miércoles, 30 de noviembre de 2016

La construcción de la Piscina de San Telmo

          Narro en esta nueva crónica el comienzo de la transformación de la Playa de Martiánez, que empezó con la construcción en 1958 de las instalaciones de la llamada Piscina de San Telmo, llevada a cabo por la iniciativa privada del constructor portuense José Manuel Sotomayor Carmona, quien después de elevar en 1957 su solicitud al ayuntamiento para llevar a cabo la construcción, obtuvo el permiso pertinente, concluyéndose las obras a finales de 1958 y siéndole concedida una concesión de estas nuevas instalaciones por un periodo de cincuenta años. 
        Muestro que a pesar de haber solicitado el permiso de obras el citado contratista, desde el comienzo se sabía que estaba unido a un socio Rudolf David Gilbert, quien en los primeros momentos no figuraba en los tramites iniciales presentados al ayuntamiento portuense.
 La Piscina de San Telmo
El contratista José Manuel Sotomayor Carmona dirigió una instancia al ayuntamiento portuense con fecha seis de noviembre de 1956, solicitando que se le otorgase una concesión administrativa, para la construcción y explotación de una piscina natural y sus anexos, en una zona de la Playa de Martiánez situada en la trasera de la Ermita de San Telmo, concretamente, en la zona conocida como Charco de los Piojos.
Costado oeste de la Playa de Martiánez. Años 50. Foto de I. Bello Baeza
Tal como comenté en una crónica anterior, el nombre de la zona se debía a que durante la época estival, la Playa de Martiánez y en particular, el espacio anteriormente citado, se llenaba de lo que popularmente se conocía como “mujo”, palabra incorrecta pero ampliamente utilizada en nuestro pueblo, pues la acepción correcta sería “musgo” y que en realidad eran sargazos.  La zona tenía una gran belleza natural y la playa, a esta altura, solía tener en determinadas épocas del año, particularmente en los veranos, una cierta cantidad de arena, mezclada con piedras de tamaño relativamente grande. 
Charco de los Piojos y Ermita de San Telmo. 1906. Foto de autor anónimo, 
                     coloreada por Rafael Afonso Carrillo  
Tengo gratísimos recuerdos de este paraje, pues todos los años, llegado el mes de septiembre, íbamos mis padres, mi hermano Felipe (dep) y yo, a esta zona, donde mi padre y yo cogíamos erizos por los charcos vecinos, que luego comíamos en la arena, eso sí, teniendo buen cuidado de guardar las cáscaras vacías en una cereta, cuyo contenido tirábamos luego al mar, pues mi padre me enseñó que en ningún caso se dejaban estos restos en la arena, ya que podrían dañar a las personas que luego pasasen por este lugar y además, los restos de los erizos constituían un excelente engodo para los peces de la zona. En la foto anterior se puede apreciar la zona en cuestión y particularmente el llamado Charco de los Piojos. 
Se ha especulado con la idoneidad de haber permitido la construcción de una piscina de uso privado en un espacio marítimo de uso público, pero a fuer de sinceros, he de añadir que la zona en cuestión, aparte de ser un recreo para la pesca de los jóvenes, no ofrecía excesivos alicientes, pues la mayor parte del año carecía de arena y era un gran pedregal, con piedras de diversas dimensiones, algunas de ellas de considerable tamaño, tal como puede verse en la siguiente fotografía de la zona.
Pedregal del costado oeste de la Playa de Martiánez. Foto de autor anónimo 
                          coloreada por  Rafael Afonso Carrillo.
En el escrito presentado al ayuntamiento por José Manuel Sotomayor Carmona, se especificaba que la superficie total de playa a ocupar era de aproximadamente 5.000 m2. Esta petición fue examinada en un pleno del ayuntamiento portuense [1] y aprobada por unanimidad, con las condiciones de que el término de la concesión administrativa seria de 50 años, contados a partir del acta que se levantaría a la terminación de las obras proyectadas, la duración de las cuales no podría exceder de un año, y que una vez finalizado el tiempo de la concesión, la obra revertiría al ayuntamiento, con todas las instalaciones en condiciones normales de uso.
No se fijó un canon anual por la ocupación de los terrenos, por cuanto se consideró que el ayuntamiento quedaba suficientemente compensado con la reversión de las obras una vez finalizado el plazo de la concesión, considerándose que el de importe de la obra realizada podría ser estimado en alrededor de 700.000 pesetas.
Finalmente, el ayuntamiento se comprometía a verificar todas las gestiones necesarias para que, en el caso que hiciese falta el permiso del Ministerio Público, como así ocurrió, lo tramitaría, si bien, el canon que por imperativos legales estableciese el Estado un canon al Ayuntamiento, éste sería repercutible en el concesionario, en lo que afectaba a la zona marítima terrestre. Asimismo, se indicaba que en un futuro la obra podría quedar vinculada a un hotel que la iniciativa privada tenía proyectado construir en los alrededores de esta zona.
Zona oeste de la Playa de Martiánez.  Se ve la techumbre del Thermal Palace. 1920. 
                   Foto de autor anónimo, coloreada por Rafael Afonso Carrillo.
Se desprende de lo comentado, que la obra, después de la concesión de 50 años a José Manuel Sotomayor Carmona, debería haber quedado vinculada al Hotel Las Vegas, que por aquella época ya era un proyecto bien definido y que muy poco tiempo después ya estaba en construcción. Como es bien sabido, esta última cláusula jamás se cumplió, de tal modo que después de terminada la concesión, la Piscina de San Telmo, con todas sus instalaciones, pasó a ser nuevamente explotada por el ayuntamiento.
En una sesión ordinaria del ayuntamiento portuense celebrada a finales  de enero de 1957 [2], se informó al pleno del proyecto del concesionario José Manuel Sotomayor Carmona (1927-1996), elaborado por Juan Davó, con la dirección técnica de los arquitectos Félix Sáenz Marrero y Juan la Roche Izquierdo.
En el ayuntamiento se conservan unas especies de bocetos hechos a mano alzada, que curiosamente están fechados en mayo de 1952, con el título de "Proyecto de Urbanización y Piscina en el Sector de Martiánez del Puerto de la Cruz", lo que nos indica claramente que el proyecto de construir una piscina natural en la zona empezó a madurar desde comienzos de la década de 1950, aunque su ejecución no se llevó a cabo hasta 1958. 
Dado el tamaño grande del plano no he podido reproducirlo en su totalidad en una sola copia, por lo que pongo varios fragmentos que ilustran los comentarios que a continuación realizo.
Plano elaborado en 1952, para la construcción de una piscina natural en Martiánez.

