Siguiendo
con las dos anteriores crónicas dedicadas a comentar el carnaval portuense, expongo
en esta tercera y última dedicada al mismo tema, el nacimiento del
primer Gran Coso de Carnaval, que tuvo lugar en febrero de 1910, y se gestó gracias a
la acción conjunta de una entidad llamada Comité de Turismo, el empuje de un entusiasta
grupo de carnavaleros portuenses y la decidida participación de gran parte de la colonia
extranjera, fundamentalmente inglesa y alemana, residente por aquel entonces en
nuestro pueblo.
La
colonia inglesa estable venía muy condicionada por el establecimiento
de empresas británicas en nuestra isla con fuertes intereses económicos, tales
como las casas comerciales Hamilton y Yeoward, entre otras. La colonia alemana
creció notablemente cuando el Hotel Taoro fue arrendado a una empresa alemana, pasando a llamarse Grand Hotel Humboldt.
También
colaboró decididamente la familia Wildpret Duque, que como comentamos en crónicas anteriores, se estableció en nuestro pueblo y se dedicó con notable éxito a las actividades
empresariales, y construyó a su costa una carroza, al igual que hicieron la
colonia inglesa y alemana.
En esta crónica, comento con detalle el desarrollo del primer Gran Coso, gracias a
que en esos años en el Puerto de la Cruz existía un periódico llamado
Arautápala, que evidentemente se hizo eco con todo lujo de detalles de este gran acontecimiento. Por la
extraordinaria importancia del papel desempeñado por el Comité de Turismo, me ha
parecido oportuno comenzar la crónica comentando algunos aspectos de su
interesante actividad.
El Comité de
Turismo y el periódico Arautápala
Los
años comprendidos entre 1910 y 1913 vieron aparecer un componente de gran
importancia en el carnaval portuense, que le llegó a dar justa fama en esos años y
luego posteriormente, en el lustro comprendido entre 1925 y 1929. Me refiero al
llamado Gran Coso de Carnaval, entendiendo por tal un desfile de comparsas,
carrozas y jinetes vestidos a la antigua usanza, acompañados habitualmente por
una o dos bandas de música y una numerosa cantidad de personas disfrazadas que
seguían al cortejo, bailando al compás de los alegres pasacalles que
interpretaban las bandas de música.
El primer Coso surgió en 1910, como
fruto de la acción conjunta del Comité de Turismo, de un entusiasta grupo de carnavaleros portuenses, de la colaboración de las colonias británica y alemana residente en nuestro pueblo y del apoyo del periódico local Arautápala. Me parece conveniente que examinemos separadamente cada una de estas entidades
para luego comprender el papel que jugó cada una de ellas en el nacimiento del
primer coso.
El Comité de Turismo, que utilizaba los anagrama CT y C. de T., como distintivo de su asociación, surgió de la necesidad de crear
un ente que, a la par que impulsase el ya por entonces muy prometedor turismo
portuense, cuidase del entorno, así como de las atenciones que los visitantes
merecían. El nombre completo de este organismo era Comité de Turismo y
Propaganda Local, y ya actuaba a
comienzos del año 1910.
Este
comité se preocupaba de que funcionaran adecuadamente los servicios locales y
así, como un ejemplo de su modo de actuar, comento que en 1912, un vocal del comité se hizo eco de la reclamación de Frau Jacob, una
turista alemana alojada en el Hotel Monopol, quien se quejaba de no haber sido
debidamente atendida en el servicio local de Correos y Telégrafos portuense. También
denunciaron los graves problemas de transporte que padecía el Puerto de la Cruz
en sus comunicaciones con la vecina Villa de La Orotava y la zona capital, acusando
a la Empresa Camacho, encargada por entonces de las comunicaciones
entre la zona capital y el norte de la isla, por su deficiente servicio y sus reiterados incumplimientos.
El periódico también acusaba al ayuntamiento portuense de negligencia por no exigir a la citada empresa el cumplimiento de sus obligaciones. Así, Antonio Márquez, el presidente del Comité de Turismo, dirigió en 1912 un escrito al Alcalde del Puerto, en el que solicitaba entre otras cosas, que se pidiera a la Empresa Camacho el cambio de la parada, colocándola en la Plaza de la Iglesia. Asimismo, pedía que se arreglara el trozo de la carretera comprendido entre Las Arenas y el Puerto, puesto que su mal estado obligaba a la citada empresa, a colocar un coche de tracción animal, para enlazar el tramo de Las Arenas con el Puerto de la Cruz, con las consiguientes molestias para los viajeros. Finalmente, se pedía también que la reivindicación sobre el arreglo de la citada carretera, se expusiera al Comité de Turismo que se había constituido en Madrid, bajo la presidencia del Excmo. Sr. Duque de Tovar, hermano del Conde de Romanones.
