miércoles, 5 de abril de 2017

Las Baterías de Santa Bárbara y San Telmo

Narré en la crónica anterior toda una serie de hechos relacionados con el Castillo de San Felipe, muy particularmente lo concerniente al levantamiento de una fortaleza provista de artillería, como punto importante para la defensa de la costa oeste del Puerto de la Orotava, ya que como relaté en las crónicas anteriores, fue este el primer lugar utilizado como desembarcadero de nuestro pueblo. También dije en crónicas anteriores, que los periódicos aluviones del Barranco de San Felipe, disminuyeron paulatinamente su fondo, hasta hacerlo prácticamente inservible para las naves de mayor calado, lo que hizo que el llamado Limpio de las Calaveras o Muelle Nuevo, cobrase junto con el Limpio del Rey, mayor importancia en el por entonces importante tráfico marítimo que mantenía nuestro pueblo, tanto con diversos países europeos como con América.
Paralelamente a su mayor uso, se planteó de manera inmediata el dotar a los nuevos desembarcaderos de sistemas defensivos para ahuyentar la llegada de buques corsarios, en busca del codiciado cargamento que muchos de estos navíos llevaban desde nuestra isla a Europa y evidentemente, el que traían desde Europa y América hacia los puertos españoles, ya que por su estratégica situación las Islas Canarias constituyeron durante los siglos XVI, XVII, XVIII y gran parte del XIX, un lugar de tránsito y donde repostar para las naves españoles, tanto en su ida hacia América como en el viaje de regreso hacia la Península.
Voy a comentar en esta nueva crónica la construcción y utilización de las Baterías de Santa Bárbara, y San Telmo, como complemento defensivo de la ya narrada fortaleza conocida como Castillo de San Felipe.
La Batería de Santa Bárbara
Utilizaré tal como hice en la crónica anterior con el Castillo de San Felipe, la información proporcionada por el coronel José María Pinto y de la Rosa en su excelente obra titulada “Apuntes para la Historia de las antiguas fortificaciones de Canarias”, que fue editada por el Museo Militar Regional de Canarias, bajo la edición del coronel Juan Tous Meliá, que a la sazón era su director [1].
Al tratar de esta batería nos describe en primer lugar su situación, afirmando que “lindaba al norte y al oeste con el mar y el camino que va al contramuelle, respectivamente; al sur, con la plazoleta del mismo muelle que empalma con la calle de Las Lonjas y al este con la casa que fue de D. Diego Jiménez”.
Desde finales del siglo XVI se acordó llevar a cabo la construcción de un muelle en el llamado Puerto de la Orotava, pero la obra no se efectuó hasta la mitad del siglo XVII, dando comienzo en torno a 1642 y durando la construcción hasta 1650. Esencialmente la obra consistió en la construcción de un muelle semicircular con escalerilla, donde años más tarde se instaló la Batería que defendía la embarcaciones que llegaban al Puerto y se situaban en el llamado Limpio de las Calaveras, probablemente por error, por confundir la palabra calavera con la marina carabela, razón por la que yo creo se debía decir Limpio de las Carabelas, pero en los mapas de la época figura como Limpio de las Calaveras. Sin embargo, me parece importante añadir que hay constancia escrita de la utilización de ese nombre, tal como vemos en el plano que el ingeniero Antonio de la Riviere levantó en 1741 y que a continuación reproduzco.

                 Plano del Puerto de la Orotava. Antonio de la Riviere. 1741
Se aprecia que en el margen izquierdo del plano anterior, existe una leyenda explicativa de toda una serie de letras mayúsculas que se encuentran repartidas por el plano. Para su mejor lectura y comprensión lo he recortado y ampliado, pues en la leyenda se dan datos interesantes, algunas de los cuales son muy bien sabidos, pero hay uno de ellos que guarda relación con la Batería de Santa Bárbara por lo que me parece importante reseñarlo. La leyenda se describe en base a letras mayúsculas, que van desde la A hasta la M, tal como puede verse en la figura siguiente.

