El
desvío del Barranco de Martiánez
Un
detalle interesante a destacar de la erupción, probablemente posterior a las
que citamos en los primeros artículos y que dieron origen al suelo sobre que se
asentó muchos siglos después nuestro pueblo, fue que interrumpió el cauce
primitivo y provocó la desviación del curso del Barranco de Martiánez, que originalmente
desembocaba en las cercanías de la zona de nuestro pueblo conocida como San
Telmo. Como consecuencia de la irrupción de la lava de una erupción posterior a
las que generaron el suelo portuense, se cegó su cauce primitivo, y el barranco
se desvió buscando un nuevo camino que le permitiera llegar al mar.
El
nuevo cauce que tomó el barranco, siempre buscando la línea de máxima pendiente
por ser la más favorable y la de más rápido deslizamiento, lo llevó a
desembocar en la Playa de Martiánez, concretamente en su zona este, conocida
popularmente como La Carpeta o La Barranquera, nombre este último surgido precisamente
a causa de que en los inviernos se sufrían los periódicos aluviones y con ellos,
el material de todo tipo que arrastraba el barranco venía a parar a su desembocadura
en la zona comentada.
En
el gráfico siguiente, publicado en el trabajo de Carracedo y colabores [1], se
señala en azul y a la derecha, el cauce del barranco en su camino hacia el mar
y se aprecia que de haber continuado en línea recta su curso, la desembocadura
iría a parar a San Telmo, aproximadamente a la zona situada en el entorno donde
hoy se halla la ermita del mismo nombre.
En
la parte superior derecha y en azul, se ve el curso desviado del Barranco de
Martiánez
|
En
las imágenes aéreas siguientes, se aprecia claramente el desvío del cauce del
Barranco, justo a su llegada a la curva donde actualmente se encuentran el
centro Las Pirámides de Martiánez.
Fotos aéreas de la desembocadura del Barranco de Martiánez en la playa del mismo nombre, en la que se aprecia el desvío del curso del barranco
Fotos aéreas de la desembocadura del Barranco de Martiánez en la playa del mismo nombre, en la que se aprecia el desvío del curso del barranco
A
pesar de que después de las erupciones citadas, el Barranco de Martiánez cambió
su viejo curso, cada vez que el mencionado barranco corría en la época de
lluvias torrenciales, se producía su desbordamiento a la altura de la actual
Plaza de Viera y Clavijo, muy cerca de donde actualmente se sitúa el Complejo Comercial
Pirámides de Martiánez y justo en la zona donde tuvo lugar el cambio de
dirección de su cauce.
Imagen
de la Plaza de Viera y Clavijo. A la izquierda el desaparecido Hotel Martiánez. Autor Anónimo
|
Como
consecuencia de estos desbordamientos, las aguas del barranco saltaban el pequeño
talud que encontraba en la zona donde actualmente se halla la citada plaza de
Viera y Clavijo, y bajaban por la Calle de la Hoya hasta llegar a San Telmo,
con gran sobresalto e indudablemente con notable riesgo, para los vecinos de la
zona del barrio de La Hoya, que durante los siglos XVIII y XIX, era una de las
más pobladas por la clase trabajadora del Puerto y muy particularmente, por los
mareantes o marineros como les denominamos modernamente.
Este
hecho planteaba un serio problema a los vecinos de nuestro pueblo, pues en los
primeros tiempos hasta bien entrado el siglo XIX, la calle de La Hoya era una de las dos entradas y salidas naturales de la población a través de la Calzada de Martiánez,
de modo que cuando en los tiempos invernales el barranco corría con fuerza, el
Puerto de la Cruz sólo tenía como salida y entrada el camino de Los Realejos a
través de Las Arenas, que se encontraba situado casi en el lado opuesto.
Barranco y Calzada de Martiánez. En
la primera se aprecia el sendero que permitía cruzarlo a la altura de El Tope y en
la segunda se ve la Calzada de Martiánez. Foto Marcos Baeza Carrillo 1912-15.