El periódico también acusaba al ayuntamiento portuense de negligencia por no exigir a la citada empresa el cumplimiento de sus obligaciones. Así, Antonio Márquez, el presidente del Comité de Turismo, dirigió en 1912 un escrito al Alcalde del Puerto, en el que solicitaba entre otras cosas, que se pidiera a la Empresa Camacho el cambio de la parada, colocándola en la Plaza de la Iglesia. Asimismo, pedía que se arreglara el trozo de la carretera comprendido entre Las Arenas y el Puerto, puesto que su mal estado obligaba a la citada empresa, a colocar un coche de tracción animal, para enlazar el tramo de Las Arenas con el Puerto de la Cruz, con las consiguientes molestias para los viajeros. Finalmente, se pedía también que la reivindicación sobre el arreglo de la citada carretera, se expusiera al Comité de Turismo que se había constituido en Madrid, bajo la presidencia del Excmo. Sr. Duque de Tovar, hermano del Conde de Romanones.
El Comité solicitó asimismo, que cesara el maltrato público de los animales que tan mala
impresión provocaba en los turistas visitantes y que, además, durante los meses
de noviembre a febrero, las calles del pueblo permanecieran iluminadas hasta la
una de la madrugada, con independencia de que hubiera o no luna.
El Comité de Turismo, fue un gran
impulsor de la difusión de las bellezas de la Isla de Tenerife en general y del
Valle de la Orotava en particular, y como muestra cito que en una iniciativa sin
precedentes, editó en 1913 diez mil ejemplares de un folleto en inglés, alemán
y francés, que incluía un grabado en
colores del Valle de la Orotava, que lamentablemente no he podido localizar. Los miembros del Comité jugaron un papel
importantísimo, impulsando no sólo las actividades turísticas, sino también las
fiestas locales, pues participaron activamente en las portuenses Fiestas de Julio de los
años 1912, 13 y 14, dotándolas de una cuidada y planificada proyección
turística. Tampoco fue ajeno el Comité a las necesidades sociales y organizó
diversas kermeses a beneficio de los hospitales de La Orotava y del Puerto de
la Cruz.
El primer Comité de Turismo, que se presentaba
con el anagrama C. de T., nació en el Puerto de la Cruz en 1910 y funcionó
varios años. Sus componentes eran las que
podríamos denominar fuerzas vivas locales,
que incluían habitualmente al alcalde, una representación de los comerciantes
locales, otra de las sociedades culturales recreativas, uno de los médicos
locales, los propietario o directores de las empresas hoteleras, etc.
En 1910 figuraba como presidente
honorario el alcalde Felipe Machado, siendo su presidente efectivo el abogado
Luis Rodríguez Figueroa y el vicepresidente, el comerciante inglés exportador de
calados hacia Inglaterra, llamado Alfred Perry. De tesorero y secretario actuaban los
comerciantes T. M. Reid y Gustavo Wildpret Duque, respectivamente, en tanto que
de vocales figuraban Antonio Soler Díaz-Flores, José Sievert, Francisco Artus,
Melchor Luz Lima, Marcos Baeza Carrillo, Antonio Reverón, Adolfo Pérez
Carballo, Nicolás Soto, Guillermo Wildpret Duque, Felipe Machado Pérez, Mr.
Schaper, Víctor Machado Pérez, Vicente Cartaya Cairós, Francisco Gómez Ibáñez y
José de la Fe Cruz. El Comité acordó formular un reglamento, difundir el programa del
Comité, intentar editar una Guía de Tenerife y organizar espectáculos.
En
1914, el Comité tenía la siguiente Junta Directiva. Presidente: Víctor Machado,
Vicepresidente: Adolfo Pérez, Tesorero: Tomás M. Reid y Secretario: Gustavo Wildpret
Duque. El Comité de Turismo jugó un papel muy destacado en la promoción
turística y en el progreso del Puerto de la Cruz a lo largo de la segunda
década del presente siglo, llegando a ser en esencia la entidad precursora de
los actuales Centros de Iniciativas Turísticas (CIT).
Creo oportuno realizar un comentario
acerca del periódico local llamado Arautápala,
que tenía tres salidas semanales, los días martes, jueves y sábado. Su director
fue el ya citado Antonio Soler y Díaz-Flores, y su administrador Cándido Rodríguez, estando
su sede social en el número cuatro de la calle Sol, que corresponde a la actual
calle Dr. Ingram. El periódico trisemanal se definía a sí mismo, como una publicación
independiente que se ocupaba de los intereses generales de la población, así
como de proporcionar una adecuada información. Tenía corresponsales en varias
ciudades de Europa y América y además, poseía el servicio telegráfico que le ofrecía la
agencia Fabra. Cada número suelto costaba diez céntimos, los números atrasados
15 céntimos, una suscripción mensual para las islas valía 1,25 pesetas y una
suscripción anual para el extranjero costaba dieciocho pesetas.
El periódico admitía anuncios en cualquier
idioma al precio de tres céntimos la línea sencilla, en tanto que las
inserciones por más de un mes y los anuncios permanentes, gozaban de grandes
rebajas. También publicaba esquelas, comunicados y reclamos, exigiéndose el
pago por anticipado.
Creo que con los anteriores
comentarios relativos al Comité de Turismo y al periódico Arautapala, los lectores pueden hacerse una idea de la importancia e influencia
que estas dos entidades jugaron el desarrollo de nuestro pueblo, lamentablemente
no por demasiado tiempo, pues ambas desaparecieron prematuramente.