                  Proyecto de Urbanización y Piscina en el Sector de Martiánez.
Leyendas que acompañabas a los planos. En el de izquierda, se lee 
Santa Cruz de Tenerife, mayo de 1952.
En el segundo de los documentos anteriores se aprecia que el título encaja plenamente con el proyecto presentado, pero si examinamos con cuidado el margen inferior del plano puede verse que los planos tenían fecha de 1952, es decir, los planos estaban hechos seis años antes de la solicitud, cosa que no deja de ser curiosa y chocante. 
A continuación expongo otro plano en que se refleja la zona completa de la playa, desde la zona de la Piscina de Martiánez (a la izquierda del plano), los Llanos de la familia Fernández Pergigón (en la zona central) y finalmente, a la derecha del plano, la zona de San Telmo, con la Ermita y el edificio a construir.
Los planos estaban acompañados de un texto, titulado “Documento número 1. Memoria” de seis páginas, que trataré de resumir, contando sólo lo que afecta a la obra prevista, pues su contenido se extiende a zonas de la Playa de Martiánez, relativamente alejadas de esta zona. La memoria anterior tenía una introducción titulada"Consideraciones Generales", que por su interés reproduzco parcialmente:”Es de todos conocida la gran importancia que desde el punto de vista turístico, tiene el Puerto de la Cruz, municipio situado en la costa norte de la Isla de Tenerife. Sus principales atractivos son, un clima delicioso todo el año y la belleza de sus alrededores. Rodeado en más de la mitad de su contorno por el mar, se multiplican los lugares pintorescos en pequeños recorridos. Como único inconveniente, dentro de sus múltiples atractivos, figura la carencia de una amplia y segura playa que permita realizar los baños y deportes marítimos con entera seguridad. 
Para evitar este inconveniente se construyó hace una quincena de años una bella piscina frente a la Playa de Martiánez. Aunque concebida con amplitud, la gran afluencia de bañistas en estas últimas temporadas, la han hecho en la actualidad insuficiente. Además, por estar construida dentro de un recinto cerrado por tres lados, desde sus terrazas no se disfruta plenamente de las bellezas del paisaje.

                  Playa y  Piscina en medio, los Llanos de Martiánez. Bordeándolo todo el Paseo de los                   Tarajales y abajo, a la derecha, la piscina a construir frente a la Ermita de San Telmo.
             Con el objeto de resolver estos inconvenientes, al Ayuntamiento del Puerto de la Cruz nos ha encomendado la redacción del presente proyecto. El problema planteado tiene varias posibles soluciones, la creación de una playa artificial, la construcción de una nueva piscina del tipo de la existente o la ejecución de una piscina que pudiéramos llamar natural.
            La primera solución, o sea la creación de una playa artificial por medio de obras exteriores marítimas, presenta el inconveniente de su alto coste, debido a la importancia que tendrían tales obras, a causa de los violentos temporales que en invierno se suelen presentar en esta costa, en gran parte desabrigada.
          La construcción de una piscina del tipo de la existente (segunda solución) sería aceptable, dados los inconvenientes de la playa artificial, si no hubiese otra posibilidad. Por eso nos hemos decidido por la tercera solución, o sea construir una piscina en la orilla, de forma que, en parte, se llene y se vacíe aprovechando las mareas.
 Dentro de esta solución caben dos variantes. La primera es avanzar desde la línea de marea media hacia el mar, construyendo un muro protector y la segunda construir la piscina desde esa línea hacia adentro, o sea excavando. La primera variante tiene el mismo inconveniente ya dicho de la importancia que habrían de tener las obra exteriores para resistir los más violentos temporales.
En cambio, la variante, que como solución definitiva hemos adoptado, de construir la piscina excavando el terreno natural hasta la profundidad necesaria, tiene la gran ventaja de poderse realizar las obras en seco la mayor parte del tiempo y de no necesitar la constante reparación de averías.
Para la ubicación de la variante adoptada hemos elegido la Punta de Martiánez, que reúne las siguientes ventajas: una pendiente suave y uniforme, la existencia de una cadena de escollos mar adentro que sirven de rompeolas, por lo que llega el agua ya muerta a la orilla y, sobre todo, su amplio contorno y dilatado horizonte.
Dada la gran extensión de la zona, se pueden reunir las ventajas del baño apacible en la piscina, con las de la naturaleza libre de la playa. Por ello hemos presentado lo que llamamos piscina natural, pues se logra sólo agrandando y uniendo entre sí varios de los pequeños charcos existentes, mediante la correspondiente excavación en la roca, en la forma que se detalla en los planos.
El inconveniente que pudiera representar la transformación de tan privilegiado lugar de la naturaleza quedará resuelto al poco tiempo, ya que la flora y la fauna marina revertirán rápidamente los nuevos bordes con los mil colores que tienen actualmente las rocas".
Después de esta larga y prolija explicación del por qué de la elección del modelo de piscina y del lugar de ubicación, se entra en detalles más técnicos, pero a mi juicio de notable interés, por lo que voy a incluirlos aunque sólo sea resumidamente.
”La carrera de marea varía desde 0,60 metros en las mareas muertas a 2,70 metros en las vivas equinocciales. Se proyecta ahondar 1,35 metros, por debajo de la línea de marea media, con lo que el fondo de la piscina quedaría al nivel de la bajamar viva o equinoccial, lo que permitiría su inspección y reparación.
Para lograr la limpieza se construirá un canal hasta el mar libre, que irá provisto de una compuerta, para impedir el vaciado de la piscina si no se desease. En las pleamares vivas el agua cubrirá los bordes de la piscina y para materializarlos se proyecta la construcción de unos jalones que definan claramente los límites que no deben pasarse sin peligro.
En iguales condiciones, pero de inferior tamaño y profundidad, se proyecta construir una piscina para niños, también indicada en los planos. Partimos de una superficie de 1.000 m2, con lo que podrá utilizarse la piscina para 400 bañistas, ya que se admite como necesario un coeficiente de 2,50 m2, por cada uno. Dado el volumen de desmonte preciso y su precio, calculamos en 150.000 pesetas el presupuesto de ejecución material de la piscina.
Para que sirva de complemento a la piscina, se proyecta la construcción de un pequeño edificio, cuyas características se detallan en los planos. La parte mayor está destinada a vestuarios y en el resto se proyecta un bar-restaurante y una pista de baile y también la construcción de un trampolín adecuado para el salto. El presupuesto del edificio para los servicios lo calculamos en 550.000 pesetas.
A continuación, la memoria entra a considerar como un complemento obligado de la edificación de la nueva piscina, cuyo proyectado trampolin nunca llegó a construirse, la urbanización exterior de todo el Sector de Martiánez, pero este aspecto me llevaría mucho más lejos de lo que pretendo en esta crónica, que quiero limitar a la construcción de la Piscina de San Telmo, que poco tiempo después ya empezaría a ser conocida como Lido San Telmo. 
En realidad, aunque siempre figuró como único peticionario José Manuel Sotomayor, la obra del Lido fue construida por éste en sociedad con Rudolf David Gilbert, personaje que si bien nunca apareció en los documentos oficiales en los momentos iniciales, fue su socio en todo el proyecto y como veremos más adelante, acabó como único concesionario, pues terminó comprando los derechos a su socio, José Manuel Sotomayor Carmona en 1963.
Pronto comenzaron las obras de construcción de las piscinas del Lido San Telmo, ocupando una parte de los terrenos de la Playa de Martiánez, concretamente la zona que se extendía desde el Charco de los Piojos, en dirección hacia la parte este. Esta fue sin duda la primera obra importante llevada a cabo en la Zona de Martiánez y la precursora de lo que más tarde iba a ser el Complejo Martiánez.
Pocos meses después, concretamente en mayo de 1957, el ayuntamiento otorgó la autorización [3] para la construcción de un edificio, destinado a bar-restaurante, en el solar anexo a las piscinas, en base a un proyecto elaborado por los técnicos, que fue aprobado por unanimidad. Como anécdota, citaré que en las actas municipales se recoge una frase que dice literalmente “si bien, en el muro detrás de las cabinas de baño se realizará la obra de conformidad con esta Alcaldía, para evitar le quiten la vista a los viandantes del camino que conduce a la Playa de Martiánez”. Se aprecia que se pretendía garantizar la visión del nuevo balneario piscina como reclamo turístico de los viandantes que pasaban por el vetusto Paseo de Martiánez camino de la playa del mismo nombre.
En las imágenes siguientes se va mostrando la evolución de las obras acometidas, tanto en lo que respecta a la construcción del vaso para la piscina, como en lo relativo al edificio destinado a vestuarios, bar-restaurante y sala de baile. En la primera vemos el vaso marino, los vestuarios a la izquierda y el edificio, a la derecha y en la segunda imagen se ve prácticamente lo mismo, pero con la obras más avanzadas.
Construcción de los vestuarios y al fondo, el edificio. Foto I. B. Baeza. 1957
Construcción del  vaso de la piscina, los vestuarios y al fondo, el edificio. Foto I. B. Baeza. 1957
La siguiente fotografía ya muestra la construcción más avanzada, pues se ve el edificio y los vestuarios casi terminados, la terraza con sus macetones para flores y abajo, en el solarium, ya se ve plantada una palmera.
                 El edificio casi construido, con los vestuarios, terraza y palmera. Foto I. B. Baeza. 1957

