miércoles, 11 de enero de 2017

La construcción del Pavillón y el proyecto del Teleférico de Martiánez

        Narro en esta nueva crónica en primer lugar, los trabajos conducentes a la extensión de la Avenida de Colón hasta la base del Acantilado de Martiánez, lo que implicó la canalización del Barranco de Martiánez y la construcción de un puente sobre este barranco, indispensable para poder prolongar la avenida hasta el extremo este de la Playa de Martiánez.
Con la segunda fase de la construcción de la Avenida de Colón aparece el Pavillón, que luego sería reconvertido en Cintra Pirata para terminar como Columbus, el cual si bien fue un gran animador de la zona, al correr del tiempo se extendió ocupando casi todo el frente hasta el Barranco de Martiánez, lo que impedía la visión de la playa y del mar.
Comento finalmente, el proyecto recurrente de la construcción del Teleférico de Martiánez, que  pretendía facilitar el traslado de los turistas desde la zona de los hoteles de La Paz hasta la playa y viceversa. El proyecto surgió varias veces de manera intermitente a lo largo de los años, pero nunca llegó a realizarse, pues contó con la oposición de algunos partidos políticos y de importantes gremios profesionales de nuestro pueblo.
La extensión de la Avenida de Colón
         En la crónica anterior conté con detalle como se había llevado a cabo la construcción del primer tramo de la Avenida de Colón que iba desde la Plazoleta de San Telmo, hasta la explanada de Martiánez y ahora, comentaré la continuación de la citada avenida, para extenderla hasta el extremo oriental, es decir, llevándola hasta el Acantilado de Martiánez.
            En una sesión  del ayuntamiento celebrada en 1960 se mostró a los concejales el expediente administrativo instruido para la aprobación del proyecto de urbanización de la explanada de Martiánez, redactado por el arquitecto D. Luis Cabrera Sánchez-Real, consistente en extender la Avenida de Colón hasta la linde del Barranco de Martiánez e instalar en la explanada dos quioscos, con espacios abiertos en cada uno de ellos, para la colocación de mesas destinadas al servicio público. Dicho proyecto, que constaba de memoria descriptiva, estado de mediciones, diversos planos, y tenía un presupuesto general de contrata de 1.258.190,04 pesetas, fue aprobado por unanimidad.
 En octubre de 1962 se llevó a cabo la subasta de la concesión administrativa para la urbanización y construcción de bares en el sector de la Playa de Martiánez, que resultó adjudicada provisionalmente a D. José Manuel Sotomayor Carmona, con fecha cinco de octubre de citado año y finalmente, se acordó adjudicar definitivamente la subasta al citado constructor. En este apartado me ceñiré sólo a la pavimentación de la terraza y luego comentaré que paralelamente se llevó a cabo  la construcción de la cafetería-bar.
 Poco tiempo más tarde comenzaron las obras llevándose a cabo el levantamiento del antiguo piso de la terraza, tal como se aprecia en la imagen siguiente, en la que se ve que aún se mantenían los tradicionales y primitivos bares, a los que el ayuntamiento había concedido una pequeña prórroga hasta el comienzo de las obras. Evidentemente, una de las condiciones de la obra era que el nuevo pavimento de la extensión de la terraza, debía ser idéntico al utilizado en la construcción del primer tramo de la Avenida de Colón. 
Con esta obra se  extendió la pavimentación de la zona de la playa, que antes de 1963 sólo llegaba hasta el comienzo de la antigua terraza, frente a la viejas Piscinas de Martiánez, hasta el borde del barranco del mismo nombre. Para terminar de llevar la Avenida de Colón hasta las cercanías del Acantilado de Martiánez, había que salvar previamente el cauce del barranco, para lo cual se elaboró un proyecto de encauzamiento que abarcaba desde la zona de El Tope, frente al lugar donde se levanta el Complejo Martiánez, hasta la playa del mismo nombre.