                       Leyenda del plano de A. de la Riviere. 1741
A pesar de la dificultad para poder visualizar completamente el plano, por si alguien tiene interés en la leyenda, la reproduzco respetando la ortografía original, a pesar de que en aspectos fundamentales es muy diferente. A fin de no ocupar mucho espacio, la he agrupado más apretadamente que la escritura normal. Esa leyenda ordenada alfabéticamente, igual que se halla en el plano es la siguiente:“(A) Parroquial Iglecia  (B) Santo Domingo (C) San Francisco (D) Monasterio de Religiosas de S. Juan Bautista, i Santo Tomás de Aquino (E) Hermita y Batería de San Telmo (F) Batería del Muelle o Puerto (G) Batería proyectada a la continuación del muelle (H) Fuente que nace en medio de la montaña sobre Martianes (Y) Hermita de la Paz (J) Pila de agua, nuevamente conducida al lugar; da la suficiente para el gasto de los vecinos (K) Plaza del Charco, de la que los vecinos han vivido esperanzados de hacer un puerto. El referido charco crece y mengua con la mar (L) Casas construidas con la obligación de derruirlas en caso de ejecutar los referidos vecinos la intención de trazar el Puerto (M) Encajonados con pilotices, llenada su solidez de piedras para resguardar las casas de los embates del mar”.
La  parte del muelle donde se edificó la Batería se construyó en 1741 y las obras fueron dirigidas por el capataz Juan Pérez Ochoa, tal como consta en la escritura pública firmada ante el escribano Gabriel del Álamo Viera [2].
La Batería recibió el nombre de Santa Bárbara, muy probablemente porque esta santa es la Patrona del Arma de Artillería, aunque tengo que añadir inmediatamente que esto no lo tengo constatado en ningún escrito y por lo tanto hay que tomarlo solamente como una tentativa de explicación, que por otra parte yo considero totalmente lógica.
Por la información recogida, la Batería de Santa Bárbara tenía una construcción parecida a la de San Telmo, pues constaba de un muro con empalizada, una garita y una casilla para la pólvora. La imagen siguiente tomada de la ya citada obra de José María Pinto y de la Rosa, muestra una perspectiva de la Batería de Santa Bárbara.

                      Perspectiva de la Batería de Santa Bárbara. 1783
La batería estaba provista de dos cañones de hierro y dos de bronce de calibre 12, que lucían las armas de Portugal y Holanda, debido a que el Comandante General D. Luis Fernández de Córdoba, el cual ejerció el mando en Canarias durante el periodo 1638-1644, tuvo a bien repartir entre las fortificaciones de la Isla de Tenerife, los cañones que habían pertenecido a un buque holandés que embarrancó en la zona de Martiánez, durante un ataque a las costas de nuestra isla.
En 1808 A. Rixo da cuenta en sus Anales de la utilización de la citada batería de Santa Bárbara, con el siguiente comentario:”El 24 de marzo de  1808 fondeaban cinco naves en el Limpio. Se presentó una fragata inglesa de 50 cañones y se la dispararon 34 tiros de las baterías a cuatro botes que envió en reconocimiento de aquellos buques. Al día siguiente parlamentó desembarcando doce españoles procedentes de cierto barco caraqueño que había apresado yendo para Cádiz. Con tal plausible motivo vino al Puerto de la Cruz el Comandante General Cagigal, pretendiendo que en fuerza del Decreto de de Dantzig promulgado por Bonaparte, todo bajel que fuese visitado por otro buque de guerra inglés debía ser buena presa y quería S.E: condenar los cinco buques. Pero con ocho mil pesos que le dieron la consignatarios por buena composición, se volvió para Santa Cruz sin hacer daño” [3]. 
En 1817, D. José Cullen añadió un trozo de muralla a la que ya estaba construida, con el objeto de resguardar así su propia casa que tenía en la zona citada, es decir, en lo que hoy conocemos como calle de Las Lonjas. Además, el Capitán de Puerto, cargo que ya comenté en una crónica anterior, construyó también en la zona en cuestión, una casilla de madera que usaba para su despacho.
La Batería de Santa Bárbara existió hasta comienzos del siglo XX, momento en que las exigencias de la zona portuaria situada en las cercanías a la batería, hicieron que el alcalde Isidoro Luz Lima, solicitase a la primera autoridad militar de las islas, la preceptiva autorización para derribar la empalizada y la garita existentes, con el fin de que los camiones que accedían al muelle para las operaciones de carga y descarga tuviesen más fácil y despejado el acceso a la zona citada, para poder maniobrar más cómodamente. Una vez obtenida la autorización, se procedió a desmantelar la garita y la empalizada, dejando expedita la zona.
En la fotografía siguiente, tomada desde el lado opuesto del muelle al que se encontraba la batería, se muestra la zona citada y se observa a la derecha, una de las garitas que cité anteriormente.