          La siguiente imagen está tomada desde fuera de la construcción y permite ver que la obras están en fase de finalización.   
Fase avanzada de la construcción. Foto de autor anónimo, coloreada por Rafael Afonso Carrillo. 1957
En la próxima imagen se ve la fase final de la construcción y apreciamos que el edificio y los vestuarios están prácticamente concluidos, pero que el vaso de la piscina todavía estaba sin terminar.
Fase final de la construcción. Foto de autor anónimo, coloreada por Rafael Afonso Carrillo. 1957
En esta otra imagen aérea, se observa una visión de conjunto de la obra ya terminada, apreciándose a la izquierda el alto muro de las fincas de plataneras de los hermanos Fernández Perdigón,  a la derecha, el antiguo Paseo de los Tarajales que todavía era de tierra, el muro que delimitaba la Piscina de San Telmo, al que en la imagen se asoman un cierto número de curiosos, los vestuarios, una pequeña terraza y el solario, que en los primeros tiempos estaba cubierto de arena negra extraída de la Playa de Martiánez. 
Asimismo, se ve la piscina infantil y la de adultos y la cascada de agua salada que bajaba por las peñas rocosas que separaban la instalación de la llamada Cueva de San Telmo.  Si nos fijamos se aprecia que hay coches aparcados alrededor de la Ermita de San Telmo, hecho éste que luego comentaré con más detalle.
Las Piscinas, el solario de arena y los paseos para poder caminar. 1958. 
        Foto de autor anónimo, coloreada por Rafael Afonso Carrillo.
En la sesión plenaria del ayuntamiento de fecha de 6 de febrero de 1958 [4], se dio cuenta al pleno municipal de la terminación de la construcción de las Piscinas de San Telmo, dándose el visto bueno a las obras por unanimidad. En esta primera fase, tal como se recogía en el proyecto, se construyeron dos piscinas, una pequeña para niños y otra mayor para adultos, situada a la derecha de la primera y más centrada, así como un edificio moderno dotado de bar-restaurante, sala de fiesta con pista de baile y un pequeño escenario para la orquesta.
Sala de fiestas de las Piscinas de San Telmo. 1958. Foto de autor 
                       anónimo, cedida por Bernardo Cabo Ramón. 
El conjunto, que fue inaugurado el 13 de noviembre de 1958, hizo en poco tiempo cambiar las costumbres de los jóvenes portuenses de aquella época, que antes de la construcción de las Piscinas de San Telmo, durante los días festivos y los domingos, paseaban y daban vueltas a la Plaza del Charco, pero que después de la inauguración de las citadas piscinas, empezaron a ir a ellas para bailar las tardes y noches de los domingos y días de fiesta. 
Terrazas superior e inferior, sin arena y con la cascada cayendo 
               sobre las rocas. Años 60. Foto de autor anónimo
La instalación también estaba provista de vestuarios, adosados al muro externo pegado al antiguo Paseo de los Tarajales y en un nivel ligeramente superior a la zona de baño, para que los usuarios de la piscina pudieran cambiarse cómodamente. Igualmente se dotó a la instalación de una pequeña cascada, que corría sobre la peña rocosa que separaba las piscinas de la llamada Cueva de San Telmo, situada debajo de la ermita del mimo nombre y hasta cierto punto, adosada a las piscinas.
El agua corría sobre las rocas y caía sobre la piscina, como puede apreciarse en las fotos anteriores. Sin embargo, durante un cierto tiempo, no se terminó de construir el espacio acotado inicialmente, sino que se tardaron varios años en llevar a cabo la construcción de  la tercera piscina para adultos y en ampliar la terraza solarium.
Terraza superior con bar e inferior, sin arena. Años 60. Foto de autor anónimo
Días antes de la inauguración del balneario de San Telmo, la periodista Olga Darias publicó en el periódico La Tarde una serie de noticias relacionadas con nuestro municipio y entre ellas, había un largo párrafo relacionado con Martiánez y la piscina de San Telmo [5]. Por su interés lo reproduzco parcialmente:”La explanada de Martiánez se ha urbanizado y además existe el proyecto inmediato de construcción de una gran Avenida hasta San Telmo. Dos nuevos hoteles se están fabricando y en lo posible, se trata de reformar continuamente, bares, fachadas, plazas, calles, etc.
Quiero hablar aparte de esto, de la Piscina de San Telmo, ya que ese será probablemente su nombre. Las obras estarán finalizadas dentro de muy poco tiempo y el día 13 será su inauguración oficial. Es cosa que podemos calificar de “película". Línea y materiales modernos y decoración de un exquisito gusto. El contorno de la piscina es el del mapa de Tenerife y todos los motivos que la rodean están inspirados en motivos canarios y en el mar. Así, por ejemplo, las pantallas, son sombreros de magas, el piso con mosaicos de peces en color, el risco plantado de cactus, verodes y otras especies; y luego, en la planta baja, numerosas palmeras en la arena, donde se colocarán pataguas y mesas de vivos colores”.
El periódico vespertino La Tarde se hizo eco de la inauguración varios días después, publicando en primera plana la siguiente foto de Baeza (en blanco y negro) con las instalaciones terminadas.
       Se ve intacto el viejo Paseo de Martiánez. 1957. Foto I. Bello Baeza, 
                      coloreada por Rafael Afonso Carrillo.
La inauguración del Lido San Telmo, también tiene su anécdota, pues para aprovechar mejor el espacio para aparcamiento de los automóviles, se derribaron los muros que rodeaban a la antigua Ermita de San Telmo y se empezó a utilizar la explanada que rodea a la ermita como zona de aparcamientos de coches. Esta decisión se tomó en un pleno, el que el alcalde D. Isidoro Luz Cárpenter manifestó a los concejales “que había estado estudiando el problema que plantearía el aparcamiento de automóviles en el momento de inaugurar la piscina natural de San Telmo y en su consecuencia, proponía a la corporación se resolviese el problema concediendo autorización al titular de la concesión de la piscina para poder dedicar a estacionamiento de automóviles la Plazoleta de San Telmo, para lo cual se haría indispensable hacer desaparecer el muro del sur para un fácil acceso de los coches a dicho lugar, si bien se modificaría la alineación del muro de la finca de plátanos situada en las proximidades para facilitar al máximo la resolución del problema que dejó dicho. Pero dicha autorización para quitar el muro debe ser condicionada a que el titular lo reconstruya cuando tal problema desaparezca y en las condiciones actuales o en las que se le digan y a su costa. Sometido a votación este asunto, por no estar incluido en el orden del día, el ayuntamiento previa deliberación de urgencia, acordó por unanimidad aceptar la propuesta de la Presidencia en todas sus partes y que se comunicase al concesionario de la piscina D. José Manuel Sotomayor Carmona en los términos expresados” [6].
  Fotografía aérea del Lido con coches aparcados alrededor de la ermita. 1958. 
             Foto de autor anónimo, coloreada por Rafael Afonso Carrillo.
Esta decisión levantó fuertes críticas por el carácter histórico tanto de la ermita, como de la llamada Batería de San Telmo, que existió en el lugar y un decidido y crítico adversario de la medida adoptada fue el pintor Francisco Bonnín, quien con su oposición y las voces populares adversas que se levantaron, consiguió que le medida fuese anulada y se reconstruyera nuevamente en breve plazo el muro.
Francisco Bonnín Guerín (1847-1963)
Vista aérea de las Piscinas y de la Ermita de San Telmo. Al fondo los Hoteles 
              Las Vegas y Valle-Mar. Años 60. Foto de autor anónimo.
Pocos días después de la inauguración, el periodista Almadi publicó en La Tarde un artículo [7] del que reproduzco el siguiente párrafo final:”Hace tres días que se inauguró la piscina de San Telmo y el alcalde se mira en ella. ¡Y buenas razones tiene para estar orgullosos! La orquesta al fondo del salón toca música de baile. A través de las cristaleras se ve el bailar, el conversar, el reír, el gozar de las gentes. Junto a nosotros, los señores Sotomayor y Gilbert – soñadores de esta instalación admirable que realizaron el arquitecto D. Félix Sáenz Marrero y el aparejador Juan Davó – nos contagian su viva satisfacción. José Manuel Sotomayor tiene 30 años. Hace año y medio inauguró su primera experiencia industrial. Fue un 13 de julio. Este año el 13 de noviembre ha inaugurado la piscina de San Telmo. Y me casaré – dice sonriendo – un día trece también”.
Igualmente, el portuense José Rodríguez Barreto volvía a glosar la construcción realizada, en otro  largo artículo [8] publicado asimismo en el periódico La Tarde, del que sólo voy a reproducir la parte en que habla de la Piscina de San Telmo:”Yo no quiero caer en la adjetivación desatada y delirante, pero ante esta bellísima realización que es el balneario de San Telmo, llevado a cabo en plena libertad y rehusando esas formas de compromiso que consisten en recurrir a antiguos estilos con la vana ilusión de encontrar en ellas – ya muertas- unas constantes expresivas que nos sirvan todavía. Uno no solamente tiene que descubrirse con sincero y profundo respeto a sus autores, sino que también, tiene el deber de no regatear alabanzas y proclamar, sin reservas, el goce que nos ocasiona la contemplación del bello espectáculo aparecido, como un milagro, en el lugar pintoresco que la desidia y el abandono habían convertido en un inmundo basurero y por donde, insensibles e indiferentes, transitaron durante muchos años mis respetables convecinos.
En fin que aquel abandonado paraje, situado a espaldas  de una vieja y entrañable ermita y de una centenaria palmera, ha sido modernizado, sin mengua de su pintoresquismo y hoy cumple una función que, desde el punto de vista de los intereses turísticos, tiene mucho que ver con el auge y la prosperidad futura de nuestra ciudad.
Para estímulo de las nuevas generaciones de portuense, este nuevo establecimiento industrial es un ejemplo de primer orden del que no carecieron enteramente nuestros abuelos. El ya desaparecido Thermal Palace cumplió también en su tiempo una importantísima función. Justo es, que las construcciones modernas no se muestren inferiores a las antiguas en este aspecto ni en ningún otro. Pero lo mejor que puede subrayarse de la puesta en servicio de este moderno edificio construido con fines turísticos, es que se debe a la iniciativa privada. Esto obliga a un examen de conciencia y a reconocer que, a pesar de todos los pesares, es siempre el superávit - más o menos amplio, más o menos escaso, pero real  de lo mejor sobre lo peor – lo que salva a nuestra ciudad y la mantiene apta para un brillante recobro. Mi enhorabuena pues, a D. José Manuel Sotomayor y a D. Rodolfo David Gilbert, que crearon a su costa, este magnífico balneario de “San Telmo”, tan felizmente concebido con la valiosa cooperación del arquitecto D. Enrique Sáenz Marrero y el aparejador D. Juan Davó”.
Poco tiempo más tarde, en la piscina grande del Lido se construyó una reproducción de la isla de Tenerife, que era una especie de islote, aprovechado por los bañistas para, después de haberse subido, lanzarse nuevamente a la piscina.