Vieja terraza de Martiánez sin piso. 1962. Anónimo coloreada por R. Afonso Carrillo.
Una vez resuelto el problema del encauzamiento del Barranco de Martiánez, se acometió la terminación de la Avenida de Colón y para ello se construyó sobre el barranco un puente con tres ojos, para permitir la circulación de los vehículos y los peatones, de modo que se extendió la Avenida de Colón, desde el Lido San Telmo, hasta casi tocar el Acantilado de Martiánez, zona en la que como es bien sabido se establecieron los hoteles Oro Negro y San Felipe.
Encauzamiento del Barranco de Martiánez. Autor anónimo
Construcción del puente sobre el Barranco de Martiánez. Foto cedida por Bernardo Cabo Ramón
      Avenida de Colón con los tres ojos del puente. Autor anónimo
Construcción del Pavillón, Cintra Pirata y Columbus
Tal como comenté anteriormente, la concesión obtenida por José Manuel Sotomayor Carmona, incluía la urbanización de la terraza de Martiánez y además la construcción de un bar en la citada terraza, tema al que me voy  a referir en este apartado, pues si bien se desarrollaron casi conjuntamente, primero se inició la construcción del edificio y se luego se acometió la urbanización de la avenida.  
En el plazo previsto en la contrata, el concesionario levantó el edificio que más tarde fue denominado como Pavillón, del cual mostramos a continuación, varias fotografías en distintas fases de su construcción. La primera de todas, tomada desde la arena de la Playa de Martiánez, muestra el comienzo de la edificación, apreciándose detrás, en la zona más próxima al Acantilado de Martiánez, la figura del hotel Oro Negro. 
Comienzo de la construcción del Pavillón. 1963. Foto cedida por Bernardo Cabo Ramón
En las siguientes, se muestran varías imágenes que permiten ver el desarrollo de la obra de construcción del bar cafetería, desde las primeras fases hasta su terminación.
Comienzo de la construcción del Pavillón. 1963. Foto cedida por Bernardo Cabo Ramón 
              Construcción del Pavillón. 1963. Foto de autor anónimo
El Pavillón en fase avanzada de su construcción. 1963. Foto de autor anónimo
A continuación podemos ver el edificio ya casi concluido, pero con la terraza todavía sin finalizar de pavimentar y otra foto, en la que se aprecia el edificio y la terraza ya finalizada, destacando en lo alto de la construcción, un gran cartel luminoso en el que se leía Pavillón, que fue el primer nombre que adoptó el nuevo local, que rápidamente se convirtió en el animador de la zona. 
El Pavillón casi terminado. 1963. Foto cedida por R. Afonso Carrillo 
                      El Pavillón ya concluido. Foto de autor anónimo  
        En octubre de 1967, el concesionario del Pavillón solicitó al ayuntamiento permiso para la colocación de una bolera y diversos juegos electrónicos en el Pavillón, pero el ayuntamiento no concedió el permiso solicitado. A fines de ese mismo año fueron nombrados varios concejales para la vigilancia y control de las concesiones administrativas concedidas por el ayuntamiento a particulares, siendo Pedro Rodríguez Mesa, el encargado del  edificio del Pavillón. A finales del mismo año, Juan M. Sánchez Jiménez solicitó permiso para la instalación en el edificio del Pavillón de una pista de racing-cars, que inicialmente no fue aprobada, pues según el criterio del ayuntamiento la solicitud sólo podía ser hecha por el concesionario, es decir, José Manuel Sotomayor Carmona, aunque una vez subsanado el error burocrático se aprobó la solicitud.
Este nombre de Pavillón no duró demasiado tiempo, pues de forma relativamente rápida, se produjo un sensible cambio de imagen en el aspecto exterior del edificio, ya que en las partes altas se abrieron unas troneras por las que asomaban amenazadoras las bocas de varios cañones, con lo que el edificio comenzó a asemejarse a un buque pirata, y supongo que de esta imagen, derivó su segundo nombre, pues dejó de llamarse Pavillón para pasar a ser conocido con el nuevo nombre de Cintra Pirata, aunque en todos los documentos del ayuntamiento se le siguió denominando Pavillón.