El Carnaval de
1910
La primera noticia del festival de
carnaval que se estaba gestando en los días inciales del nuevo año de 1910, apareció
en el periódico Arautápala el sábado 29 de enero, con el título de “Un Festival fastuoso” con el siguiente
contenido: “El Comité de Turismo y Progreso Local de este Puerto
ha iniciado la idea, y si se lleva a cabo, es indudable que el martes de
carnaval tendremos ocasión de presenciar un bello espectáculo, culto, lleno de
vida y color y revestido de pompa exótica. Se trata de organizar una gran
caravana y a la vez una espléndida carroserie, en la tomarán parte lo más
distinguido de la colonia extranjera, en unión de no menos distinguidos hijos
del país. En la preparación del festival cooperarán, según nuestro informes,
los miembros del Club Inglés, los Casinos, el Gran Hotel Humboldt, el Hotel
Martiánez, el Hotel Monopol y el Hotel Marquesa, además del citado Comité de
Turismo.
Si en el breve espacio de tiempo de que
los organizadores pueden disponer, dan cima a sus propósitos, había que
pasearles en triunfo, porque fiestas como la que se pretende celebrar, sólo
puede llevarlas a cabo el entusiasmo cuando no se ha madurado con tiempo el proyecto.
De todas suertes, merecen el mayor
aplauso los que con su esfuerzo han de contribuir a romper la rutina y el gesto
monótono de nuestros cada día más decaídos Carnavales; y si esa idea cuaja en
la realidad, el último día de las mismas, la caravana después de haber
atravesado el desierto hallará el oasis en el soberbio baile de trajes que se
celebrará por la noche en el Gran Hotel Humboldt”.
El
día cinco de febrero ya estaba flotando en el ambiente el aire carnavalesco y
así, en un artículo publicado por Arautápala titulado "Los Próximos Carnavales", se decía:“Grande es el entusiasmo y la
animación que por todas partes se observa; entusiasmo y animación encaminados
al mejor éxito del festival en buena hora ideado por el Comité de Turismo de
este Puerto y secundado por todos tan luego tuvieron conocimiento del proyecto
que, apenas formulado, contaba ya con la aprobación general.
Todos, cada cual en la medida de sus
fuerzas, de los medios de que puede disponer y del papel que le ha sido
asignado, contribuyen a la consecución del objetivo apetecido. Las Sociedades,
los Casinos, los particulares, los hoteles, la Comisión nombrada por el Comité
de Turismo, ese mismo Comité, con su activo y enérgico presidente - que no
descansa un momento - a la cabeza, las colonias extranjeras, la banda de
música, en una palabra, todos los elementos activos del pueblo están en
incesante movimiento. Unos se ocupan de las caballerías, otros de los camellos,
otros de los carruajes, otros de los arreos y arneses, consultando todos los
trapos y atavíos de la época que cada uno ha de representar, tarea no muy fácil
para algunos, sobre todo, para los que han de reproducir al inimitable D.
Quijote, al no menos inimitable Sancho Panza y al más inimitable de todos, el
inmortal manco de Lepanto.
Hasta el bello sexo está muy atareado
tomando parte activa y muy principal en el asunto, como que es el encargado de
confeccionar los trajes y adornos que ha de lucir el sexo feo, los que,
aderezados por manos lindas, artísticas y acaso alguna amante, han de
contribuir mucho al lucimiento de la cabalgata.
Añádase a esto, batallas de flores,
batallas de huevos tacos, batallas de serpentinas, bailes, etc. etc., y la
bulla, la animación y la alegría general y, sin necesidad de preciarse de
profeta, se puede asegurar que el éxito ha de ser brillante, espléndido, que ha
de formar época en la historia del Puerto, que ha de despertar grandísimos
deseos de que lleguen otros carnavales para que se repitan corregidos y
aumentados los arrestos de éste.
Y es mucho más digno de aplauso ese
éxito, si se tiene en cuenta el escaso tiempo de que se ha dispuesto para
prepararlo todo - que nada se había hecho ni siquiera pensado- y los escasos
elementos que, para empresas de esa naturaleza ofrece esta localidad…”
El artículo proseguía más
ampliamente, pero con el largo fragmento reproducido, se puede adquirir una
imagen de la empresa que pensaron acometer y del grado de implicación que una
gran parte de la población adquirió en ese proyecto. También resulta digna de
mención, la cortedad del tiempo empleado en la preparación del Coso, pues todo parece indicar, al tenor
del artículo, que este fue desarrollado casi improvisadamente, sin responder a
una larga y meditada preparación, pues el comienzo del carnaval tuvo lugar en
los primeros días del mes de febrero y la primera noticia aparece en el periódico a finales de enero.
El citado Coso se planeó con los
siguientes elementos, algunos de los cuales se mantuvieron a partir de este
momento en la programación del carnaval portuense. Comenzó un sábado, día en
que tradicionalmente se celebraban bailes en las sociedades locales,
concretamente, las llamadas La Nueva Unión y Círculo de Iriarte, así como en el Grand Hotel
Humboldt, que no era otro que el Hotel Taoro, que había cambiado su nombre por
estar en esa época regido por empresarios alemanes, tal como comenté a la entrada de la crónica.
El lunes de carnaval, día ocho de
febrero, fue el día reservado para llevar a cabo la gran cabalgata, el llamado Coso.