El Lido San Telmo con la isla de Tenerife en el centro de la
piscina grande. Años 60. Foto de autor anónimo.

[1]        Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (en lo sucesivo AAPC).
10-XI-1956, fº 124v.

[2]       AAPC, 23-I-1957, fº 132.

[3]       AAPC, 27-V-1957, fº142v.

[4]       AAPC, 6-II-1958, fº 132.

[5]       La Tarde,  8-XI-1957, nº 9737.

[6]       AAPC, 27-V-1957, fº 173-173v.

[7]       La Tarde,  18-XI-1957, nº 9745.

[8]       La Tarde,  21-XI-1957, nº 9748.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

La antigua Piscina de Martiánez

            El objetivo primordial de esta crónica es narrar las diversas vicisitudes por la que pasó el solar en que estuvo situado el Thermal Palace hasta 1930, año que fue desmontado y trasladado de lugar como comenté en una crónica anterior, hasta que posteriormente se construye en el citado solar la Piscina de Martiánez. He llegado a la conclusión de las construcciones que aparecen en fotos comprendidas entre 1932-1940, relativas a la zona en que después se ubicó la Piscina de Martiánez, no constituyeronn un intento de construcción de las piscinas, sino que en mi opinión, sólo eran unas dependencias construidas por los propietarios de los llamados Llanos de Martiánez, para el riego de la enorme finca que tenían en esta zona y probablemente, para guardar diversos aperos relacionados con el cultivo del plátano. 
        Tengo datos fehacientes de que definitivamente la Piscina de Martiánez se construyó entre finales de 1939 y comienzos de 1940, bajo los auspicios del Gobernador Civil de la época y he encontrado información relacionada con su inauguración, que expongo con cierto detalle a lo largo de esta crónica. 
Antecedentes
          Me parece interesante comenzar la crónica narrando los antecedentes de la situación en que se encontraba desde el comienzo de siglo XX la zona de la Playa de Martiánez, para llegar finalmente a narrar la construcción de la Piscina de Martiánez.
            Después que desapareció el Thermal Palace, instalado en esta zona en 1912 por los hermanos Gustavo y Guillermo Wildpret Duque y desaparecido en 1930, tal como comenté en crónicas anteriores, poco tiempo después, ya estaba ocupado el espacio donde ellos instalaron su hermoso edificio.
 En diciembre de 1931, los marineros del barco alemán Karlsruhe visitaron Tenerife, entre otros lugares, el Jardín Botánico del Puerto de la Cruz, donde se encontraron con Italo Balbo, Ministro de Aviación de Italia. Para inmortalizar el encuentro entre el ministro y los marineros, éstos últimos hicieron una foto en la antigua puerta del Jardín Botánico de nuestro pueblo. 

En el centro de la foto se ve a Italo Balbo, Ministro de Aviación de la Italia gobernada por Mussolini
La foto está tomada en la antigua entrada del Jardín Botánico, donde coincidió con los marineros del buque 
               Karlsruhe el 23 de diciembre de 1931. Foto cedida por Agustín Miranda Arma
Seguidamente, los marineros del Karlsruhe bajaron hasta la cercana zona de La Paz, para admirar la bella vista que desde allí se disfruta y tomaron fotos de la Playa de Martiánez, de las que ha llegado hasta nosotros la siguiente, subida a Facebook igual que la anterior, por Agustín Miranda Armas, a quien agradezco su amabilidad al cedérmelas. En la foto citada, que se reproduce a continuación, se ve que en la zona que ocupaba hasta el año anterior el Thermal Palace, en ese momentos, estaba instalada una rudimentaria construcción.
                    Foto de la Playa de Martiánez tomada el 23-XII-1931 por los marineros del buque 
                        alemán KarlsruheFoto publicada en Facebook por Agustín Miranda Armas.

