Comienzo con esta crónica una nueve serie dedicada a
las construcciones religiosas de nuestro pueblo, a saber la Ermita de Nuestra
Señora de la Paz, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Peña de Francia,
la Iglesia de San Francisco, la Iglesia de la Peñita y las diferentes Ermitas y Cruces,
citadas por orden de antigüedad en su construcción.
Siguiendo este criterio, comienzo con la Ermita de
Nuestra Señora de la Paz, que si bien durante siglos estuvo situada en
territorio perteneciente al ayuntamiento de La Orotava, desde finales del siglo
XIX, con la extensión territorial concedida al Puerto de la Cruz, este pueblo
extendió sus límites hasta la zona situada por encima del Jardín de
Aclimatación, popularmente conocido desde la antigüedad como Jardín Botánico. A
partir de este momento, la citada ermita, que desde hace años ya es parroquia, está
enclavada en el término municipal del Puerto de la Cruz.
La época guanche
Me parece oportuno situar y comentar aunque solo sea
levemente, las más acusadas características del territorio en que se construyó
la que hoy en día es la más antigua edificación religiosa de nuestra actual
ciudad y ese honor lo ostenta la llamada Ermita de Nuestra Señora de la la Paz y San Amaro, cuyo origen se
remonta a la última década del siglo XVI.
Ha sido muy citado y comentado, que el territorio comprendido
entre el Acantilado de Martiánez y la zona situada en el entorno del Jardín
Botánico, que la suavidad de su clima y la presencia de abundante agua en la
llamada Fuente de Martiánez, situada en las cercanías de la citada zona, fueron
factores importantes para que el lugar fuese escogida como el asentamiento
de una nutrida colonia guanche, de cuya presencia ya di cuenta en una crónica
anterior, en la que mostré pruebas inequívocas de su estancia, puesta de
relieve por el hallazgo de numerosos restos humanos de los antiguos guanches
habitantes de la zona, en una cueva sepulcral, situada en la cercanías del
paraje actualmente conocido como La Paz.
Por el interés que la zona presentó como hábitat de
nuestros antepasados guanches, reproduzco un fragmento de una crónica anterior
ya publicada, en la que se mencionaba un trabajo de
prospección arqueológica realizado en el litoral del antiguo Menceyato de
Taoro, concretamente en los municipios de Los Realejos, Puerto de la Cruz y La
Orotava, por los investigadores Alfredo Mederos Martín y Gabriel Escribano
Cobo, quienes al describir los resultados obtenidos en el Acantilado de
Martiánez, mencionan la zona llamada Acantilado
de Martiánez VIII, del siguiente modo :”Cueva de habitación, situada
a 55m sobre el nivel del mar, en la margen derecha del Barranco de Martiánez,
en la trasera del Centro Comercial Las Pirámides de Martiánez, cuyo acceso
exige técnicas de escalada al encontrarse colgada en el acantilado, localizada
durante el inventario arqueológico del Puerto de la Cruz, tras descolgarse C.
G. González unos 15m desde el Paseo Marítimo. Según el inventario, podría
tratarse de la Cueva de los Siete Palacios, porque presenta siete pequeñas
cámaras en su interior. Está orientada a 280ºW, con una boca de 1,30 m de
longitud a la entrada, 1,40 m de altura y unos 11 m de profundidad, ganando
amplitud en el interior donde se alcanzan 6 m de ancho y 2.20-2.75 m de altura.
En superficie se documentó restos humanos, obsidiana y huesos de
ovicaprinos" [1].
En la imagen siguiente se
aprecia la zona citada, que se hallaba muy cercana al viejo y estrecho sendero
que permitía ascender por el Acantilado hasta La Paz.
El Acantilado de
Martiánez, visto desde las Piscinas de Martiánez.
A la derecha se sitúa la
Cueva de los Siete Palacios. Foto A. Miranda Armas
|
Después de la conquista de la isla de Tenerife por los
castellanos, la zona fue durante los siglos posteriores muy esquilmada por los buscadores de guano,
que descendían a las grutas en busca de este material, producto de las
deposiciones de las palomas silvestres que anidaban en las cuevas que existen en este lugar. Justamente en
una de estas búsquedas se descubrió, la anterior cueva que ya comenté incluyendo su situación y descripción.