El
desbordamiento del barranco entrañaba un claro peligro para los vecinos de la
zona, que a lo largo del siglo XVII y parte del XVIII, eran bastante numerosos,
sobre todo mareantes, pues al dejar de usarse el Limpio Grande, y dado que los
desembarcaderos de San Telmo y el Limpio de las Calaveras quedaban
relativamente cerca, el barrio de La Hoya, comenzó a poblarse con mareantes,
pues el Barrio de la Ranilla no empezó a construirse y poblarse, hasta bien
avanzado el siglo XVIII, momento en que se constituyó en el barrio marinero por
excelencia de nuestro pueblo.
Barranco de Martiánez y antiguo
camino de El Tope. Al fondo y en el centro, asoma el edificio del antiguo Thermal
Palace. Foto de A. Benítez, coloreada por J. Carlos Rodríguez
Para
evitar el desbordamiento del barranco a altura de la Plaza de Viera y Clavijo,
el ayuntamiento portuense, con dinero prestado por la casa comercial inglesa de
Stuart Bruce [2] establecida en el Puerto de la Cruz, construyó un fuerte
paredón donde hoy se encuentra la plaza, lo que permitió así resistir los
embates del barranco, para que este siguiese su curso natural que implicaba un
desvío hacia la zona de la Barranquera en la Playa de Martiánez y así no continuara
en línea recta hacia la Calle de La Hoya.
Gilbert
Stuart Bruce (1762-1861), cónsul inglés en Tenerife
Stuart Bruce fue un comerciante inglés establecido en el Puerto de la Cruz durante el siglo XIX, que vivió en el edificio que fue propiedad de D. Alonso del Hoyo y después en virtud de su testamento pasó a la Iglesia Católica, que lo utilizó como sede del Colegio de la Pureza, hasta hace relativamente pocos años. Actualmente, en este edificio se encuentra la sede de los Hermanos de la Cruz Blanca.
Calle
Iriarte en su cruce con San Juan. A la derecha se ve el edificio donde vivió S.
Bruce y estuvo situado el Colegio de la Pureza, antes de su traslado. Al fondo
la desaparecida Calzada del Conchos
En
los Anales de A. Rixo se menciona varias veces al citado comerciante inglés y
así en 1813 se afirma [3]:“En esta
primavera llegó a nuestro Puerto el correo de S.M. británica, el Montesquieu,
que había salido de la isla de La Madera, en la propia semana, en conserva de
otros correos de la misma nación, El Pelenk, a fin de evitar ser apresados por
cierta goleta corsario americano, El Globe, la cual tenía a la vista por fuera
de la rada de Funchal, capital de dicha isla. La goleta, no obstante, abordó en
la noche a uno de los correos dejándole sobre cubierta dos hombres al
separarse, quienes no pudieron reembarcarse en el corsario, el cual fue
repelido. Ambos buques continuaron su navegación a estas islas para reponerse y
curar sus heridos, los cuales fueron alojados por su cónsul, que lo era Mr.
Gilbert Stuart Bruce (1782-1861), en el sitio de Sarmiento [4].
Como
cónsul inglés en Tenerife Stuart recibía a la mayor parte de viajeros
británicos que visitaban la isla y así, en el diario del botánico inglés
Christen Smith [5] se lee: “Día 8 de mayo de 1813, almuerzo en casa del
Sr. Stuart Bruce, cónsul inglés”.
En
1816, A. Rixo cita a Stuart Bruce como una de las diez casas comerciantes más
importantes al por mayor asentadas en nuestro pueblo [6] y finalmente, en 1827,
hay una última cita que entronca directamente con el tema central de la
crónica, pues A. Rixo después del enorme desastre que produjo el aluvión de
noviembre de 1826 que arrebató casas en la Calle de La Hoya, afirma en sus Anales [7]:“Pocos días después se empezó a construir
aquel gran murallón de piedra seca frente al Tope de Martiánez, en el cual se
invirtieron cosa de 600 pesos corrientes que suplió la casa de los SS. Stuart
Bruce, para que se le reintegrase por el público”.