           En el siguiente detalle de la foto, publicado por el mismo Agustín Miranda Armas, se aprecia mejor la zona y en una ampliación de ese detalle realizada por mí, creo ver una construcción que a mí me parece un estanque para riego, pero la imagen no es definitiva, por encontrarse el fotógrafo muy lejano de la zona, concretamente, en La Paz.
Detalle ampliado de la foto anterior para ver mejor la zona construida
A fin de poder examinar con más claridad las imágenes, me ha parecido oportuno, buscar otra foto de la misma construcción, hecha desde el mismo punto por un fotógrafo diferente y en distinto momento, para hacer una ampliación similar a la anterior, y así tratar de comparar ambas imágenes en condiciones lo más similares posibles.
La foto que muestro a continuación me fue cedida por Rafael Llanos Penedo, a quien al igual que a Agustín Miranda Armas agradezco su generosidad y su colaboración. Al igual que hice con la foto de Agustín Armas, me he permitido hacer un recorte de una ampliación de la foto, más o menos como hice con la foto anterior, para observar la zona, comparar los dos detalles entre sí y tratar de obtener conclusiones. 
              Terraza de Martiánez y vestuarios. Al fondo, la construcción situada en la zona donde años 
              más tarde se situó la piscina. Años 1935-1940. Foto cedida por Rafael Llanos Penedo.

            A continuación, pongo para poder comparar bien, los dos detalles obtenidos ampliando las fotos anteriores y recortándolas hasta dejar ver sólo la zona en estudio. 
  Ampliación de la zona central de la foto cedida por Agustín Miranda Armas.