                     Cintra Pirata. Década de los 60. Autor anónimo
En 1971, bajo la alcaldía de Felipe Machado González de Chaves, el ayuntamiento portuense autorizó la cesión de la concesión, que inicialmente figuraba a nombre de José Manuel Sotomayor Carmona y Elizabeth Ducker, a Heinrich y Catherine Meul, que constituyeron la empresa de capital alemán denominada Columbus, con lo que el edificio fue parcialmente remodelado y tomó este mismo nuevo nombre, no sufriendo cambios posteriores de denominación. Al solicitar el concesionario inicial el permiso del ayuntamiento para transferir la concesión, en primer lugar no fue aprobada, pues el primer concesionario había despedido a toda la plantilla de la empresa y este hecho no fue bien visto por el ayuntamiento. Posteriormente, la solicitud fue aprobada, aunque ignoro si los trabajos fueron readmitidos o definitivamente despedidos. 
                  Aspecto exterior del nuevo Columbus. Autor anónimo
Tanto el Pavillón, como el Cintra Pirata y su sucesor, el Columbus, llenaron de ambiente las tardes y noches de los fines de semana de la Playa de Martiánez, pues por aquel entonces resultaba frecuente ver llegar al Puerto de la Cruz, jóvenes santacruceros, laguneros y como no, de los vecinos pueblos del norte del Valle de la Orotava, a buscar una tarde y/o noche de asueto, bailando en la relativamente reducida pista de baile, al compás de la música, interpretada por diferentes conjuntos, de los cuales, recuerdo nítidamente, al llamado Vampiros Rojos.
Los Vampiros Rojos, animadores de los bailes del Columbus. Autor anónimo
En la nueva andadura la empresa propietaria comenzó a ampliar sus instalaciones externas, primero como un espacio abierto y posteriormente parcialmente cerrado con cristaleras, para terminar techándolo y cerrándolo en su totalidad, de tal modo que el nuevo edificio y sus instalaciones anejas, ocuparon gran parte del frente de la playa, impidiendo así la vista del mar.
       Cafetería Columbus. 1971. Foto cedida por R. Afonso Carrillo

El Columbus con la terraza completamente cerrada. Años 70. Autor anónimo
La concesión administrativa que fue otorgada por treinta años al constructor del Pavillón y por ende a sus sucesores en la administración de la empresa, expiró en 1993 y no fue renovada, de modo que después de permanecer cerrado casi tres años del término de la concesión, es decir en 1996, el edificio del Columbus fue derribado en la etapa que era alcalde Marcos Brito Gutiérrez (dep) y concejal de urbanismo Antonio Castro García, con lo que se perdió un referente en la animación de las tardes y noches de nuestro pueblo, 
Las nuevas cafeterías conocidas popularmente como las “Gañanías”
         El lugar en que estuvo instalado el Columbus y sus antecesores, fue ocupado posteriormente por dos nuevas cafeterías, que casi desde sus primeros tiempos levantaron una cierta polémica, tanto por su construcción como por ocupar gran parte de la Avenida de Colón, provocando así su estrechamiento, dificultando el paseo por la explanada de la playa, e impidiendo la visión del mar, cosa que en justicia también ocurría, aunque quizás en menor medida con el Pavillón, el Cintra Pirata y especialmente con el Columbus, que extendió sus instalaciones y la techó tal como comenté anteriormente.
                         Las "gañanías" de Martiánez vistas desde la Paz. Foto cedida por F. Afonso Carrillo

El hecho cierto es que nunca fueron vistas con mucho agrado por el pueblo portuense que haciendo honor a su bien ganada fama de “bautizar” con sorna e ironía todo aquello que no le parecía adecuado, bien pronto las empezaron a denominar con cierto aire despectivo como “las gañanías”.