Los cultivos de los Llanos de la
Paz
El terreno en el que se situó la Ermita de Nuestra
Señora de la Paz, era denominado antiguamente como Sancho Caballero, por ser
esta persona el dueño de muchas de las abundantes y feraces tierras de cultivo que
existían en la zona citada, en la que consta hubo buenas plantaciones de vid,
concretamente de la variedad malvasía, que era la productora del afamado vino
que se exportaba desde nuestra isla hacia Europa y América, durante los siglos
XVII, XVIII y parte del XIX.
Este lugar aunque estaba muy cercano a nuestro
pueblo, desde el punto de vista jerárquico dependía, al igual que lo hacía el
Puerto de la Orotava, del por entonces lugar de La Orotava, a cuyo municipio
pertenecía la zona citada.
Por otra parte, debido el mayor auge de asentamiento
y por tanto de construcción de viviendas., el desarrollo urbano del lugar de La
Orotava tuvo lugar anteriormente al de nuestro actual pueblo. Su crecimiento, basado en los buenos terrenos aptos para la agricultura, hizo que La
Orotava prosperase rápidamente a lo largo del siglo XVI, en tanto que el
asentamiento y el desarrollo urbano del Puerto de la Cruz fue mucho más lento y
nunca estuvo ligado primordialmente al cultivo agrícola, ya que como narré en
las crónicas anteriores, nuestro pueblo, por su origen volcánico, carecía de un suelo apto para la producción
agrícola en gran escala.
El primer gran cultivo que se desarrolló en el Valle
de la Orotava a lo largo del siglo XVI fue el de la caña de azúcar, y por ello
existieron en el citado valle varios ingenios azucareros para la producción de
este preciado producto, cuyo último destino era la exportación. Y en esta
última faceta fue donde jugaron Garachico y el Puerto de la Cruz, un importante
papel por ser puertos de mar, que se utilizaron para la recepción de las
materias primas necesarias y para la exportación del azúcar hacia Europa.
Cuando la colonización del continente americano
estuvo completa y empezaron a desarrollarse en ese continente plantaciones azucareras, Canarias
no pudo competir en igualdad de condiciones con el cultivo de la caña de azúcar
que se hacía en la América española, lo que obligó a que paulatinamente se
fuera abandonando este cultivo y adaptándose a otro nuevo, que realmente fue prometedor y situó a Canarias y particularmente a las islas de Tenerife y La Palma, en una situación privilegiada. Me
refiero al cultivo de la vid y con ella a la producción del vino, mereciendo
especial mención el exquisito vino malvasía, que fue la perla que hizo conocida
y famosa a Canarias en toda Europa y gran parte de la América del Norte, pues tal
como tal como se narra en algunas crónicas, la independencia de los Estados
Unidos de América se celebró con el malvasía canario.
La
construcción de la ermita
En lo referente a la construcción de la Ermita de
Nuestra Señora de la Paz y San Amaro, el eminente historiador canario Leopoldo de la Rosa Olivera
afirma que fue construida en 1591 [2] y el historiador orotavense Antonio Luque
Hernández, en su libro La Orotava, corazón de Tenerife, comenta asimismo
[3], que la ermita fue fundada en la misma fecha, por Juan de Mesa y Lugo,
capitán y regidor de Tenerife y vecino del lugar de La Orotava. Según el mismo
autor, la figura de Nuestra Señora de la Paz fue donada, un siglo después, por
Lope de Mesa y Llarena, capitán de milicias, regidor y alguacil mayor perpetuo
de Tenerife y biznieto de Juan de Mesa y Lugo.
Plano de situación de la
Ermita de San Amaro. Autor anónimo
|
No deja de ser paradójica la construcción de esta
ermita en una zona poco poblada y relativamente alejada de lo que constituyó el
núcleo poblacional inicial del incipiente lugar del Puerto de la Cruz, así como
también del más antiguo y poblado lugar de La Orotava, del que se encontraba mucho más distante que de nuestro
pueblo. Hoy las distancia citadas nos pueden parecer muy cortas y creo que
incluso hasta ridículas, pero conviene no olvidar que a finales del siglo XVI, el único
medio de transporte eran las carretas para la gente de condición humilde, los caballos, que eran un privilegio
reservado solamente para los caballeros, entendiendo por tal a los hombres de
cierto poder económico y en consecuencia que poseían un lugar destacado en la
sociedad de la época y en último extremo, las calesas, que a su vez también eran
tiradas por caballos y eran usadas por gente de la buena sociedad.