En
1837, la casas comerciales inglesas Hamilton y Bruce establecidas en Tenerife,
firmaron un acuerdo para asociarse y formaron la empresa llamada Bruce,
Hamilton and Co. Al fallecer Stuart Bruce en 1861, su oficina del Puerto de la
Cruz cerró y pasó toda su actividad de la casa comercial a Santa Cruz.
En
el Barranco de Martiánez existió durante bastante tiempo una zona de lavaderos
públicos, donde muchas mujeres de nuestro se ganaban la vida lavando la ropa
sucia de algunos de los vecinos portuenses, que les pagaban por su trabajo de
lavanderas. Los lavaderos se hallaban en el margen izquierdo del cauce natural
del barranco, aproximadamente a la altura de donde se encuentra la entrada al
Sitio Litre y hasta hace relativamente poco tiempo se veían los restos de estos
lavaderos públicos.
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Del
Paseo de Eduardo Cobián a Paseo de Aguilar y Quesada
A
medida que el acceso y el uso de las playas se fue generalizando, se hizo
necesario realizar una carretera que permitiera el fácil acceso a la Playa de
Martiánez, que en las primeras décadas del siglo, sólo podía hacerse
peatonalmente bien a través del popularmente conocido como Paseo de las Palmeras,
que fueron plantadas a comienzo del siglo XX por el ayuntamiento portuense a
instancias del concejal D. Domingo Aguilar y Quesada, que ya había realizado
esa labor en el espacio que rodea al Grand Hotel Taoro, bien a través de Paseo de los Tajarales que discurría más al norte, por la Playa de Martiánez.
Para
preparar la primera visita de un monarca español a las Islas Canarias,
realizada por el rey Alfonso XIII en 1906, el ministro Eduardo Cobián vino en
1905 a las islas y visitó nuestro pueblo, y tuvo el honor de ser el primer
ministro del gobierno español que visitó el archipiélago, motivo por el que se
impuso su nombre durante un corto periodo al Paseo de las Palmeras e igual se
hizo con otras calles de diversas localidades tinerfeñas, tal como ocurrió en
Santa Cruz con la popular calle La Marina, que durante un tiempo se llamó
también calle Eduardo Cobián.
Pocos
años más tarde, se cambió el 25 de febrero de 1914, el nombre de Paseo de
Eduardo Cobián por el de Paseo de Aguilar y Quesada, en atención por los méritos
contraídos por el recién fallecido concejal grancanario D. Domingo Aguilar y Quesada (1843-1914),
que fue accionista y gerente del Hotel Taoro y se encargó de embellecer la zona
circundante de este hotel y el Paseo de Martiánez, con la plantación de un
número importante de palmeras, a ambos lados del paseo. A pesar de la
encomiable labor de repoblamiento de plantas desempañada por el concejal
natural de Gran Canaria en las zonas del Taoro y Martiánez, tengo que añadir
que el citado paseo de Martiánez siempre ha sido conocido popularmente, como Paseo de las
Palmeras.
En
las fotografías siguientes podemos apreciar el paseo antes de la construcción de
la carretera y sin palmeras, luego sin carretera, pero con las palmeras ya
plantadas y finalmente,más adelante con ambas cosas, palmeras y una carretera y en la cuarta imagen con las dos carreteras ya construidas.
Barranco de Martiánez, a la izquierda sin paseo y sin palmeras. A la derecha, con paseo y palmera . Finales del siglo XIX, primera décadas del XX, respectivamente.
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En
más de una ocasión, en las épocas invernales, cuando caía una gran tromba de
agua, por el gran caudal que traía el Barranco de Martiánez, llegó a romper la
carretera que permitía el acceso de los coches desde la Plazoleta de Viera y
Clavijo hasta la Playa de Martiánez. Este espacio había sido robado al
primitivo cauce del barranco y convertido en una carretera de doble dirección
que se hallaba entre el barranco y el Paseo de Aguilar y Quesada, popularmente
conocida como Paseo de las Palmeras, desbordándose y corriendo libremente por
esta calzada.