 Batería de Santa Bárbara, vista desde el muelle oeste.  Autor anónimo
A continuación muestro una fotografía, en la que se ha realizado un montaje para tratar de recrear lo que era la antigua Batería de Santa Bárbara. En esta imagen, se aprecia la garita susodicha y se han añadido unos cañones y un cartel, en el que se puede leer Batería de Santa Bárbara. Insisto, en que no es una fotografía real, sino un montaje en el que sobre una foto real de la zona, se han añadido la garita, el cuerpo de guardia  los cañones y el cartel citado.
  Montaje que reproduce la Batería de Santa Bárbara. Autor anónimo
En el libro que ya he citado en varias ocasiones sobre las fortificaciones de la Islas Canarias, existe un amplio informe elaborado por la Comandancia de Ingenieros en 1843, en el que se hace una descripción de la Batería de Santa Bárbara, que por su interés transcribo literalmente:“Consiste en una línea recta paralela al canal y circular la parte que mira al mar, a barbeta y cerrada por una estacada sobre un pretil de mampostería y rastrillo de dos hojas, cuyas maderas, así como puertas y ventanas del repuesto y Cuerpo de Guardia, se han pintado para su conservación y sus poyos, pretiles y barbeta recorrido y albeado, colocando nuevo un armario para 10 fusiles.
Su emplazamiento, incluso la explanada que es horizontal, es de piedra dura, y está en muy buen estado. Tiene un Cuerpo de Guardia con su tablado para 6 hombres y un Repuesto en que también están depositadas las armas del servicio de su artillería. Es capaz de 5 piezas, y tiene montados sobre buenas cureñas cuatro cañones de bronce de a 16 y se le ha construido en la misma ocasión una garita de piedra labrada” [4].
La descripción anterior termina con un breve comentario incluido aparte, que está titulado como Observaciones, que a continuación transcribo también literalmente. “OBSERVACIONES.- Está adosada por la mitad de su gola a un edificio que sirve de Aduana, en la que también está la Casilla del Resguardo que tiene indebidamente una gran ventana a la batería por donde se puede entrar en ella sin ser visto del centinela establecido a su entrada. También los tiros que desde el mar puedan dirigirles, chocando  con el edificio de la Aduana, harán caer sus escombros sobre los que sirven las piezas” [4].
Real Aduana y zona ocupada por la Batería de Santa Bárbara. Autor anónimo
Me parecen enormemente atinadas las observaciones finales, reflejando los dos peligros reales que podían amenazar la integridad de la citada batería. Uno de ellos, de gran importancia, aunque está puesto en segundo lugar, es el de la inmediatez del edificio de la Real Aduana sobre la Batería de Santa Bárbara, puesto en caso de conflicto, sólo habría que disparar sobre un blanco tan voluminoso como la casa de la Real Aduana, para con ello arruinar por completo la batería y evitar así, las respuesta de sus cañones.
El otro reparo, no deja de ser asimismo importante, ya que mal puede un centinela vigilar el puesto que le han encomendado, si desde el interior se puede colar alguien a través de un espacio no visible para el centinela de guardia. Afortunadamente, durante los siglos XVII y XVII, no hay descritos intentos de desembarco por la citada zona, probablemente, porque la bravura del mar, unida a los escollos naturales, que siempre han estado presentes en la zona externa del muelle, hacían más peligroso el posible desembarco, que la presencia de unos pocos soldados con escaso armamento en el entorno de la zona citada.
Batería de Santa Bárbara, con la garita del centinela y Real Aduana. Cedida por B. Cabo Ramón
Muestro a continuación el plano completo de la Batería de Santa Bárbara que fue trazado por Luis Marquelli en 1792, en el que se aprecia en conjunto la planta y el perfil de la batería.
              Plano de la Batería de Santa Bárbara. Luis Marquelli. 1792
En la leyenda que acompaña al plano anterior, puede verse señalada con la letra A, la entrada principal de la batería, con la letra B el Cuerpo de Guardia, con la C, un pequeño repuesto, con la D la escalera del muelle que aún existe, así como las escaleras que llevaban hasta el cuarto del resguardo, indicado con la letra F.. Para que los lectores puedan visualizar mejor estas partes, muestro una ampliación de la zona edificada de la batería, en la que he prescindido de la leyenda explicativa del plano, porque ya está descrita en el párrafo. Lo hago así, porque me parece difícil llevar a cabo la lectura de esta leyenda en la reproducción del plano, que se tiene que hacer a escala reducida para que quepa en el formato de esta crónica.