Ermita de Nª Sª de la Paz y San Amaro. Autor anónimo
|
Otra opinión diferente es la emitida por Lorenzo
Santana, para quien la explicación podría estribar en el deseo de los
habitantes del cercano lugar de La Orotava, de disponer de un espacio abierto y
relativamente cercano, para poder celebrar romerías, lo que justificaría la
presencia de la imagen de un santo de gran significación romera como San Amaro
en la citada ermita [5].
Otra versión distinta sobre el por qué de la
construcción de ermita en una zona despoblada, se basa en admitir que fue
levantada para llevar a cabo la cristianización de estos lugares que en tiempos
antiguos fueron de un importante valor espiritual para la población aborigen de
los guanches, que como ya cité en una crónica anterior tuvieron en el cercano
Acantilado de Martiánez una importante necrópolis. No hay una opinión unánime
sobre este tema y las diferentes versiones que he citado, sólo son conjeturas
hechas sobre una base más o menos razonable.
Juan Antonio Franchi Alfaro, al respecto del reparto
hecho por el Cabildo de la isla de Tenerife de la llamada dehesa comunal del
Puerto se queja de la extensión que el corregidor dio al citado lugar, al
hacerla llegar “hasta el Llano de la Paz,
donde el año 1591 habían fundado los vecinos de La Orotava una ermita de
Nuestra Señora de la Paz, por su devoción y salir, como salían, los caballeros
a ejercitarse en sus caballos y aprender el uso de las armas y gineta, tan
necesarios para la nobleza en la edad de la juventud” [6].
Tal como comenté anteriormente, diversos autores
citan 1591 como el año de la construcción de la ermita, aunque hay evidencias
que permiten afirmar que la erección de la ermita de Nuestra Señora de la Paz
se inició con anterioridad a la fecha citada. Así, en el testamento de Gonzalo
Pérez Naco, vecino del lugar de La Orotava, realizado en marzo de 1589, dejó tres doblas de tributo perpetuo a la Ermita de Nuestra Señora de la Paz, "que se hace debajo de este lugar" y mandó que en la citada ermita "se me digan en cada un año por ..[roto] la Encarnación en su día..., una misa cantada", manifestando asimismo su voluntad "de dejar los dichos mis bienes a la ermita de nuestra Sª de la pas.." [7]. Es un testimonio indudable, que prueba que la
edificación de la ermita había comenzado con anterioridad a la fecha del
testamento citado, lo que probablemente sitúa el comienzo de la construcción de
la ermita en torno a 1588-89.
Otro argumento importante, lo obtenemos en el registro realizado con ocasión del
bautizo de Juan, un esclavo de Alonso García Calzadilla, que se celebró el día 29 de
noviembre de 1590 en la Parroquia de La Concepción de la Orotava, en el que
actuó como padrino el hermano Andrés, que en el citado registro para dar constancia
del bautizo, es citado como "ermitaño
de Nuestra Señora de la Paz" [8].
En este punto conviene recordar que hasta el pasado siglo la zona
conocida como La Paz, estaba integrada en la Villa de la Orotava y que por esta
razón la Ermita de Nuestra Señora de la Paz, se hallaba bajo la dependencia de
la parroquia matriz de La Concepción de la Orotava.
Ermita de Nª Sª de la Paz y San Amaro. Autor anónimo
|
En 1597, José de Llarena Ca1derón dio a Nicolás
García Calzadilla, vecino de La Orotava, la tierra que tenía junto a la Ermita
de Nuestra Señora de la Paz, que “dicen
de La Cuadra, notoria, conocida y cercada”; se la arrendó por nueve años, y como pago del arriendo debía darle
cada año 10 fanegas de trigo bueno y
limpio [9].
En ese mismo año, Ana de Lugo, mujer de Blas Miguel, mercader vecino de La Orotava, dejó en su testamento una limosna de 4
reales y una dobla para ayudar a la
compra de un cáliz para la ermita [10].
De gran interés es la información siguiente, relativa
al testamento del Licenciado Francisco Hernández, Beneficiado de la Iglesia Parroquial de la Concepción de La Orotava,
quien era hijo de Elvira de León y de
Pedro Méndez, y pidió ser enterrado
en la Ermita de Nuestra Señora de la
Paz [11]. Francisco Hernández fue mayordomo de la Ermita de Nuestra Señora de
la Paz, y durante su mayordomía la mejoró con la construcción de un cuarto y
unos aposentos que realizó a su costa, y en una cláusula de su testamento se
afirma que éste último fundó una capellanía para que se le dijesen dos misas.