Las impopulares construcciones fueron derribadas durante la alcaldía de Dolores Padrón, bajo cuyo mandato el ayuntamiento se marcó como objetivo la rehabilitación integral de la Zona de Martiánez, que siempre había estado considerada como el principal y más antiguo núcleo turístico de la ciudad, para lo cual tenía el objetivo de crear un consorcio que aglutinase tanto a instituciones públicas como entidades privadas. Este ayuntamiento se marcó desde los primeros tiempos como un objetivo importante revocar parte de la concesión a la empresa Ródano Tenerife para proceder al desalojo y demolición de las cafeterías y en 2008 la alcaldesa tomó las medidas necesarias para proceder al derribo de las cafeterías
El teleférico de Martiánez
         Comento en este apartado el anteproyecto que se presentó por vez primera en el ayuntamiento portuense, con el claro objetivo de construir un teleférico que permitiese comunicar de forma rápida la zona de La Paz, que ya por los años 60 del pasado siglo ya estaba experimentado un importante crecimiento con la construcción de hoteles y residencias, con la Playa de Martiánez.
            En una sesión extraordinaria del ayuntamiento de Puerto de la Cruz celebrada el 24 de marzo de 1964 se trató de la posible construcción de un teleférico que enlazase la zona de La Paz, que como sabemos se halla en lo alto del Acantilado de Martiánez, con la Playa del mismo nombre. Como veremos en esta crónica se inició así un tema recurrente que fue tratado en diferentes momentos por distintos equipos de gobierno y que, como todos sabemos, nunca llegó a buen puerto, puesto que a pesar de contar con proyectos detallados y elaborados algunos de ellos por prestigiosos ingenieros, siempre hubo una notable polémica y un claro enfrentamiento entre los partidarios de su construcción con los detractores de este proyecto. Trataré en las líneas siguientes de dar una imagen general de cómo y cuando se inició la idea y de las posteriores fases de su desarrollo.
Expediente sobre la instalación de un teleférico
        A continuación, cito el acuerdo plenario adoptado que figura en el folio 117 del libro de sesiones del año 1964. En el acta de la sesión citada se comenta literalmente:”Inmediatamente se dio a conocer el expediente instruido en nombre de D. Erich Erdle, solicitando se le informe sobre la posibilidad de instalar un teleférico desde Martiánez a La Paz y a construir un edificio con destino a residencia en el lugar que se indica de la Urbanización de La Paz.
 Después de examinar detalladamente los miembros de la corporación, las composiciones fotográficas presentadas con la instancia, así como los planos que existen en el expediente, el secretario informó detalladamente de las características fundamentales del teleférico que se pretende construir. Como consecuencia del viaje efectuado por el Sr. D. Pedro González de Chaves y Rojas para examinar los teleféricos instalados en Alemania y Suiza de características análogas al que se pretende construir en esta ciudad, se mostraron también folletos y fotografías de los teleféricos visitados y se expuso las características del que se pretende instalar.
            El teleférico tendría una longitud aproximada de 200 metros, pasaría de 90 a 100 metros del edificio del Hotel Oro Negro y se establecerían tarifas especiales para la gente del país. Sería  de carácter público y el importe del presupuesto aproximadamente excedería de los cuatro millones de pesetas, instalándose los motores en la estación de La Paz. El techo de esta estación podría servir de mirador anexo al paseo de la cornisa de Martiánez y su forma sería hexagonal, con seis metros de lado y una altura prevista de otros seis metros. Estaba previsto que la construcción se hiciese de aluminio, cristal o cualesquiera otros materiales para darle mayor estética al lugar, haciendo juego con el nuevo edificio del Pavillón que se halla en la Playa de Martiánez.