A continuación, presento la parte edificada del batería del plano anterior, ampliándola para facilitar así, la lectura de las letras que figuran en el plano.
Fragmento del plano de la Batería de Santa Bárbara. Luis Marquelli. 1792
Seguidamente, muestro ampliado el perfil de la batería y tal como ya dije, separado del plano de la misma, para que pueda apreciarse mejor.
                Perfil de la Batería de Santa Bárbara. Luis Marquelli. 1792
Existe asimismo un informe, realizado por la Comandancia de Ingenieros sobre la Batería de Santa Bárbara, que por su interés transcribo [3]:“A la derecha del puerto,, frente a su pequeño muelle de defensa de su entrada y en unión de la Batería de San Telmo para defender los Fondeaderos del Rey y el Limpio que está a su frente; sobre un risco de piedra viva cuyos muros baña el mar ocho horas cada marea por la parte del Puerto. Estos son los sillares de piedra dura que sólo tienen labrado el paramento exterior, colocados a soga, siendo su grueso de 9 a 12 pulgadas [5] y sin otra trabazón o unión que la de la mezcla que es excelente. Este año, en la ocasión de la visita, se ha reparado la parte del muro que se había arruinado en la extensión de unas treinta varas cuadradas, habiéndose construido con mayores piedras y mejor labradas, poniendo tizones y enlazándolas con los riscos que le sirven de cimientos y a los que se unen por los costados y cogiendo las juntas con zulaque [6]. Además, se han asegurado varios sillares que estaban movidos y enlechado y cogido los puntos que lo necesitaban”.
En los Anales de Álvarez Rixo se encuentra poca información acerca de la Batería de Santa Bárbara, pero aún siendo escasa, me parece interesante pues como veremos proporciona informa noticias adicionales a las ya escritas anteriormente. Así, en el año el resumen del año 1701, fecha en la que comienza los citados Anales, se puede leer:”Fortificaciones: el Castillo de San Felipe, cuyo principio data desde el año 1630, que lo mandó a construir el Cabildo de las Isla. Y el muelle o Santa Bárbara, principiado por los años 1641-50, época en que se meditó y comenzó a formar un puerto artificial” [7].
Ya en el año 1741 Rixo comenta:”Consta por documento de ajuste ante Álamo y Viera, folio 171, entre don Antonio Riviers, Coronel de Ingenieros y Juan Pérez Ochos, Albañil y en que intervino el Comandante don Ángel Bonito Pinateli, se procedió al acrecentamiento del muelle o Batería de Santa Bárbara, cuya obra es la parte semicircular vuelta al mar y se distingue y está mucho mejor que la antigua. Este propio Coronel, o séase otro denominado don Roberto Riviers, arrendó al Rey las Aduanas, y en la nuestra suprimió por sí mismo el derecha del lastre, o quinta parte del valor de éste, que una vez perdida el Agua del Rey, estaba sirviendo para costear la demolición de una peña que incomodaba en esa caleta o boca del puerto” [8].
En el año 1810, como ya comenté en una crónica anterior, tuvo lugar el llamado Motín de los Franceses, en el que el francés Louis Beltrán Broual, maestro de primeras letras, que huyendo de la chusma enfurecida se refugió primero en la Batería de Santa Bárbara buscando el amparo del Gobernador Militar que residía en esa vivienda. La chusma le exigió al Gobernador Militar que le entregase  al maestro, cosa que éste hizo temiendo que con el alboroto se desmandase el populacho contra su autoridad, solicitando al populacho que lo condujeran a La Orotava. Así se lo prometieron, pero en cuanto salió a la calle, le descargaron un golpe en la cabeza y le acabaron de matar, cuando puesto de rodillas les imploraba su perdón.
La narración nos permite conocer que en la casa de la Real Aduana residía el Gobernador Militar, que por esta razón tenía muy cerca a la tropa que mandaba, ya que como antes comenté, esta casa estaba situada detrás del muelle de Santa Bárbara.
Igualmente, A. Rixo da noticia de la existencia de Castellanos de la Fortaleza de Santa Bárbara, pues cita que en el año de 1800 actuaba como tal Sebastián García Rojas [9] y más adelante, comenta que:“llegó el titulo de Alcalde para don José González Romero, a quien le excusó el Comandante General, por ser Castellano de la Batería de Santa Bárbara...” [10].
La Batería de San Telmo
Siguiendo con la idea expresada al comienzo de esta crónica, comento la llamada Batería de San Telmo, que evidentemente fue construida con su pequeño fuerte, para defender el llamado Pesquero del Rey, cuya situación y características ya describí en una crónica anterior.