Ampliación de la zona central de la foto cedida por Rafael Llanos Penedo.
Examinando las dos fotos y sus ampliaciones, se ve una edificación que aunque podría asemejarse a una piscina, a mí se me parece más con una construcción destinadas al cuidado y riego de la enorme finca situada en sus alrededores, pues en ambas ampliaciones, en lugar de una piscina me parece ver que hay un foso o un estanque. En la primera, incluso se aprecia que cae agua dentro del estanque, que parece manar por varios grifos y que el estanque está dividido en dos partes por un muro interior. En la segunda foto no se ve manar el agua, pero me parece ver a la derecha dos pequeñas albercas, que supongo serían reguladoras del flujo de entrada del agua al estanque, que también se aprecian fácilmente en la primera ampliación.
En conclusión, deduzco de manera tentativa, que la construcción en cuestión no se trataba de una piscina, sino de un gran estanque destinado al riego de las plataneras, y aunque reconozco que no tengo razones completamente definitivas y concluyentes, creo que la hipótesis es válida y que luego el transcurrir de los hechos parece avalarla.
La primera foto subida a Facebook por Agustín Miranda Armas fue coloreada por Rafael Afonso Carrillo y una ampliación de la zona alejada de la alberca, permite observar que ya existía una caseta de veraneo instalada en la Playa de Martiánez, que según informaciones de Melecio Hernández Pérez, pertenecía a Francisco Gómez Ibáñez.
   Detalle de una foto coloreada por Rafael Afonso Carrillo, que permite apreciar la existencia 
     en la Playa de Martiánez de una caseta de veraneo, instalada por Francisco Gómez Ibáñez.
Los Amigos de la Playa de Martiánez
En agosto de 1932, el periódico santacrucero La Prensa dedicó íntegramente su página dos al Puerto de la Cruz, en una sección titulada “El Balneario y la Playa de Martiánez”, en la que, se hace eco de diversas noticias y además, hay un artículo escrito por S. Tejera dedicado a la Playa de Martiánez, que por su interés voy a reproducir parcialmente:“Hablemos de otra cosa. Si todos nuestros hombres ricos tuvieran el buen gusto de amar las cosas propias, la Playa de Martiánez seria e! lugar de verano más suntuoso y visitado de Tenerife. Ya de por sí lo es para los extranjeros, en todas las épocas del año, pero no para los tinerfeños. Si supiéramos amar las cosas propias, repito, habría allí magníficos palacios de verano, y el Puerto podría entonces recoger con verdadera capacidad y méritos, esa afluencia numerosa de turistas. Pero ese buen gusto citado no ha arraigado suficientemente todavía en el alma de nuestro pueblo, y los que pueden descansar con sus familias durante los veranos, prefieren irse a playas extranjeras—tal vez inferiores a ésta por todos conceptos— siquiera para darse el pisto de decir que viajan anualmente. Esto es necesario decirlo. ¡Cuándo aprenderemos a darle a todo lo nuestro la preferencia necesaria y no por ser nuestro, precisamente, sino por ser superior! Y aunque así no fuera, recordemos la frase de Marti; "Nuestro vino es amargo, pero es nuestro vino" [1].
Más adelante, en otra sección del mismo artículo con el título “Proyectos de futuro”, se cuentan noticias muy interesantes, muchas de ellas no relacionadas con las piscinas sino con la Playa de Martiánez, que reproduzco íntegramente esta otra sección. “En todas las actividades del hombre observamos que éste, por instinto y por conveniencia, se asocia a otro para obtener mayores ventajas para sí y para la colectividad. Testimonio elocuente nos dan las organizaciones constituidas en casi todos los pueblos de la isla, cuando no para la defensa mutua de sus intereses, para la organización y desarrollo de iniciativas que, como la que vamos a exponer, ha requerido la formación de una comisión compuesta por ciudadanos  ejemplares, y cuya finalidad no es otra que la de embellecer y organizar atractivos en la hermosísima Playa de Martiánez.
Dicha comisión se ha denominado "Amigos de la Playa", y está integrada por hombres que representan la legión meritísima de ayer y los que constituyen !a prometedora falange del presente; para, juntos, laborar por el embellecimiento y urbanización de uno de los rincones más visitados por propios y extraños, que poseemos en Tenerife. don José Rodríguez, don Antonio Domínguez, don Gregorio Rodríguez, don Melchor Matos, don Carlos Gleixner, don Enrique Trenkel y don Carlos Reimers, son los que constituyen este Patronato. 
El propósito que anima a estos señores, al constituir este Patronato es, como antes decimos, realizar una labor de saneamiento en todo el litoral del Puerto de la Cruz hasta la Playa de Martiánez, y entre los proyectos que tienen en perspectiva figuran los siguientes: Tendido de tubería con llaves en cada pocos metros, para el regadío en la parte alta de la playa. En la parte que está debajo de la fuente se plantarán árboles, que sean suficientes a hacer de aquel sitio un lugar agradable.
En la parte alta se dejará un espacio lo suficientemente extenso para construir un campo de fútbol y práctica de ejercidos físicos, tales como barras, trapecios, anillas, etc., que se instalarán en el mismo. En el espacio comprendido entre la caseta de don Francisco Gómez Ibáñez y la capilla que existe en aquel lugar, se construirá una cancha para tenis. Se proveerá de sillones de playa a la nueva terraza que está en construcción, existiendo el proyecto, para tan pronto se termine la mencionada terraza, la construcción de dos duchas para señoras y dos para caballeros. Se trata también de adoquinar las calles que conducen a la playa, es decir, el trozo comprendido entre el Dr. Pisaca y la Hoya y esta última calle en toda su extensión.
De particular interés para el tema que nos ocupa en esta crónica es el siguiente párrafo, pues en él se cita claramente que existe un proyecto para la construcción de una piscina de cincuenta metros que destaco en negritas, y esta afirmación da un cierto aval a mi conclusión inicial, de que la imagen que analicé no era una piscina sino un estanque para el riego de las plataneras de la fincas de los hermanos Pedro y Sebastián Fernández Perdigón.