          Posteriormente al informe dado por el secretario del ayuntamiento, y después de una amplia deliberación en la que intercambiaron pareceres los asistentes, se acordó por unanimidad lo siguiente: ”Aceptar, en principio, la instalación del teleférico que uniría Martiánez con La Paz, ajustándose al Plan de Ordenación de aquella zona, debidamente aprobado, considerando,  en principio, aceptable la construcción de un edificio con destino a residencia o apartamentos en la parcelación de La Paz, ajustándose al Plan de Ordenación de aquella zona, debidamente aprobado. Asimismo, se faculta al Sr. Alcalde, para que siga haciendo las gestiones necesarias ante el peticionario, a fin de determinar concretamente todos los detalles del convenio o autorización que se pretende, sin perjuicio del cumplimiento de los trámites legales con la administración central”. 
Dibujo para ilustrar el trayecto del teleférico.  Imagen tomada de ATAN
En el ayuntamiento portuense se conserva el estudio técnico del proyecto realizado por el ingeniero Juan Entrecanales Azcárate, que lleva por título TELEFÉRICO DE LA PAZ. PUERTO DE LA CRUZ. TENERIFE, cuya portada reproduzco a continuación. 
                  Portada del proyecto de Teleférico de La Paz. Ayto. Puerto de la Cruz.
En la imagen siguiente del proyecto se presenta sobre un plano de la Zona de Martiánez, el esquema del trayecto a realizar por el teleférico desde la estación inferior, que estaba proyectada situarla en los alrededores del Cintra Pirata hasta la estación superior, que se proyectaba en la zona de La Paz. En la segunda se utiliza una fotografía real de la zona para ilustrar el recorrido a realizar por el teleférico y en la última, un esquema del recorrido que efectuaría el teleférico. 
               Plano con la situación del teleférico de Martiánez. Ayto. Puerto de la Cruz.
             Esquema del recorrido del teleférico de Martiánez. Ayuntamiento Puerto de la Cruz.
                            Recorrido del teleférico. Ayto. Puerto de la Cruz
Características del proyecto
Por razones obvias no voy a comentar con mucho detalle el citado proyecto, pero si me parece oportuno dar algunos comentarios sobre el teleférico y las instalaciones proyectadas.  Las principales características del proyecto presentado eran el que toda la maquinaria quedaría instalada dentro de la estación motriz, la cual estaría introducida en la montaña, bajo la terraza situada en la Plaza de San Amaro, en la parte alta del Acantilado de Martiánez y que por tanto no sería visible desde el exterior. El acceso a través de cual se accedería a la estación motriz, se haría por medio de una escalera que terminaría en una doble terraza, sostenida sobre un muro de 10 metros de altura.
En el citado proyecto no se contemplaba la construcción de torres intermedias y la estación inferior quedaría situada al final de la zona peatonal de la Avenida de Colón, donde iría instalada una percha para la sujeción del cable de la cabina. Estaba prevista la utilización de monocabinas, de un solo cable aéreo, que sería visible a simple vista. Estas monocabinas serían diáfanas, completamente acristaladas y dotadas con un mecanismo de giro que podría realizar una rotación de 360º, en el transcurso del viaje, lo que permitiría que los viajeros pudiesen apreciar por completo tanto el paisaje de la Playa de Martiánez, como la costa norte que se extiende hacia las Playas de Bollullo y del Ancón y las costas de La Victoria y La Matanza, así como una imagen completa del Acantilado y la Ladera de Martiánez. Las cabinas a instalar eran del tipo Rotair, y consistían en una esfera acristalada montada sobre cojinetes, que le permitían girar sobre su base, siendo la energía para el giro proporcionada por baterías.
                           Plano estación superior, a situar en el Acantilado de Martiánez. Ayuntamiento Puerto de la Cruz

Se indicaba en el proyecto que las cabinas estaría dotadas de un sistema de frenado que se dispararía en caso de la rotura del cable tractor y estaba previsto que la instalación tuviera una cabina de rescate, instalada sobre el cable portador, para proceder al rescate de los viajeros en un plazo de tiempo estimado en menos de dos horas, en caso de producirse una avería que dejase parada la cabina en la zona intermedia.