            No he encontrado información fidedigna acerca del año en que fue construida esta batería, pero el cronista Viera y Clavijo afirma en su obra Noticia de la Historia General de las Islas Canarias, que en 1707, D. Agustín de Robles y Lorenzana, Caballero de la Orden de Santiago, que ostentó el cargo de Comandante General entre 1703 y 1709, nombró un Castellano para esta batería, que en su libro designa como Batería de San Pedro González Telmo.
Sin embargo, curiosamente su existencia no es mencionada en 1733, pues no aparece citada en las llamadas Sinodales escritas por el Ilmo. Sr. Obispo de Canarias D. Pedro Manuel Dávila y Cárdenes, que ostentó este cargo entre los años 1732 y 1739. Yo me inclino por tomar como dato más fiable la cita de Viera y Clavijo, pues el Obispo estaría más atento a otras cosas y puede haber pasado por alto la batería, algo que a él podía parecerle trivial.
En los Anales de A. Rixo, en su comentario relativo al año de 1767, ya se hace mención de la citada batería, pues el cronista portuense comenta: “Por solicitud de Matías Gálvez se hizo la muralla que va desde la calle de Santo Domingo hasta la Batería de San Telmo. Antes de esto, era una empalizada a trechos, piedras y riscos” [11].
Paso a continuación a describir la Batería de San Telmo, usando para ello el libro de José María Pinto y de la Rosa [1, p.622]. Está inscrita en el Registro de la Propiedad de la Villa de la Orotava el 1 de julio de 1900, en el folio 70 del Tomo 28 relativo al Puerto de la Cruz y en la descripción se cita ”con una superficie de 1.302,94 m2 y linda al norte con los arrecifes de la Playa de San Telmo, al sur y al oeste con la calle de San Telmo y al este, con el callejón que baja a la playa”. Este callejón ya lo he citado en otras crónicas anteriores y corresponde al llamado Callejón de San Carlos, que actualmente está desaparecido, por encontrarse englobado dentro del espacio ocupado por la Avenida de la Familia Bethencourt Molina. En una crónica anterior, puse una foto del citado callejón.
             Continuando con la descripción de la Batería de San Telmo se dice. “se halla en el extremo de la población con cota de 4,00 metros, distando tres metros de la orilla del mar. Por la gola, la separa de los edificios particulares, una calle de tres metros de ancha”.
En la imagen siguiente muestro esta calle, que no es otra cosa que la prolongación de la calle de San Telmo, que se extiende desde Santo Domingo hasta la Ermita de San Telmo. 
     Plazoleta de San Telmo, sin el muro que la rodea. Autor anónimo
Conviene añadir para evitar equívocos, que en la imagen anterior no aparece el muro que separaba la calle del espacio ocupado por la Batería, lo que si se ve en la imagen siguiente.
                                  Plaza y Calle de San Telmo. Autor anónimo
Continuando con la descripción de la Batería se añade:“tiene una longitud de magistral de 51,60 metros y consta de una sola explanada, teniendo la forma de un polígono regular, cerrado por un muro de 0,80 metros de ancho. A la derecha hay una garita de piedra y a la izquierda un repuesto circular casi derruido. En el centro de la batería, está enclavada la Ermita de San Telmo”.
            En la imagen siguiente se muestra una perspectiva de la Batería de San Telmo, en la que se ve nen primer plano las rocas sobre las que se asienta y a la izquierda del todo, la Cueva de San Telmo, que como comenté en una crónica muy anterior, tenía un manantial subterráneo de agua dulce, procedente de la escorrentías del Barranco de Martiánez que en la antigüedad desembocaba en los alrededores de San Telmo. Los efectos beneficiosos de esta agua también fueron descritos en una crónica anterior y en este momento sólo añadiré que ese manantial subterráneo está completamente cegado después de la construcción del Lido San Telmo. 

Perspectiva de la Batería de San Telmo.
             Se aprecia en primer término la empalizada de la parte vuelta hacia el Boquete de San Telmo, que afortunadamente aún se conserva y en medio, se ve la Ermita de San Telmo.
            Prosiguiendo con la descripción añado que se comenta asimismo, “que por su proximidad al mar, las olas han socavado los cimientos, practicando excavaciones que han dejado en hueco parte de la explanada amenazando desploma. Y ha desparecido parte del frente marítimo. En 1792 parecía que se iba a llevar a cabo el traslado de la ermita a otro lugar, pero no llegó a producirse”.