Muchos
años más tarde en pleno auge del turismo, por iniciativa del ayuntamiento
portuense presidido por Isidoro Luz Cárpenter, se añadió una nueva carretera tomando
el terreno necesario de las plataneras de los Llanos de Martiánez que por aquel
entonces eran propiedad de los hermanos Pedro y Sebastián Fernández Perdigón.
La construcción de esta nueva vía permitió, destinar la más cercana al cauce
del barranco para la bajada a la playa de los vehículos procedentes de la calle
Valois y la otra para la subida y salida de la playa hacia la población, lo que
se hacía bajando por la calle de La Hoya hasta llegar al centro de la población.
Cueva
de San Telmo, actualmente sepultada bajo los escombros originados
en las obras
de construcción y reforma del Lido San Telmo
Las
Aguas Minerales de San Telmo
Otro
hecho interesante relacionado con el curso del Barranco de Martiánez lo teníamos
en la presencia en la Cueva de San Temo, de una especie de fuente subterránea
de agua dulce que sólo se apreciaba en la marea baja, pues salía del suelo del
fondo de la cueva. Este manantial subterráneo está hoy sepultada bajo
escombros, después de las obras de construcción del Lido de San Telmo y la
Avenida de Colón. que se efectuaron entre los años 60-70.
Cueva de San Telmo, actualmente sepultada bajo los escombros originados en las
obras de construcción y reforma del Lido San Telmo
A la marea llena el fondo marino no era visible y no podía apreciarse el chorro de agua dulce que fluía del suelo marino pues quedaba tapado por las aguas del mar. Evidentemente, esta agua dulce procedía de las escorrentías del Barranco de Martiánez, que guardaba bajo tierra restos de la memoria de su trayecto original, que como dijimos originalmente venía a desembocar en las proximidades de San Telmo.
En
los años del primer despegue turístico de nuestro pueblo, después de la
construcción del Hotel Taoro en los últimos años del siglo XIX, se llegó a
efectuar un análisis de esta agua, siendo los impulsores de esta iniciativa el
afamado médico D. Víctor Pérez Ventoso junto con el Dr. D. Juan G. Martel.
Tal como ya comentamos, esta fuente natural después de las obras realizadas en el entorno del actual Lido San Telmo quedó completamente cegada y así se mantiene actualmente, a pesar de la oposición vecinal que en su día se suscitó. En un prospecto cuya fotografía reproduzco y que por su tenor ilegible voy a comentar con cierto detalle, los doctores portuenses Juan González Martel y Jorge Víctor Pérez, juntos con el subdelegado de sanidad Manuel Pestano, explicaban la composición química de las Aguas de San Telmo, comparándolas con otras reputadas aguas de manantiales europeos y señalando su utilidad para el tratamiento de diversas patologías.
Tal como ya comentamos, esta fuente natural después de las obras realizadas en el entorno del actual Lido San Telmo quedó completamente cegada y así se mantiene actualmente, a pesar de la oposición vecinal que en su día se suscitó. En un prospecto cuya fotografía reproduzco y que por su tenor ilegible voy a comentar con cierto detalle, los doctores portuenses Juan González Martel y Jorge Víctor Pérez, juntos con el subdelegado de sanidad Manuel Pestano, explicaban la composición química de las Aguas de San Telmo, comparándolas con otras reputadas aguas de manantiales europeos y señalando su utilidad para el tratamiento de diversas patologías.
Prospecto en que se informaba de la
composición y utilidad de las aguas de San Telmo
|
Por su interés reproduzco parte el informe: “A
ruego de varias personas amigas y convencidos por nuestra parte de la
conveniencia de poner a disposición del público una reseña que pueda de algún
modo servir de guía al que desee tomar estas aguas tan afamadas en nuestra
provincia, no titubeamos en publicas esta líneas que sólo tienen la pretensión
de llenar en lo que esté en nuestro alcance el referido objeto y cuyas
deficiencias no se nos ocultan.
Estas aguas cuya
composición conoce el público pertenecen a la clase de aguas medicinas salinas
cloruradas, y son muy semejante a las de Arnedillo, Cestona, Fitero, Fortuna,
Molinar de Carranza y Trillo en España; a las Bourbonne les Bains y Bourbon-Laney
en Francia y a las de Kissingen, Hombourg, Baden-Baden, Wiesbaden, Kreuznach e
Ischl, en Alemania.