Continúo con la reproducción literal del texto del artículo:“En el camino que al borde del barranco de Martiánez conduce a la playa, se hará una carretera, asfaltada, con árboles a los lados, siendo probable que también se construya un muro que evite los riesgos de una corrida de barranco. También se trata de asfaltar la carretera que conduce a San Telmo. Asimismo la construcción de una piscina de 50 metros, es otra de las obras en perspectiva".
Puede concluirse de esta información, que en 1932 no existía la Piscina de Martiánez, puesto que se hablaba de construir una, lo que parecer avalar la hipótesis inicial. Continúo con el artículo:”Para todas estas obras se cuenta con la aportación del Municipio y la que hagan los Hoteles entre los huéspedes mediante un impuesto especial, consistente en unos sellos que se añadirán al importe de las facturas que cada uno habría de pagar, y para cuya implantación se ha pedido autorización al Ministerio correspondiente, esperándose que al final del presente año pueda llevarse a la práctica.
Ya se ha circulado también una suscripción para la que ha correspondido el comercio, destacándose los hoteles que se han suscrito con 25 pesetas mensuales y el Casino Puerto Cruz que ha aportado 200 pesetas.
El Patronato ha trazado también un programa de fiestas, con atractivos festejos y juegos de todas clases, instituyendo premios diversos para los concursos de natación, matchs de tenis, regatas de balandros, etc. La primera fiesta, para la que se están haciendo ya los preparativos necesarios, se celebrará a mediados del entrante mes de septiembre, con la que se pretende recaudar fondos para la realización del programa de proyectos que tienen en cartera. Esta fiesta consistirá en una regata de balandros, un concurso de natación, carreras de obstáculos, verbenas, etc., y en ella tomarán parte varias bandas de música de distintos pueblos del Valle. El solo anuncio de estos festejos ha despertado inusitado entusiasmo entre la gente joven, así como entre los veraneantes extranjeros que se hallan en dicha localidad, a quienes se les ofrece siquiera sea unos ratos de distracción, ya que tan poco se ha tenido en cuenta lo que puede significar para ese turismo de estancia, estos atractivos, por pobres y modestos que sean.
Los "Amigos de la Playa" que con tanto interés han tomado la iniciativa de dotar a la Playa de Martiánez de todos los atractivos que sus fuerzas permitan, aparte del desarrollo de su plan de obras que viene a llenar una necesidad tan sentida desde hace mucho tiempo, se muestran entusiasmados con la misión que se han impuesto, y ello ha de contribuir mucho en beneficio, no solo del Puerto de la Cruz, sino también de Tenerife, ya que es aquel pueblo el lugar predilecto para residencia de extranjeros, lo cual nos permite pensar que algún día, por lo que de interés para la isla toda tiene la iniciativa de esta Comisión, se han de ver favorecidos por las instituciones superiores de Turismo, que han de poner, dada la extensión que va tomando internacionalmente Tenerife como finalidad turística, con la eficaz ayuda de esos organismos, ya que ningún pueblo de la isla está en mejores condiciones de atención y agasajo al extranjero como e! Puerto de la Cruz. Es por ello que quisiéramos que estas líneas sirvieran de aliento a los "Amigos de la Playa", y que observaran con todo interés la estimación que sentimos todos los tinerfeños por la obra a realizar, siquiera sea en estimulo a sus virtudes ciudadanas que resaltan de una manera eficaz y alentadora con estas iniciativas felices, que tienen por objeto presentar a Tenerife, ante los ojos del mundo, con todos los atractivos necesarios que hagan honor a la bondad de su clima y a la belleza incomparable de sus paisajes”.
El proyecto de piscina privada presentado por Ruperto Armas Fernández
        Narro a continuación otro proyecto presentado al pleno portuense para su aprobación en octubre de 1932, por el ya varias veces citado en estas crónicas Ruperto Armas Fernández-Trujillo, quien en esa fecha dirigió una instancia al ayuntamiento portuense, que por aquel entonces estaba regido por al alcalde socialista Florencio Sosa Acevedo, exponiendo que “tenía en proyecto establecer un balneario en la Playa de Martiánez, dotado de un pabellón de doble planta, con 8 metros en cuadro y terraza del mismo ancho, por 20 metros de largo, con los muros de contención hacia el mar y balaustres de cemento, todo como complemento al servicio de igual índole que ya se halla establecido en la concesión que ya se encuentra disfrutando”.
          Añadía en su instancia que su propósito era:“establecer un bar en la parte alta del pabellón mencionado y tres baños para agua de mar caliente (para uso de los reumáticos y ancianos) en la baja, además de los consiguientes inodoros y demás servicios sanitarios para señoras y caballeros, que también se instalarían en este piso inferior. Además, en la galería o terraza alta se establecerían casetas para uso de vestir y desvestir de los señores bañistas, dejando la suficiente amplitud para tomar baños de sol, y la baja se reservará, pura y exclusivamente, a recreo y libre acceso de distracción de los hijos de este pueblo”.
A una distancia de 5 metros de la terraza del público se construirá una piscina de 36 metros de largo por 6 metros de ancho y paseos laterales de 2 metros, con muros de contención revestidos de azulejos, y barandaje de hierro galvanizado sujeto por pilastras de cemento, terminado en una escalera de granito que dará acceso a la galería alta de uso privado, y yendo todo el circuito por un enlosado de cemento de unos 2 metros de ancho.