El trayecto escogido para el recorrido del Coso respondía claramente a los
intereses turísticos, representados por el Comité de Turismo y las empresas
hoteleras, que prestaron rápidamente su entusiasta colaboración. Así, la
comitiva tuvo su punto de arranque frente al Hotel Martiánez, y después de
atravesar toda la calle Valois, bajó por la calle Cólogan hasta llegar a la
Plaza de la Iglesia, donde pasaron frente a los Hoteles Monopol y Marquesa,
para dirigirse finalmente a la Plaza del Charco. Después de haber recorrido
algunas de las calles principales del Puerto, la comitiva comenzó a subir rumbo
al Gran Hotel Humboldt, donde estaba congregada una gran cantidad de personas
para presenciar el paso y las evoluciones de la comitiva.
La salida de la comitiva fue a las
dos de la tarde, con el siguiente orden; abría la marcha Cervantes, D. Quijote
y Sancho, que fueron perfectamente representados por Luis Rodríguez Figueroa,
Felipe Machado Pérez y Manuel García García, respectivamente. Don Quijote iba a
caballo, con su rodela y la lanza, al igual que Cervantes, que también iba a
caballo, en tanto que Sancho Panza lo hacía sobre un burro. En la fotografía
siguiente se aprecian muy bien los personajes citados a su paso por la Plaza de
la Iglesia, justamente frente a los Hoteles Monopol y Marquesa, pues estaban en primera línea.
Seguidamente marchaba la Banda Municipal del Puerto de la
Cruz uniformados en conjunto con trajes de turcos, tocando alegres pasacalles y
tras élla, una caravana formada por siete dromedarios, en cada uno de los cuales
iban montadas tres personas . En el primero de ellos iban Gregorio Carmona
Mayato, Guillermo de los Reyes y Miguel Gómez, en el segundo, Domingo Sotomayor
González de Chávez, Antonio Perera y Fernando González, en el tercero, Bernardo
Aguilar y Antonio Soler Díaz-Flores, y en el cuarto, Antonio García Hernández y Manuel García Cabrera, En
el quinto dromedario, iban los hermanos Luis, Antonio y Narciso Reverón, en el sexto Fernando del Hoyo, Bernardo
Pérez y Francisco de Asís Santa Cruz y en el séptimo, Luis Yeoward, A. Siddors
y Mr. Young, estos dos últimos empleados ingleses de la empresa Yeoward, que
como es bien conocido tenía oficinas en nuestro pueblo, que estaban situadas en
el muelle, frente al mar, en una hermosa casona dotada de una impresionante y bellísima
balconada, hoy lamentablemente desaparecida y sustituida por un moderno edificio.
Casa Yeoward en el muelle. Finales del siglo XIX. Autor anónimo |
Detrás
de la caravana de dromedarios, formaba una comparsa muy bien caracterizada, que
representaba la captura del “Roghi”,
un pretendiente al trono de Marruecos y su posterior entrega al Sultán de
Marruecos Muley Haffid. Dicha comparsa estaba formada por las siguientes
personas: Pedro García Barreda en el papel del El Sultán, una Escolta a Caballo, integrada por José Padrón Pérez, Manuel Álamo, Raimundo Melo y
Abraham Miranda. Seguían a esta escolta las
“Fuerzas a Pie”, formadas por Juan Armas Martín, Melchor Martín,
Melchor Martel, Rafael Molina Martín, Joaquín Lorenzo, Lorenzo Padrón, Bernardo
Molina, Mariano Ruiz Real, Ernesto Molina Martín, Martín Pérez Trujillo, Juan
Herrera de la Nuez, Juan Pérez, Sebastián de la Nuez, Manuel Padrón Pérez, José
Miranda Padrón, Manuel Acosta Álvarez, Diego Real y Raimundo Real Carrillo.
Completaban la comparsa Alejandro García Barreda en el
papel de El Roghi, al que seguía “Su
Partida” compuesta por Gaspar
Martín, Roque Lorenzo, Domingo Ortiz, Aquilino Castilla, Juan Molina y Ángel
Regalado. La comparsa no se limitaba a desfilar sino que en determinados
lugares, previamente escogidos, hacían un simulacro que de la captura del Roghi,
al que después de capturado encerraban en una jaula de hierro situada sobre un camello y en esta
prisión, fue paseado por las calles del Puerto.
En la foto siguiente se aprecia al Roghi enjaulado sobre
un camello a la altura de la Punta de la Carretera, en el mismo instante en que
la comitiva enfilaba la calle Cólogan, esquina a Valois,
Creo
oportuno incluir un comentario acerca del significado de esta comparsa cuya
temática parece estar muy alejada de las costumbres de los habitantes de
nuestras islas. El nombre de Roghi era el que se daba habitualmente en Marruecos al agitador
que aspiraba a derrocar al sultán reinante. El término proviene del nombre de
uno de estos aspirantes-agitadores, concretamente, deriva de Yilali al-Rugi, un
árabe que se sublevó en el Garb contra el sultán Muhhamad IV ibn “Abdal Raman”
(1859-1873). La revuelta de este Roghi fue reprimida y el rebelde se refugió en
Mulay Idris, en el Yebel Zarmun, donde fue muerto por un jefe alawi.
El más célebre de todos ellos, conocido como El Roghi con
mayúsculas por antonomasia, fue Bu-Hamara, que vivió desde 1865 hasta 1909.