Estaba previsto en el proyecto que las cabinas estuviesen dotadas de un sistema de giro, con una velocidad de giro de 4 grados por segundo, lo que es equivalente a decir un giro de 0,2 metros cada segundo. Dada la reducida velocidad de giro, éste sería casi imperceptible para el viajero, que sólo lo apreciaría al ver variando el paisaje que iba observando. Igualmente se preveía la posibilidad de anular el giro de la cabina, lo que permitiría aumentar la capacidad de viajeros.
La velocidad máxima de la cabina estaba estimada en 8 metros por segundo y la capacidad máxima de viajeros de la cabina sería de 40 pasajeros, aunque en funcionamiento de carácter turístico se utilizaría con una capacidad de 20 pasajeros por viaje.
          Se estimaba un rendimiento en hora punta de 680 pasajeros por hora, aunque en régimen de funcionamiento turístico, se utilizaría un rendimiento de 300 pasajeros por hora. Se señalaba también que la duración de cada viaje sería de 1,5 minutos y que en el recorrido total de ida y vuelta se invertirían alrededor de 4 minutos.
Por otra parte, se indicaba que el punto de llegada a la Playa de Martiánez constaría de un apeadero sin cubierta, dotado de una percha para sujetar el cable del teleférico, así como de plataforma de embarque simple. Se matizaba que la percha que sostendría el cable se intentaría construir dándole una cierta apariencia escultórica, buscando minimizar el evidente impacto visual que suponía esta instalación.
Estación del teleférico a situar en la Playa de Martiánez. Imagen ATAN
                      Plano de la estación inferior en la Playa de Martiánez. Ayto. Puerto de la Cruz
El largo recorrido del anteproyecto de teleférico
No he encontrado las razones por las que se negó el primer proyecto que comenté, pero es indudable que fue rechazado. Años más tarde, concretamente en 1974, siendo alcalde D. Antonio Castro García, el pleno del ayuntamiento portuense vuelve a oponerse a la instalación de un teleférico y lo mismo ocurrió en 1981, época en la que era alcalde el tristemente fallecido y eternamente recordado Francisco Afonso Carrillo.
El tema del Teleférico de Martiánez como vemos tuvo un largo recorrido y así, siendo alcalde el socialista Salvador García Llanos, apareció en el periódico Diario de Avisos. com, un artículo titulado “El grupo local del PSOE rechaza instalar el teleférico, afirmando que el proyecto incumple el Plan General de Ordenación Urbana (OGOU), basándose en una Ley de 1960.”
            En la crónica publicada en el citado periódico y firmada por María J. Marichal, se afirma que en 1995:”El grupo de gobierno en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz se opuso a la instalación del teleférico turístico de Martiánez. Así de claro lo dejó el alcalde de la ciudad turística, Salvador García, durante la reunión celebrada en la noche del pasado jueves con los miembros de la plataforma vecinal para la defensa de la Ladera y Playa de Martiánez.” 
El colectivo para la defensa de la Ladera y Playa de Martiánez, convocó el encuentro e invitó al mandatario para que explicara la postura de la administración municipal en este polémico proyecto, quien confirmó que esta semana el equipo socialista presentó alegaciones a la iniciativa, que además fueron ratificadas en la mañana de ayer por la Comisión de Gobierno. 
En las alegaciones, registradas dentro del periodo de información pública al que ha sido sometido el documento técnico y que concluyó el pasado miércoles, los socialistas explican su postura y aluden a la necesidad de preservar la Ladera de Martiánez. García argumentó que de esta manera van en sintonía con las actuaciones municipales previstas en este enclave y que se aprobaron por unanimidad en el pleno del pasado julio, relativas a redactar un Plan Especial para la zona con esta finalidad, por lo que "el teleférico choca con esta intención". 