           A continuación muestro los planos de la Batería de San Telmo, indicando que si bien en el libro de José María Pinto y de la Rosa vienen unidos, a mi me ha parecido más oportuno separarlos, para facilitar su visión, que de otro modo quedaría muy reducida.
                    Plano de la Batería de San Telmo. Luis Marquelli. 1792
En el plano anterior, se divisan las dos garitas señaladas con las letras B y E, que actualmente se conservan. La garita B es la que se encuentra más cercana al actual Lido San Telmo, mientras que la E, es la que está a la entrada cuando se viene desde el Boquete de San Telmo. Se aprecia en el plano, que la batería estaba cerrada totalmente por la parte más próxima a la Cueva de San Telmo y que su entrada se hacía  por el portón Y que se hallaba cercano a la garita externa E.
En las fotos siguientes muestro las dos garitas citadas comenzando por la designada por la letra E y después por la nombrada con la letra B. La imagen siguiente corresponde a la garita E y se observa que está flanqueada por una mujer y un hombre. En la zona media de la imagen puede divisarse la casona denominada como Casino, construía por el genovés Luis Lavaggi en la segunda mitad del siglo XIX y al fondo y en la parte superior, se ve el Hotel Taoro ya construido, lo que permite situar cronológicamente la imagen en las primeras décadas del siglo XX. En la parte izquierda parece verse restos de la antigua  fortaleza, que en plano anterior estaba señalada con la letra K y que para entendernos, quedaba muy cerca del Paseo de San Telmo que discurría por el exterior de la Batería y la Ermita.
Imagen de la parte señalada como E en el plano anterior. Autor anónimo
A continuación muestro una foto en la que puede verse la garita anterior muy remozada junto con parte de la empalizada.
           Garita exterior (E) de la batería de San Telmo. Autor anónimo
En la foto siguiente se ve la imagen de la garita B situada en las cercanías de la Cueva San Telmo, o para entendernos mejor, del actual Lido San Telmo.

                          Garita B  de la batería de San Telmo. Autor anónimo
En la fotografía siguiente puede verse restos de la antigua construcción existente en la citada Batería.
En la esquina izquierda se ven los restos de la antigua Batería de S. Telmo. Cedida por B. Cabo Ramón 
En el plano del perfil de la Batería de San Telmo, indicado como “Elevación que pasa por la línea MN”, señalada en la parte baja del plano anterior y que esencialmente corresponde con una vista de la Batería hecha desde el mar.
                Plano que muestra la elevación que pasa por la línea MN
En este plano se aprecian varias letras, concretamente la A, D, F y G, que creo merecen una pequeña explicación. Con la letra A se indica en el plano la cueva que se interna por debajo de la ermita a la que popularmente llamábamos Cueva de San Telmo, en la que tal como comenté en una crónica anterior existió un manantial de agua dulce procedente de las escorrentías del Barranco de Martiánez. Según la leyenda del plano es una “cueva que internándose cinco toesas, coge parte la Garita B, y llega próximo al ángulo C de la Capilla”. Teniendo en cuenta la equivalencia de la toesa, según el plano la cueva tenía 9,730 metros, es decir, casi 10 metros de profundidad [12].
            Con la letra D se señala otra cueva, que coge parte de la garita E y que según la leyenda del plano, era “otra cueva que igualmente coge parte de la Garita E, y ambas se van cayendo poco a poco, con perjuicio del Muro”.De manera similar se señala en el plano con la letra F, una roca que se define con la leyenda “risco saliente pegado al Muro, que también se está cayendo con igual perjuicio”.
La última leyenda del plano hace referencia a la letra G, que se ve mejor en el plano anterior y que era la batería propiamente dicha. Está definida como “Batería a barbeta, cerrada con el pequeño muro y estacada H, su rastrillo Y y la casita K, cuya pared intermedia L llega a la altura de su cordón”. Para visualizar mejor esta zona, me parece oportuno remitir al lector al primer plano en el que se recogen las letras que aparecen en esta leyenda.
Finalmente, muestro el tercer plano que se describe “como Perfil cortado por la línea O, P, Q, es decir, por una línea imaginaria que pasase verticalmente por el centro del primer plano. 
                                  Plano del perfil cortado por la línea O, P, Q.
En la imagen siguiente se ve la costa de San Telmo, situada debajo de la zona, en la que estuvo situada la Batería y la Ermita. La Batería está desaparecida, pero la Ermita continúa en su lugar todavía.