Este personaje pretendía ser Muhhamad, hijo del sultán Hassan y capitalizó en
su favor el descontento popular producido por la implantación de un nuevo
tributo que el sultán había establecido. Se autoproclamó pretendiente al trono
y se sublevó en 1902 en el norte de Marruecos, primero contra Abd al-Aziz y
luego contra su hermano Muley Hafiz (1875-1937), que le había derrocado en 1907.
El Roghi derrotó
en varias ocasiones a las tropas gubernamentales, asedió Fez, la capital de Marruecos y logró cerrar el
corredor de Taza. Estableció un embrión de corte en Salwán y cedió la
explotación de las minas de Bou Ifrour a una sociedad franco-española, lo que
le provocó el odio de los xenófobos. En 1909 el nuevo sultán Muley Hafid logró
derrotarlo, capturarle y poco después le ejecutó. El sultán anterior tampoco
duró mucho en su reinado, pues en 1912 tuvo que abdicar en su hermano Yusuf,
retirándose primero a España y luego a Francia, donde falleció en 1937.
Los periódicos españoles y el
periódico local Arautápala, se hicieron eco de las peripecias de la captura del Roghi y así comentaron que el sultán Muley
Hafid continuaba ejecutando con el derrotado Bu-Hamara la obra de su terrible
venganza. Escribían que en las últimas cartas llegadas de Fez, se decía que el Roghi
había sido trasladado a otra jaula, más reducida que la que ocupó
primitivamente, que tan sólo tenía un metro de altura, y por ello, el pretendiente,
para moverse debía de revolverse y arrastrarse como una fiera aprisionada. La
jaula, por orden de Muley Hafid, fue colocada sobre un poste en el sitio más
frecuentado de la ciudad santa, para que el pueblo viera al Roghi y participara
en las fiestas con que las que el populacho celebraba su captura y su martirio.
Según las crónicas de la época, el sultán habló nuevamente con su
víctima, y gozándose con su tormento, le anunció que no le mandaría matar. El
Roghi, al oírlo, le contestó secamente: “Nadie
se muere hasta que no llega su hora”. Esta respuesta, fatalista y valiente,
sólo fue una arrogancia del pobre Bu-Hamara, que iba a morir cuando le
pareciese oportuno al sultán, y que ya habría acabado sus inquietos días, si no
fuese porque Muley Hafid quería matarlo por el procedimiento de la “barbarie lenta”.
Las crónicas decían que cuando el Roghi fue hecho prisionero por el
Bagdadí, dijo a éste: “Las tropas del sultán han podido
cogerme en muchas ocasiones; pero no las han aprovechado porque no tienen
actividad ni disciplina, van sólo al pillaje, mientras que yo sé guerrear y
mandar a mis guerreros”. Se aseguraba, que cuando pasase el Ramadán, el Roghi sería llevado en su
jaula a Marrakesh, aunque acaso no se llegase a verificar la trágica conducción
del prisionero a la capital del imperio, pues se temía que El Roghi no resistiera
en su cautiverio mucho tiempo.
Sirvan los anteriores comentarios no literales, para entender el impacto
que la noticia de la captura del Roghi causó en la población
española, así como en la canaria y muy particularmente en la de nuestro pueblo,
teniendo todo ello repercusión en la escenificación de su captura y su paseo en
una jaula por las calles del Puerto de la Cruz.
La foto siguiente permite ver al Sultán montado
en un dromedario seguido por su tropa a pie, pasando por delante del
desaparecido Hotel Martiánez, es decir, a la altura de la Plaza de Viera y
Clavijo.
La siguiente foto, muestra a la llamada Partida del Roghi
posando para el fotógrafo, sentados en el suelo de la sede de la sociedad cultural y
recreativa Iriarte.
La primera de las siguientes fotos muestra al Roghi enjaulado sobre un
camello y a sus partidarios, designados como Fuerzas de a Pie, dado que no iban montados en cabalgaduras, ascendiendo por el camino que conducía hasta el Grand Hotel Humboldt, donde volvieron a escenificar la escena de la captura del
Roghi, delante de los huéspedes del citado hotel. En la otra se ve al Sultán, seguido de su tropa, que iba parte a pie y oparte en dromedario, ascendiendo hasta el Grnad Hotel Humboldt.
Vemos pues, que se había escogido adecuadamente la ruta para que pasase por la mayor parte de los hoteles turísticos y así deleitar a la clientela de estos hoteles, lo que prueba que la mano del Comité de Turismo había diseñado cuidadosamente el trayecto a seguir, siempre bajo la premisa de entretener y divertir a la colonia extranjera residente en los hoteles turísticos.
La “Partida del Roghi” en la sede del Círculo de Iriarte. 1910. Foto Marcos Baeza Carrillo
|
Vemos pues, que se había escogido adecuadamente la ruta para que pasase por la mayor parte de los hoteles turísticos y así deleitar a la clientela de estos hoteles, lo que prueba que la mano del Comité de Turismo había diseñado cuidadosamente el trayecto a seguir, siempre bajo la premisa de entretener y divertir a la colonia extranjera residente en los hoteles turísticos.