Por el mismo testamento anteriormente citado se sabe
que Francisco Hernández compró asimismo un tributo de 100 doblas a la beata
Catalina Estopiñán, otro de 4 doblas a los herederos de Manuel Gómez Galván,
así como otro de 20 doblas a Baltasar Pérez Valladares, todos destinados para
la citada ermita, porque tenía una gran devoción a Nuestra Señora de la Paz.
Dejó asimismo un legado a su sobrino que se llamaba Francisco Hernández, igual
que él, para que pudiera hacerse cura.
A este respecto, el prestigioso investigador Manuel Rodríguez Mesa comenta que los beneficiados de la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de La Orotava, Roque Carrillo-natural de La Palma, hijo de castellanos y graduado en cánones por la Universidad de Valencia y el anteriormente citado Francisco Hernández,-bachiller hijo de portugueses-, asumieron la responsabilidad de decir "por el dia de nta. Sª de la Encarnación o en su octaba, una misa cantada a la advocación de la dha. Hermita, donde acuden en procesión con cruz alta" [12].
A este respecto, el prestigioso investigador Manuel Rodríguez Mesa comenta que los beneficiados de la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de La Orotava, Roque Carrillo-natural de La Palma, hijo de castellanos y graduado en cánones por la Universidad de Valencia y el anteriormente citado Francisco Hernández,-bachiller hijo de portugueses-, asumieron la responsabilidad de decir "por el dia de nta. Sª de la Encarnación o en su octaba, una misa cantada a la advocación de la dha. Hermita, donde acuden en procesión con cruz alta" [12].
Tal como se aprecia en la foto siguiente, la ermita presenta una estructura
de una sola nave, con dos cuerpos claramente diferenciados, una destinado a la
capilla, que es el de mayor altura, con un tejado a cuatro aguas, cubierto con
tejas y otro tejado para la nave, el cual sólo tiene tres aguas.
De la actual construcción, casi sin ninguna duda, la capilla es la parte
más antigua del templo, que fue posteriormente ampliado y reformado a mediados
del siglo XIX. Al comienzo, tenía su entrada por el norte, pero esta entrada está
actualmente cegada, aunque aun se puede apreciar el antiguo arco de medio punto
que existía en esta zona.
Interior de la Ermita de Na Sª de la Paz y San Amaro. Foto Roberto Hernández
|
A la derecha, la antigua entrada a la ermita de San Amaro. Foto de Otto Auer. 1930. |
Fachada norte de la iglesia de San Amaro
|
Fachada norte de la ermita, con la antigua entrada tapiada
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Antigua puerta de entrada de la ermita, actualmente tapiada.
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El
culto a San Amaro
Aunque en el título de la crónica se cita primero a Nuestra Señora de la Paz, creo que es lógico afirmar que siempre el culto a San Amaro, cuya presencia en la ermita es casi un siglo anterior, superó con creces a la devoción por la citada virgen.
Aunque en el título de la crónica se cita primero a Nuestra Señora de la Paz, creo que es lógico afirmar que siempre el culto a San Amaro, cuya presencia en la ermita es casi un siglo anterior, superó con creces a la devoción por la citada virgen.
Altar mayor con la imagen
de Nª Sª de la Paz. Foto Roberto Hernández
|
El 15 de enero se celebra la festividad de San Amaro,
también conocido por San Mauro, y dada la advocación inicial de la ermita que comento
en esta crónica, creo oportuno incluir algunos datos biográficos sobre este santo.
Mauro nació en Roma hacia el año 511, en el seno de una familia noble, pues se cree que era hijo del senador romano Erquicio, aunque su origen es incierto pues algunos autores también lo han relacionado familiarmente con los nobles romanos Fondi, Gallipoli y Lavelo, entre otros. Siendo todavía muy joven, su padre lo presentó a San Benito para que éste se encargase de la educación del todavía adolescente, pues, al parecer de su familia, el ambiente de cierta degradación que se vivía en la Roma de aquel tiempo, no era el más adecuado para la formación de los jóvenes. Como dato curioso, añado que junto con él, también fue presentado a San Benito, otro joven romano, que andando el tiempo sería el futuro San Plácido, hijo del patricio romano Tertulio.