   Cuevas situadas debajo de la Plaza de San Telmo. Autor anónimo
He hallado asimismo otro plano de la Batería de San Telmo, elaborado por Antonio de la Riviere, que esencialmente es muy similar al anterior de Luis Marqueli, por lo que no voy a comentarlo, sino simplemente mostrarlo.
Plano de la Batería de San Telmo. A. de la Riviere. 1741

Perfil de la Batería de San Telmo. A. de la Riviere. 1741

Perfil de la Batería de San Telmo. A. de la Riviere. 1741
En la citada obra de José María Pinto de la Rosa se cita [p. 624] un informe fechado el 10 de octubre de 1843, hecho por la Comandancia de Ingenieros, en el que se afirma sobre la Batería de San Telmo lo siguiente: “Consiste en una figura irregular de siete lados, cuyo perímetro es de 128 varas [100, 6 metros; Ver cita 12], y de ellos tres son de 14, 25 y 24 varas (11,0; 19,65 y 18,86 metros, respectivamente), comprenden su explanada de piedra viva, que se encuentra horizontal y en buen estado, siendo capaz de 5 piezas (hoy tiene 2 de hierro de a 12 y 2 de bronce de a 16, con sus correspondientes juegos de armas y cureñas en buen estado. Los restantes lados de la Batería consisten en un pretil sobre el que hay una fuerte palizada de madera de tea. En el lado frente a su entrada y a la derecha de la Batería, que se hace por un rastrillo de madera de tea, está el Cuerpo de Guardia de 4 por 6 varas (3,14 por 4,71 metros), cuyo piso que estaba terrizo se ha empedrado, reparado la puerta y ventana y también varios desconchados de sus paredes y los de toda la batería y pintado las puertas estacada por su conservación”
Dos de los cañones de la antigua Batería de San Telmo. Cedida por B. Cabo Ramón

   Explanada de piedra de la Plaza de Santa Telmo. Autor anónimo
En el centro de la Batería está la Ermita de San Telmo, cuyas paredes y techo están en muy mal estado, por abandono. Su sacristía sirve de Cuerpo de Guardia, en caso necesario y el Cuerpo de Guardia se destina para efectos del servicio de artillería.
                       Ermita de San Telmo. Autor anónimo. Años 50
Desde la calle de Santo Domingo se entra en la que conduce a esta Batería, que sólo tiene casas por la derecha, y por la izquierda está la costa sobre roca bastante elevada y como para pasar a cubierto a la  Batería y en defensa del Fondeadero del Rey que está a su frente, hay un parapeto corrido siguiendo la configuración del terreno de ángulos muy obtusos, siendo su total longitud de 174 varas (136,76 metros) hasta la Batería que es el extremo derecho de este atrincheramiento, habiendo cerrado su emplazamiento con la fuerte estacada que tiene”.
Batería de San Telmo, alrededor de 1893. Rodrigo de la Puerta. Subida por M. Hernández Castilla
Muestro finalmente la calle de San Telmo, vista desde  la ermita hasta su cruce con la calle de Santo Domingo. Como dato de interés añado que por solicitud de Matías Gálvez Gallardo se hizo en 1767 la muralla que va desde la calle de Santo Domingo hasta la Batería de San Telmo, y que según cuenta Rixo “antes era empalizada a trechos, piedras y riscos” [14].
                                             Calle de San Telmo. Autor anónimo
En los Anales de A. Rixo se cita en varias ocasiones la Batería de San Telmo y así, en 1793, se dice: "el Gobernador Militar recibió orden para dar las gracias en nombre de S.M. a don Francisco Caballero Sarmiento, Castellano de la Batería de San Telmo, por haberla reedificado a su propia costa. ...La había baldeado y puesto en élla unos cañones pequeños, que antes tenía el piso de tierra, con un solo cañón" [15].
En 1836 y en la misma obra anterior se comenta:"Las fortalezas de San Telmo, San Felipe y Santa Bárbara, las cuales, estaban ruinosas se estuvieron reedificando en los meses de octubre y noviembre. El Gobernador don Leonardo Cordero solicitó que se hiciese esta reforma y vino de Santa Cruz para cuidar de ellas, el Sobrestante Mayor de Fortificaciones, Álferez don Pedro Pérez. Importaron las obras 2,480 reales de vellón Y la cría de cal y canto puesta oportunamente en la casilla de la pólvora de San Telmo, impidió su desplome al primer mar de leva" [16].