El Roghi enjaulado subiendo hacia el Hotel Taoro. 1910. Foto Marcos Baeza Carrillo
Fuerzas del sultán,
asciendo hacia el H. Taoro. 1910. Foto Marcos Baeza Carrillo
|
En esta otra fotografía se aprecia a parte de la Comparsa del Roghi y de las Fuerzas del Sultán pasando por la Plaza del Charco, concretamente, a la altura de la desaparecida casa de la Familia Sotomayor.
Una vez llegada la comitiva a la Plaza del Charco, atravesó la plaza cruzando a través de ella, en lugar de rodearla utilizando las calles circundantes. Esto se aprecia muy bien en las dos siguientes fotos, que reproducen la misma escena, pero una está en blanco y la otra en color, por lo que me ha parecido oportuno incluir ambas, pues creo que el conjunto de las dos permite apreciar mejor los detalles, tanto de las personas como del entorno, muy particularmente del antiguo edificio del Bar Dinámico y del primitivo kiosko utilizado por la Banda Municipal para impartir sus conciertos públicos.
A la comparsa El Roghi
le seguía un coche engalanado dentro del cual, trajeados con disfraz de pierrot, iban los
hermanos Melchor e Isidoro Luz, junto con Régulo González y Esteban Escobar, tocando
aires regionales con bandurrias y guitarras y a continuación de ellos, iban seis
carrozas.
La primera de las carrozas representaba el acto del recibimiento en
audiencia de Cristóbal Colón por los Reyes Católicos antes de partir con sus
carabelas en el primer viaje, en el que descubrió el continente americano. En la fotografía se aprecia bajo dosel de fino damasco, los Reyes
Católicos, encarnados por los hermanos Josefina y Julián Lorenzo Montes de Oca.
Junto a la escalinata del trono, se ve al comerciante local José de la Fe Cruz, que encarnaba a Colón y que
se halla mirando por un catalejo y al pie del dosel, estaban los jóvenes Andrés de
Sotomayor González de Chaves y Rodolfo Alegría con trajes de pajes. Delante del
trono, sobre un trofeo adornado con los colores nacionales, se destacaba una
bola del mundo. Esta carroza fue diseñada por el destacado artista local Marcos
Baeza Carrillo, y contribuyeron económicamente en su confección, las sociedades culturales portuenses de la época, a saber, El Casino, La
Nueva Unión y el Círculo de Iriarte.
La siguiente carroza fue construida por la colonia
inglesa y ocupada por miembros de la colonia de esta país, residentes en nuestro pueblo. La carroza representaba a Gran Bretaña, encarnada por Miss Ledger Hill en la figura
de Centra y a su alrededor se hallaban sus paisanas Mrs. Marriot, Miss Conellan
y Miss Goodenongh, que representaban a Inglaterra, Escocia, Irlanda y País de
Gales, respectivamente. Completaban el conjunto, varios caballeros con trajes de distintas
épocas, entre los que se hallaban Tomás M. Reid, Mr. Marriot, Mr. Perry, Mr.
Naylor, Mr. Uren, Mr. Vernon, Mr. Walter Reid. La mayor parte de ellos eran comerciantes locales o empleados de la Casa Yeoward y también ocupaban la carroza varios niños, hijos de los miembros de la colonia inglesa.
Al igual que hice anteriormente, he decidido poner dos fotos de esta carroza, una en blanco y negro y otra en color, pues así creo que se aprecian mucho mejor los detalles.
Carroza inglesa frente al Hotel Marquesa. 1910. Marcos Baeza Carrillo
La tercera carroza, costeada por los miembros de la
colonia alemana residentes en el Puerto, simbolizaba un Zeppelin, que fue
construido en el Puerto de la Cruz en los talleres de Miguel R.
López, un afamado carpintero local de aquella época. He tomado un recorte de la primera foto y lo he ampliado, para poder apreciar mejor el Zeppelin, pues en la otra foto, que está bastante, deteriorada no se ve muy bien.
Creo que de todos es bien conocido este tipo de dirigible, pero aún así, voy a añadir algunas notas acerca de su inventor y de la trayectoria seguida por su inventor.
Ferdinand
von Zeppelin (1838-1917), fue un General de Caballería, que estuvo sirviendo en
los ejércitos de Wurtemberg, Prusia y en el del Imperio Alemán. Su primer
contacto con la navegación aerostática lo tuvo durante la Guerra de Secesión Americana (1861-1865), pues allí estuvo en el campamento de globos aerostáticos de
T. S. C. Lowe. A partir de 1880, Zeppelin se ocupó
intensamente de la idea de desarrollar globos dirigibles y así, en 1899, ya realizó
tres ascensiones en este tipo de globos sobre el Lago Constanza, terminando su
primer prototipo en 1900. Después de diversas vicisitudes, tanto la
administración militar como la civil comenzaron a utilizar este medio de
transporte, que asimismo fue empleado en la Primera Guerra Mundial.
Zeppelin falleció en 1917 y no llegó a ver cumplido su
sueño de utilizar sus dirigibles para efectuar vuelos trasatlánticos, tal como
ocurrió posteriormente en 1928 y 1937. El zeppelín dejó de utilizarse como medio de
transporte, después del terrible accidente ocurrido al Hindenburg en 1937, en el
que fallecieron 37 personas, un poco más de un tercio de las personas que estaban
a bordo (97). Gran parte del aparato estaba lleno de gas hidrógeno, que por su baja densidad facilitaba la navegación aérea, pero que tenía el grave problema de ser enormemente inflamable. Lamentablemente, años después de su inauguración y uso, se produjo un grave accidente en el citado Hindenburg, que a consecuencia de una chispa eléctrica se incendio estando en tierra.