Venía
a continuación un amplio apartado que versaba sobre el modo administración: “Por la mañana, en ayunas, en intervalos de
10 a 15 minutos en cada vaso, procurando hacer ejercicio a lo que se presta
mucho el ameno Paseo de Martiánez y su playa. No se debe pasar de 3 a 4 vasos
sin prescripción facultativa, y en todo caso sólo se tomará la cantidad que el
estómago digiera fácilmente, empezando por pequeñas cantidades y aumentándolas
gradualmente. Las personas que coman tarde pueden, antes volver a tomar 1 o 2
vasos, siempre que estómago esté vacío. Durante la cura, no deben tomarse
frutas, a no ser cocidas.
Al exterior es su uso
de igual importancia, empleándose en baños generales o locales que se aplican
con marcado éxito en todos los balnearios antes citados. La duración de la cura
es de 3 a 4 semanas. Sin embargo, de ser de reciente fecha la aplicación de
estas aguas que si bien eran conocidas, se ignoraban sus efectos terapéuticos,
pueden ya citarse varios casos perfectamente comprobados y son los que a
continuación exponemos.
A
continuación venía en el folleto una amplia relación de diversas enfermedades
susceptible de cura o mejora por tratamiento con las Aguas de San Telmo, que a
continuación resumidamente expongo: Eczema de las manos, afección rebelde a todo tratamiento y que con
el uso al exterior y al interior del Agua de San Telmo desaparece completamente;
entre otros casos de este padecer citaremos a un enfermo muy conocido en este
pueblo, que fue el primero que las tomó, habiéndose notado un sabor parecido a
las de El Hierro y que curándose en pocos días hizo que se fijase la atención
del público en este precioso manantial.
Un enfermo de La
Rambla, que venía padeciendo desde hace muchos años una psoriasis general, afección también conocida por lo pertinaz, y que
en una semana la vio casi desaparecer. Entre algunos casos de reumatismo crónico, citaremos a un
vecino de Los Silos que curó radicalmente. Se cuentan ya algunas curaciones de úlceras crónicas de las piernas. Muchos
enfermos del estómago, entre estos dos dispépticos
de antiguo, se hallan ya curados, ambas personas conocidas. Afecciones génito-urinarias, sobre todo
el catarro vesical, que sobrevino en
un enfermo a una estrechez de la uretra, y en otro a una hipertrofia prostática. Debemos citar aquí, lo perjudicial que
puede llegar a ser el exceso habiéndose visto sobrevenir una cistitis violenta en una persona que
tomó 7 vasos.
Tenemos noticia del
daño causado por esta medicación en la tisis
aguda y en la elefantiasis,
sobre todo en la primera y creemos que está contraindicada en absoluto. Por
último diremos que son muchos los casos de inapetencia,
principalmente en niños, en los que se ha despertado el apetito a los pocos
días de tomarlas, y que hemos visto a una joven de 16 años con cloroanemia, en la que otros
medicamentos fueron administrados sin éxito, que no tardó en mejorar
encontrándose hoy bien.
Nos parece oportuno
añadir algunas de las afecciones que encuentran alivio y curación en los
balnearios de aguas salinas. Herpetismos,
reumatismos crónicos musculares y
articulares y rigidices; caquexias,
que por enfermedades específicas, úlceras
indolentes; Varias afecciones
abdominales, Infartos del bazo o
hígado, Dispepsias, Gastralgias,
Estreñimiento pertinaz, Catarros vesicales, Blenorragias
y Leucorreas, Matritis crónica, Trastornos
menstruales, Asma, Catarros bronquiales y laríngeos, Escrófulas e Infartos…
Es
evidente que según los doctores del informe fechado y firmado en Puerto de
Orotava, es decir, en nuestro pueblo, a 17 de noviembre de 1894, estas aguas tenían algo de
milagroso, pues podían curar desde enfermedades del aparato genital, hasta
infartos, pasando por afecciones diversas. Terminaba esta larga relación de
enfermedades que aparentemente según los doctores firmantes, encontraban
curación o remedio bebiendo el Agua de San Telmo, con los nombres de los
médicos ya citados.