Mauro nació en Roma hacia el año 511, en el seno de una familia noble, pues se cree que era hijo del senador romano Erquicio, aunque su origen es incierto pues algunos autores también lo han relacionado familiarmente con los nobles romanos Fondi, Gallipoli y Lavelo, entre otros. Siendo todavía muy joven, su padre lo presentó a San Benito para que éste se encargase de la educación del todavía adolescente, pues, al parecer de su familia, el ambiente de cierta degradación que se vivía en la Roma de aquel tiempo, no era el más adecuado para la formación de los jóvenes. Como dato curioso, añado que junto con él, también fue presentado a San Benito, otro joven romano, que andando el tiempo sería el futuro San Plácido, hijo del patricio romano Tertulio.
Imagen de San Amaro.
Autor anónimo
|
Esencialmente, tanto San Mauro como San Plácido, son
los prototipos de la tradición monástica de los llamados “oblatos”, término que en aquellos tiempos se aplicaba a las
personas que se ofrecen o son ofrecidas a Dios en un monasterio, lo cual fue
una práctica muy común en la Edad Media.
En el libro Vida y
Milagros de San Mauro, escrito en Francia por el abad Odón de Glanfeuil,
con el pseudónimo de Fausto de Montecasino, este monje menciona que San Benito
en el año 543, envió a Mauro a Las Galias (la actual Francia), es decir, con Mauro con aproximadamente 32 años de edad, para que estableciese allí la vida monástica y
transmitiese así la Santa Regla. Con la inestimable ayuda del Rey Teodoberto, San Mauro
fundó el monasterio de Glanfeuil, en las orillas del rio Loira, una abadía que en
francés es conocida como Saint-Maur-sur la Loire, es decir, San Mauro en el río
Loira.
En la obra citada anteriormente, se narran toda una serie de milagros
obrados por la intervención de San Mauro, que entran dentro del reino de las
leyendas y entre ellos, el más destacado es la resurrección de un joven muerto, el cual luego contó a los monjes que gracias al Abad Mauro pudo librarse de las
penas del infierno.
San Amaro. Autor anónimo
|
San Mauro fue considerado en Francia como el patrón de los caldereros y de
los herreros y es interesante resaltar que se le menciona como pródigo en
curaciones extraordinarias a favor de los pobres, por los que tanto se
desvivió. En la antigüedad, fue muy frecuente era encomendarse a este santo para
prevenir y curar enfermedades y se dirigían
a él pidiendo su curación, los que padecían parálisis, debido a la tradición
que sitúa a San Mauro como servidor de los menesterosos y los lisiados.
La devoción a San Mauro no
quedó limitada a Francia, donde pasó gran parte de su vida, como narré
anteriormente, y así, el santo también era invocado en Bélgica, para ayudar a
curar la ronquera. Citaré para finalizar este apartado, que en la iglesia objeto de esta
crónica, que actualmente es más conocida popularmente como Iglesia de San Amaro
que por Nuestra Señora de la Paz, se conservaban numerosos exvotos realizados
en cera, depositados por los enfermos al lado de la imagen a la que se encomendaban, solicitando o en otros casos agradeciendo una curación.
San Cristóbal con San
Mauro (a la izquierda) y San Egidio. Willem Morrel.
La festividad de San
Amaro
|
No son escasas las ermitas construidas bajo la advocación de San
Amaro que estaban presentes por la geografía de nuestras islas, aunque algunas de ellas fueron desapareciendo por el abandono o la destrucción. El investigador orotavense Manuel González Hernández publicó un
interesante artículo titulado “La
festividad de San Amaro y San Antonio Abad en Canarias”, en el que
proporciona interesantes datos acerca de la celebración de esta fiesta.
Según el anterior historiador [13], San Amaro recibió especial culto en tres centros devocionales; por un lado en Machado, pago del municipio actual de El Rosario, cuya ermita de San Amaro o del Rosario data de la primera mitad del siglo XVI y de cuya imagen el propio Espinosa ya hace constar su carácter milagroso y de gran estimación popular, pues se unió en el siglo XVIII a la mitología de uno de los personajes más singulares del citado siglo, Amaro Rodríguez Felipe, más conocido popularmente como Amaro Pargo (1678-1747).