Dado el impacto que estaba teniendo
el desarrollo y el uso del Zeppelin en Alemania en la primera década del siglo
XX, la colonia alemana establecida en nuestro pueblo juzgó conveniente realizar
una carroza representando a un Zeppelín, para que participase en el primer coso de nuestro carnaval. Figuraban en esta carroza miembros de la colonia alemana residentes en nuestro pueblo, entre las que cabe citar a las señoritas Ott y Fredlund,
así como los señores Guillermo Siebert, Oton Gautmitz y Pablo Witt. Si bien la
calidad de la foto no es nada buena por encontrarse en mal estado, permite
hacerse una idea del diseño de la carroza, que puede complementarse viendo las
imágenes anteriores, en alguna de las cuales se aprecia la parte delantera del dirigible, tal como ocurre con la foto de la carroza inglesa.
No
he podido conseguir imágenes de la cuarta y quinta carroza, aunque si su
descripción, que viene reseñada en la crónica del ya citado periódico local
portuense Arautápala. La cuarta carroza, simbolizaba un
paisaje suizo y fue construida bajo la dirección de los Hermanos Wildpret, dos destacados
comerciantes portuenses, cuyo padre Herman Wildpret, como ya comenté al principio de la crónica era de origen suizo. En la
parte baja de esta carroza y en cuatro lienzos pintados por el artista local
Ruperto Armas, se representaba la historia del héroe suizo Guillermo Tell, con
su León de Lucerna. En otro testero se apreciaba el bote en que lo llevaron
preso y en el cuarto el escudo de Suiza. Finalmente, en la parte superior de la
carroza figuraban los 22 escudos de la Confederación Helvética.
Dentro de esta carroza se hallaban diversos miembros de la Familia Wildpret, de los que destacaremos a Guillermo Wildpret y a su hijo Guillermo que encarnaban a Guillermo Tell y al hijo de este legendario héroe. También se hallaban los niños Marta y Anita Münch, Germán y Carlos Reimers, Esther, Enrique, Roberto, Adolfo, Luis y Paz Wildpret, vestidos con trajes de los distintos cantones de Suiza. Lamentablemente, como ya mencioné anteriormente, no he podido conseguir una foto de esta carroza, pero sí sabemos que sus promotores fueron los hermanos Gustavo y Guillermo Wildpredt Duque, cuya foto incluyo, aunque ya ha sido reproducida en una crónica anterior.
Dentro de esta carroza se hallaban diversos miembros de la Familia Wildpret, de los que destacaremos a Guillermo Wildpret y a su hijo Guillermo que encarnaban a Guillermo Tell y al hijo de este legendario héroe. También se hallaban los niños Marta y Anita Münch, Germán y Carlos Reimers, Esther, Enrique, Roberto, Adolfo, Luis y Paz Wildpret, vestidos con trajes de los distintos cantones de Suiza. Lamentablemente, como ya mencioné anteriormente, no he podido conseguir una foto de esta carroza, pero sí sabemos que sus promotores fueron los hermanos Gustavo y Guillermo Wildpredt Duque, cuya foto incluyo, aunque ya ha sido reproducida en una crónica anterior.
La quinta carroza simbolizaba una cesta canaria, dentro
de la cual tocaban aires regionales Domingo González, Luis Rodríguez de la
Rosa, Antonio Esquivel, Juan Ruiz Real, Arquipo González y Antonio Hernández Ojeda. Al igual que ocurrió con la anterior, no me ha sido posible conseguir una imagen de esta carroza, aunque se sabe por la crónica del periódico que fue
organizada y dirigida por la señora Dª Elena Cárpenter de Luz, la esposa de D. Melchor Luz Lima y que se hallaba
cubierta totalmente de flores naturales. Dentro de ella, vestidos con el típico traje
canario, se hallaban los niños María Luisa, Minita y Manuelito Carmona Mayato,
Luisita y Fernandito Bartlet Mayato, Enriqueta Tolosa Arroyo, Juanita y Dominga
López Borges, Antoñita Sotomayor González de Chaves, Guillermo Luz Cárpenter,
Isidoro y María Mercedes Luz, Maruca y Federico Castro Díaz y Andresito Pérez
Pérez.
Seguían a esta carroza dos coches engalanados, en uno de
los cuales iba una parranda formada por el conocido guitarrista Sebastián
Miranda, junto a Adolfo Pérez y Maximiano Pérez, en tanto que en el segundo
coche, caracterizados con traje de turcos, iban Francisco Artus y Pedro Cruzat. Finalmente, cerraba la comitiva una
cabalgata de jinetes vestidos a la antigua usanza española, entre los que se
hallaban Gustavo Wildpret Duque, Ramón Cruzat, Víctor Machado, Lorenzo
Rodríguez Figueroa, Pedro Hernández Martín, el Dr. Sievert, Ruperto Armas,
Francisco Gómez Ibáñez, Sebastián Castro, Miguel Sotomayor González de Chaves,
Isidoro Luz Cárpenter y Félix de la Cruz.