En 1838, vuelve a parecer otro comentario en los Anales por una gran mar de leva que azotó nuestras costas y Rixo comenta:"Saltó (el mar) por encima de la batería de San Telmo, la cual encharcó dejando dentro un pez mediano, cuyo nombre es jurel; y separó un pedazo de montullo que estaba debajo de esta muralla, por haber movido los cimientos de roca viva" [17].
En 1839 vuelve a parecer otro comentario relativo a las fortificaciones:"Por octubre se principió un pedazo de muralla junto al muelle nuevo para defensa de aquellas casas y se concluyó el 25 de noviembre. El Ayuntamiento desde primero de año había pedido dinero para ello a la Junta de Fortificaciones; y después de muchas conduermas dio 15 mil reales de vellón y algunos vecinos pagaron algunos jornales; en el propio octubre se recompuso en la Batería de San Telmo el daño que la hizo el último mar de leva. Y ya en diciembre la muralla junto a San Felipe" . En ese mismo año Rixo comenta:"En octubre llegó la Real Orden de 10 de septiembre del corriente año aboliendo en estas islas los empleos de castellanos o gobernadores de fortalezas. Motivó esto que don Domingo Betancourt, vecino de este pueblo, castellano de la batería denominada La Rosa en la plaza de Santa Cruz, solicitó que Su Majestad le transfiriese a la de San telmo, en este lugar, donde era morador. Preguntó el Gobierno al Comandante General Marqués de la Concordía, ¿qué especie de empleos eran éstos y para que servían? e impuestos por S.E que de nada" [18].
En 1842 en un nuevo comentario se afirma:"Por los mares de leva se había deteriorado la muralla del muelle y desde fines de mayo al trece de junio se reedificó su exterior, poniéndole los cantos que ya le faltaban. También se construyó una garita de mampostería, quitando la de madera y se pintó la empalizada de esta batería y la de San Telmo, para todo lo cual estuvo aquí el Capitán de Ingeniers don Luis Muñoz; importando el gasto más de 1.000 reales de vellón" [19]. 
En 1804, comenta Rixo:"El 1 de mayo se procedió por orden del Gobierno a apreciar las fortalezas, sin saberse su objeto, y resultó que las existentes en este Puerto valieron como sigue: el Castillo de San Felipe 34.268 reales de vellón (rv.) y 16 maravedíes (m.), la batería de Santa Bárbara 30.265 rv y 15 m y la Batería de San Telmo 24.148 rv. y 28 m." [20].  
Como es bien sabido existió otra batería en las costas de nuestro pueblo, concretamente, la llamada Batería de San Carlos, fundada por Matías Gálvez Gallardo en 1767, que se hallaba situada en la Playa de Martiánez y fue arrasada por el aluvión de 1826. Esta batería ya fue descrita en una crónica anterior al hablar de la Playa de Martiánez y por tanto no creo oportuno volver a insistir sobre este tema.

BIBLIOGRAFÍA
1.                   Apuntes para la Historia de las antiguas fortificaciones de Canarias. José María     Pinto y de la Rosa.
2.         PN Gabriel del Álamo Viera, fos 171...
3.         Anales, p. 200.
4.         Obra citada [1], p.620-621.
5.         Antigua medida de longitud, equivalente a 2,30 centímetros.
6.      Se conocía con el nombre de zulaque una especie de betún hecho con cal, aceite, estopa y escorias o vidrios molidos, usado antiguamente para tapar las juntas de las cañerías de agua, las costuras de las embarcaciones y para obras hidráulicas. Existía asimismo, el verbo zulacar, entendido como hacer la operación de tapar las juntas de las cañerías, las costuras de los fondos de las embarcaciones, Se usaba en la realización de obras hidráulicas.
7.         Anales, p. 10.
8.         Anales, p. 59-60.
9.         Anales, p. 155.
10.       Anales, p. 306.
11.       Anales, p. 81.
12.       La toesa era una  antigua medida francesa de longitud cuya equivalencia era de 1,946 metros, por lo que cueva tenía una profundidad de 9,730 metros.
13.       La llamada vara castellana equivalía a 3 pies, que son 0, 2786 metros. Por tanto 128 varas de perímetro son aproximadamente 100, 6 metros.
14.       Anales, p. 81.
15.       Anales, p. 143.
16.       Anales, p. 334-335.
17.       Anales, p. 339.
18.       Anales, p. 341 y 343.
19.       Anales, p. 359.
20.       Anales, p. 407.

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