Amaro Pargo tuvo fama de pirata y su figura es casi mítica por sus aventuras, su auxilio a los pobres desvalidos y particularmente, por los fabulosos tesoros que según el mito que le rodeaba, escondió en su casa. Como prueba inequívoca de su unión afectiva a la ermita citada de El Rosario, es que allí se retrató, tal como se muestra la siguiente imagen, en la que sólo se aprecia la parte en que se ve Amaro Pargo y no el resto del cuadro.
Según el anterior historiador [13], San Amaro recibió especial culto en tres centros devocionales; por un lado en Machado, pago del municipio actual de El Rosario, cuya ermita de San Amaro o del Rosario data de la primera mitad del siglo XVI y de cuya imagen el propio Espinosa ya hace constar su carácter milagroso y de gran estimación popular, pues se unió en el siglo XVIII a la mitología de uno de los personajes más singulares del citado siglo, Amaro Rodríguez Felipe, más conocido popularmente como Amaro Pargo (1678-1747).
Amaro Pargo tuvo fama de pirata y su figura es casi mítica por sus aventuras, su auxilio a los pobres desvalidos y particularmente, por los fabulosos tesoros que según el mito que le rodeaba, escondió en su casa.
Amaro Pargo (1678-1747)
|
Ruinas de la casa de
Amaro Pargo. Tomada del Rincón de José Carlos.
|
Tumba de Amaro Pargo en
la iglesia de Santo Domingo de Guzmán. La Laguna
|
Iglesia de San Amaro. Puntagorda. La
Palma. Autor anónimo
|
En la misma publicación, el autor afirma que ”La antigüedad de esos cultos en el Archipiélago se puede apreciar
en su mención en las primeras constituciones sinodales de la diócesis, las del
obispo Muros de 1497. La 16 prohíbe expresamente a los sacerdotes la
celebración de las misas que dicen de santo Amador e otras que llaman del
conde y otras de san Vicente con cinco candelas e otras con siete e otras con
nueve, creyendo que las tales misas no tendrán eficacia para lo que desean si
no se dijesen con tal número, con otras supersticiones, así en los colores de
las candelas, como en estar juntas o fechas cruz, e otras vanidades que el
enemigo procura interponer e sembrar en los buenos propósitos e obras,
conociendo que un poco de semejante fermento de vanidad corrompe toda la masa
de la buena obra. Condena a pena de excomunión mayor a los que las dijesen con semejantes más locas que
devotas demandas, por haber entendido que algunas
personas, así hombres como mujeres, con simpleza demandan que le sean dichas”. BIBLIOGRAFÍA
1. Prospección arqueológica del litoral del Menceyato de Taoro. Municipios de
Los Realejos, Puerto de la Cruz y La Orotava (Tenerife). Alfredo Mederos Martín y Gabriel
Escribano Cobo. Rev. Canarias Arqueológica, 16: 91-130, 2008.
2.
Sobre los orígenes del Puerto de la Cruz. de la Rosa Olivera, Leopoldo.1965. p. 33-37.
3.
La Orotava, corazón de Tenerife. Luque Hernández, Antonio. Ayuntamiento de La
Orotava. 1998.
4.
Puerto de la Cruz:
San Amaro, cuatro siglos de memoria. Hernández García, José
Javier. El Día. Santa Cruz de Tenerife. 23-VIII-1983.
5.
Comunicación privada.
Lorenzo
Santana.
6.
Sobre los orígenes del Puerto de la Cruz. de la Rosa Olivera, Leopoldo,
p. 36.
7.
AHPSCT. PN 27976. Jusepe Hernández. 22-III-1589. Folio 117.
8.
Libro 4º de
Bautismos. Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción. La Orotava. Folio
231v.
9.
AHPSCT. PN 3890. Nicolás de Cala.
9-I-1957. Folios 19-19v
10. AHPSCT. PN 3891. Nicolás de Cala. 6-XI-1957. Folios 716-721.
11. AHPSCT. PN 2804. Roque Suárez. 24-VII-1602. Folios 402-408.
12. Puerto de la Cruz, precisiones sobre su origen y evolución. Manuel Rodríguez Mesa. Tenerife. 2015, p. 100.
13. Fiestas y creencias en Canarias en la Edad Moderna. Hernández González, Manuel. Tenerife, 2006.
13. Fiestas y creencias en Canarias en la Edad Moderna. Hernández González, Manuel. Tenerife, 2006.
14. El tesoro de Amaro
Pargo. Blogger Rincón de José Carlos. Wikipedia.
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