Evidentemente, la noticia del comienzo de este Coso de Carnaval llegó hasta los pueblos vecinos, hasta el punto de que
participó en la comitiva un coche engalanado de San Juan de la Rambla, dentro
del cual iban las señoritas Josefina Díaz, Jesús Bautista, Norberta Hernández,
Carmita Montes, Lolita Lorenzo, Lolita Díaz y la señora Dª Mercedes González.
El jueves, 10 de febrero de 1910, el periódico local Arautapala
se hacía eco del éxito conseguido con el primer coso del carnaval portuense
publicando un extenso y muy elogioso artículo, donde se daba la enhorabuena al
Comité de Turismo en su condición de promotor del Coso carnavalesco a la par
que se elogiaba las muestras de cultura dada por los organizadores y el gran
civismo mostrado por el público durante los días de carnaval, donde no hubo
incidentes dignos de mención: “Mil y mil
enhorabuenas al Comité de Turismo, iniciador de la idea, mil y mil plácemes a
los que coadyuvaron a llevarla a su realización; mil y mil felicitaciones a
todos los que han contribuido con su apoyo - autoridades, sociedades,
particulares, pueblo, obreros de la inteligencia y el trabajo-, al espléndido
éxito de tan brillante improvisación, permítasenos la frase, que no otro nombre
que el de improvisación puede darse a los que se ha hecho en el plazo de ocho
días y con los pocos elementos con que, por desgracia, se cuenta hoy en esta
localidad.
El Puerto ha dado muestras inequívocas de su cultura,
como lo demuestra palpablemente el admirable orden que ha reinado en la fiesta,
no obstante la inmensa multitud que en ella tomó parte, no obstante, y esto es
muy digno de llamar la atención, el hallarnos en carnaval, días que tanto se
prestan a desórdenes, escándalos, etc. Con orgullo lo decimos: el Puerto de la
Cruz ha dado la mayor prueba de civismo que puede dar un pueblo. Díganlo las
colonias extranjeras, que no cesan de manifestar su admiración ante el
majestuoso espectáculo que ofrecía el Hotel Humboldt, en que había más de 2000
personas, de todas clases y condiciones, sin que hubiera ocurrido el más
insignificante accidente desagradable.
Dejamos los detalles para una información más puntual. Pero no
queremos terminar estas líneas, escritas a vuela pluma, sin hacer una pregunta,
que lo mismo se dirige a las autoridades, que a los directores de opinión, que
al pueblo, que tantas muestras ha dado de sensatez. Si en ocho días y sin
elementos se ha hecho lo que se cita, ¿qué no se haría, en otros terrenos y con
más tiempo, reinando el mismo espíritu de unión, de concordia, de patriotismo
que ha reinado para la realización de la pasada fiesta? No exigimos la
respuesta de palabra ni por escrito. La esperamos, y será infinitamente más
agradable en hechos prácticos y beneficiosos para el país”.
El editorial terminaba estimulando a las autoridades,
organizadores y al pueblo en general a que se aplicase en otros órdenes de la
vida al mismo espíritu de unión,
concordia y patriotismo utilizado para sacar adelante y con gran brillantez los
festejos de carnaval con sólo ocho días de muy intenso trabajo.
Resulta de justicia destacar que los
miembros de la Junta Directiva del Comité de Turismo trabajaron denodadamente
para movilizar las voluntades de los diferentes estamentos sociales. Una prueba
de ello, la encontramos en la petición dirigida al Ayuntamiento del Puerto de la
Cruz, quien en un acuerdo tomado en Pleno celebrado el 2 de febrero de 1910,
concedió la cantidad de cincuenta pesetas a la Comisión de Festejos, designada
por el Comité de Turismo para colaborar en la fiestas del carnaval.
La intensa participación y colaboración de los hoteles de nuestro pueblo, se
puede poner de manifiesto sin más que citar que el Grand Hotel Humboldt
organizó el lunes 8 de febrero, después de que se celebrase el Coso, una Gran
Baile de Disfraz, a las diez de la noche, que llevaba incluido un souper a las
11,30. La entrada costaba
tres pesetas y el importe de la recaudación, una vez deducidos los
gastos, se entregó al Comité de Turismo, para que pudieran con este dinero
sufragar parte del coste que le había ocasionado la organización del Gran
Coso.
En mi opinión, creo que quizás deba destacarse aparte de la
extraordinaria labor material desarrollada por el Comité de Turismo para la
organización del Coso, el que éste hubiera sabido tocar la fibra sensible de
los diversos estamentos sociales del Puerto de la Cruz, logrando que se
implicasen desde los comerciantes locales hasta las sociedades recreativas y
culturales, convirtiendo un gran espectáculo de diversión en un acto de
propaganda, con el que se intentaba y se consiguió vender la mejor imagen del
Puerto de la Cruz.
En esta misma línea, fue muy
importante lograr la implicación de la colonia extranjera en las fiestas
carnavalescas, pues a partir de este año de 1910 y hasta 1913, sería una
constante, el que las colonias inglesa y alemana residentes en el Puerto de la
Cruz, construyeran sendas carrozas, con las que pretendían siempre destacar
aspectos culturales de sus respectivas naciones.
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