con el nombre de Hermanos Fernández Perdigón, como así se hizo. 
La prolongación de la Avenida del General  Francisco Franco      
En sesión del ayuntamiento se dio cuenta del proyecto de ampliación de la Avenida del Generalísimo, que en su primer tramo, como ya comenté anteriormente, sólo llegaba hasta la calle de La Hoya, que por entonces se denominaba Calvo Sotelo. Entre los planes del ayuntamiento figuraba la urbanización del sector comprendido entre la Avenida del Generalísimo Franco y el nuevo surtidor de la Empresa Disa, situado en la llamada Punta de la Carretera y que había sido construido por el tantas veces citado constructor portuense José Manuel Sotomayor Carmona. La urbanización de este sector comprendía el espacio situado entre las calles Obispo Pérez Cáceres, Dr. Pisaca y Lomito, y a tal fin se realizó un proyecto, que fue redactado por el arquitecto D. Luis Cabrera Sánchez Real y aprobado por la Comisión Provincial de Urbanismo, en su reunión de 22-IV-1963.
Una vez obtenida la aprobación, la realización de esta ampliación de la citada Avenida del Generalísimo, implicaba la iniciación de un expediente de expropiación, pues la zona en cuestión tenía numerosas casas y fincas, algunas de los cuales todavía estaban en explotación en el cultivo del plátano. Por esta razón el ayuntamiento, acordó por unanimidad, iniciar el oportuno expediente de expropiación forzosa de las fincas comprendidas en el Proyecto desde la Planta Eléctrica, hasta la calle de Zamora, incluida la Plaza que se pensaba establecer en este lugar.
Se acordó además que se hiciera con carácter de urgente, la oportuna tramitación administrativa y que para que surtiese efecto, el ayuntamiento solicitase de los propietarios afectados, que en el plazo de 15 días hábiles, comunicasen al ayuntamiento el precio en que estimasen sus propiedades, para que de conformidad con lo determinado por la Ley de Régimen Local y Ley y el Reglamento de Expropiación Forzosa, el ayuntamiento, previo informe del arquitecto municipal, acordase si procedía aceptar o rechazar las proposiciones de precios solicitadas por los propietarios.
         Después de examinados y resueltos los recursos presentados por los propietarios de la zona, el ayuntamiento llevó a cabo la extensión de la Avenida del Generalísimo, cuyas obras fueron adjudicadas en 1967 con carácter de urgencia, al tantas veces mencionado constructor Luis Díaz de Losada, cerrándose así la remodelación de la zona comprendida entre la Punta de la Carretera y la Playa de Martiánez. La citada vía constituyó a partir de su inauguración el principal acceso desde el caso municipal a la Zona de Martiánez, en tanto que la calle de Valois se convirtió en la vía de salida de la citada zona en dirección al pueblo.