El alcalde considera que la instalación pretendida no se adecua a la finalidad de la Ley 4/1964 de 29 de abril sobre concesión de teleféricos, cuyo ámbito de actuación se extiende únicamente a los medios de transporte que utilicen cables con destino a la práctica de deportes de montaña y a unir poblaciones de difícil acceso. 
El equipo gobernante sostiene su negativa también en el hecho de que la construcción de la estación motriz en el mirador de San Amaro en La Paz, incumple las determinaciones del vigente Plan General de Ordenación Urbana, habida cuenta que afectan a zonas que solamente pueden ser destinadas a espacios ajardinados tendentes a la defensa de la estética del entorno y mejora de la calidad ambiental. Tanto el PGOU actual como su avance, prohíben edificar excepto para implantar "instalaciones públicas de infraestructuras necesarias para la colectividad". Además, se prevé un bar-cafetería y almacén en terrenos de dominio público municipal que, si el planeamiento lo permitiera estarían sujetos a una concesión administrativa municipal. 
Consideran igual de irrealizable la creación de un apeadero junto al Complejo Martiánez, pues "afectaría a los aseos y vestuarios de servicios de la playa". Es por esto por lo que otra de las alegaciones va en el sentido de demostrar que también incumplirían las normas del PGOU que en este espacio sólo permite "obras de defensa, protección, cuidado y disfrute de los elementos naturales o protegidos de las playas y costa al igual que la actual Ley de Costas". 
Elemento fundamental en los reparos del Ayuntamiento también está el efecto que produciría en el espacio aéreo la aparición del cable de la cabina. Recuerdan que la normativa citada no permite tendidos aéreos paralelos a la costa. 
Concurren también razones técnicas que "desaconsejan" la puesta en marcha de la cabina, como la necesidad de consolidar el acantilado de Martiánez desde que la ejecución de las obras de apertura de la carretera de acceso al municipio por el este y posteriores desprendimientos dieron lugar a la construcción del túnel de Martiánez. "Cualquier instalación tan agresiva como la que se pretende efectuar iría contra tales recomendaciones". 
Por último, García recuerda que "ha habido pronunciamientos anteriores de oposición al teleférico en la zona de Martiánez, según consta en los acuerdos del pleno del 30 de septiembre de 1974 y del 28 de abril de 1981". 
En 2001, siendo alcalde el fallecido Marcos Brito Gutiérrez (1939-2014), que fue elegido tras una moción de censura que derrocó a Dolores Padrón, se puso otra vez sobre el tapete la instalación del teleférico. El nuevo ayuntamiento abrió el 16 de julio de 2001, el periodo de exposición pública del proyecto de un nuevo teleférico planteado para unir las zonas de la Playa de Martiánez y La Paz. A esta convocatoria se presentó nuevamente la Sociedad Teleférico del Pico Teide presidida en aquella época por Sabater Fons, siendo de destacar que su primer presidente fue el portuense Andrés de Arroyo y González de Chaves.
            Sin embargo, conviene comentar que no todos los diferentes agentes implicados en el negocio turístico apoyaron firmemente el proyecto y uno de los colectivos que más firmemente se opusieron fueron los taxistas portuenses, que veían con razones más que suficientes en serio peligro sus ingresos, pues una parte importante de su clientela era la que residía en las afueras portuenses y muy particularmente, en la zona de La Paz y alrededores.
Por último, a pesar del largo recorrido y del apoyo firme dada por la Patronal Hotelera y por determinados medios de comunicación, el proyecto del teleférico nunca fue aprobado por los diferentes ayuntamientos portuenses y en consecuencia nunca llegó a instalarse.
En el siguiente enlace pueden ver un vídeo de Rafael Cedrés, que muestra el posible recorrido del teleférico proyectado, 

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