La Prensa de La Orotava del domingo 28 de octubre
de 1894 publicó los análisis del Agua de San Telmo efectuado por el reputado
químico inglés, John Atfield (1835-1911) quien buscó en el espectroscopio si el agua contenía pequeñas cantidades los
metales raros, litio, calcio y rubidio, pero no encontró indicios de ellos.
Halló en cambio muy pequeñas trazas de bromo y muy poco de yodo. No obstante, los rastros
eran insignificantes, lo que a su parecer las convertía en perfectamente potables.
Composición del agua de San Telmo
|
|
Sustancias disueltas
|
Gramos / galón
|
Cloruro de potasio
|
20,020
|
Cloruro de sodio
|
289,870
|
Nitrato de sodio
|
0,889
|
Cloruro de magnesio
|
26,758
|
Sulfato de magnesio
|
36,041
|
Cloruro de calcio
|
4,906
|
Carbonato de calcio
|
7,200
|
Óxido de hierro
|
0,140
|
Sílice (Dióxido de silicio)
|
1,694
|
TOTAL DE SÓLIDOS DISUELTOS
|
387,528
|
El
agua estaba libre de impurezas orgánicas (de origen animal o vegetal). Sólo
contenía 0,04 de amoniaco libre por millón y 0,02 de amoniaco albuminoide; en
una palabra no había presentes sustancias orgánicas. Tampoco el agua contenía
gases especiales aparte de los tres de costumbre de la atmósfera, Nitrógeno,
oxígeno y ácido carbónico, contenidos en el agua común. El análisis químico
indicaba claramente que el agua pertenecía a la clase de “muy salinas y ligeramente
purgantes”.
Lamentablemente,
después de las obras de construcción y remodelación del Lido San Telmo, la Cueva de San
Telmo, donde se encontraba este manantial subterráneo, está sepultada bajo los
escombros depositados sin control en la zona, a pesar de las reiteradas
protestas que varios colectivos de vecinos hicieron al ayuntamiento portuense
durante la alcaldía de D. Marcos Brito Gutiérrez, para que no se depositasen los escombros en la citada cueva y se preservase así el agua subterránea que podía
beberse a la marea vacía, tal como yo mismo pude comprobar muchas veces.
[1] Geología de Canarias (I). J. C. Carracedo Gómez. Ed. Rueda. Madrid
[2]
Stuart Bruce (1762-1861), fue un
comerciante inglés establecido en el Puerto de la Cruz desde 1811 que primero
fue socio del comerciante irlandés Diego
Barry y que luego continuó sólo. En 1816 trabajó en su casa comercial en
calidad de aprendiz, Lewis Gellie Hamilton, con sólo 16 años, que fue el primer
miembro de la familia Hamilton, que luego se establecería firmemente en
Canarias. En 1826 ejerció como cónsul británico, aunque cuando marchó a
Inglaterra en 1828, el puesto lo ocupaba provisionalmente, el vicecónsul Mr. Francis McGregor. [Ver Nicolás González
Lemus. Ingleses y franceses en los Puertos de Tenerife].
[3] Anales,
p. 249.
[4] Se
refiere al llamado Sitio Luna, que en aquellos momentos pertenecía a la familia
Sarmiento.
[5] Diario del viaje a las Islas
Canarias en 1815 de Christen Smith. Traducción de Cristina
S. Hansen. Estudios preliminares Per Sunding y Arnoldo Santos. Fundación
Canaria de Historia de la Ciencia. [ISBN 84-609-5475-7]
[6] Anales,
p. 259.
[7] Anales,
p. 296.
Te felicito por la forma comprimida y precisa de un hecho historico que hasta ahora no habia visto entre los historiadores canarias y que puede ser el principio de la reindivicaccion de D.Maria Luisa , absolutamente ignorada en facetas que espero completes con mas detales en futuros blogs.
ResponderEliminarEnhorabuena!