         A una nueva distancia de 15 metros aproximadamente, se emplazará una caseta provista de aspas para molinos de viento y motor movido en gas pobre para la elevación de ambas formas de las aguas de mar que continuamente habrán de estar renovando el contenido de la piscina y baños calientes anteriormente reseñados. Y ya en lugar conveniente para ese municipio, también es propósito establecer un lago artificial de escasa profundidad, que habrá de nutrirse de los sobrantes del agua del pueblo que discurre en el estanque enclavado en la pequeña plaza de palmeras que preside la magnífica Avenida de Aguilar y Quesada, con un pequeño pabellón central para la cría de patos y palomas, destinadas al recreo público y adorno de aquel lugar. Todo será construido con orientación norte-sur y con arreglo a los planos que se acompañan.
           Siendo Tenerife una isla con condiciones y posibilidades eminentemente turísticas, este Valle de la Orotava que por razón de sus extraordinarias y bellezas innegables, goza de fama mundial, no puede menos que cifrar sus aspiraciones en actuar como sede de esa industria (hoy considerada como la más copiosa fuente de riqueza de todos los países dedicados a su explotación) y tender a ocupar el puesto de preferencia que por derecho le corresponde en el conjunto turístico de la isla.
          Con muy buen sentido y perfecto conocimiento de las corrientes marinas, Santa Cruz se ha creado un balneario de altos vuelos; pero que adaptada su construcción y distribución de distintos pabellones y departamentos de baño al omnímodo capricho de sus propios inspiradores sólo responde en conjunto a cubrir con cierta holgura y confort las necesidades de los hijos de aquel pueblo.
            Con menos posibilidades económicas, aunque quizás con mayor visión del porvenir, el pueblo de Granadilla ha repartido gratuitamente, y aún sigue repartiendo magníficas extensiones de terreno en todos los alrededores de la hermosa Playa del Médano, creándose con tal motivo una numerosa colonia de bañistas, nutrida con elementos del propio Santa Cruz, que como extranjeros no comparten la eficiencia del balneario de reciente construcción en la capital y con gran parte de nuestra gente de Orotava que, por deficiencias de servicios en estas playas del norte han derivado hacia aquellos lugares en busca de las facilidades y grata tranquilidad que, al parecer, no encontraron por aquí; aunque sin perjuicio de esta Playa de Martiánez cuya principal aspiración tiende a recoger los bañistas de la estación invernal.
        Por lo anteriormente expuesto y por contar nuestro litoral con la absoluta preferencia del elemento extranjero que radica en este Valle, sirviéndonos de atracción del turismo, no circulante, que acude a invernar en Tenerife, entiende el que suscribe como peticionario de concesión de terreno, que es deber de todas las autoridades de este Valle de la Orotava preocuparse por crear o fomentar cuantos medios de distracción pudieran considerarse adecuados a los gustos de todas aquellas familias extranjeras que se interesen por invernar en Tenerife.
         Siendo nuestra extensa Playa de Martiánez uno de los lugares más atrayentes de este Norte, como lo demuestra el hecho de hallarse toda la colonia inglesa residente en este Puerto interesada en la construcción del Balneario cuya instalación me propongo llevar a cabo, es por lo que: SUPLICO: a ese Ilustre Ayuntamiento que habida cuenta de los grandes beneficios que la concurrencia de turistas lleva a las estaciones invernales conocidas en el mundo y el precedente que ya tenemos en el país de los buenos resultados que ya obtuvo el pueblo en los comienzos del establecimiento del Taoro, me sea concedida la porción de terreno que solicito y la correspondiente autorización y facilidades para llevar a cabo cuanto antes la labor de urbanización y embellecimiento del trozo que me sea concedido. Pues no dudo que el pueblo entero de este Puerto habría de verse favorecido en los actuales momentos de  crisis con las derivaciones que resulten de la instalación y buen éxito del Balneario que me propongo crear”.
        No he podido examinar los planos que el interesado cita en su escrito de petición, por no encontrarse en las dependencias municipales, pero su descripción parece clara y creo que no necesitan más explicaciones. La corporación municipal, después de un amplio debate, acordó por unanimidad, acceder en principio a los solicitado por D. Ruperto Armas Fernández-Trujillo, siempre que éste aceptara las condiciones que el ayuntamiento le fijase, las cuales serían propuestas por una Comisión Oficial nombrada por la Corporación y formada por los señores. Concejales Nicolás López López, Melecio Hernández Benítez e Inocencio Sosa Hernández, los cuales someterían en el plazo más breve posible su dictamen, a la resolución del Ayuntamiento. 
          A finales del mes de octubre el ayuntamiento en un pleno municipal [2] celebrado el 22 de octubre de 1932 pasó a estudiar el dictamen que presentaba la comisión nombrada, acordando dar una respuesta positiva a la petición de establecer un balneario en la Playa de Martiánez, siempre que el peticionario aceptase las condiciones que el pleno le exigía.
Estas condiciones consistían esencialmente en que el plazo de la concesión sería por treinta años, pero que el ayuntamiento se reservaba el derecho de poder adquirir la concesión después de pasados cinco años de concedida, abonándole a Ruperto Armas Fernández el valor de ella, determinado reduciendo del coste de la construcción la depreciación sufrida por el transcurso del tiempo de uso. El valor de esta compra sería establecido por dos peritos, uno nombrado por el concesionario y otro por el ayuntamiento, y caso de que éstos no llegasen a un acuerdo, se decidiría la discordia a través de la decisión de un tercero, designado por sorteo entre cuatro peritos titulados, nombrados dos por el concesionario y dos por el ayuntamiento.
            Se establecía asimismo, un plazo de tres meses para el comienzo de las obras y de un año para su terminación, ejecutándose las obras de acuerdo con un proyecto elaborado por un técnico titulado y aprobado por el ayuntamiento, cuya ejecución sería seguida de cerca por la Comisión de Fomento municipal, pudiendo suspenderse las obras si éstas no se ejecutasen conforme al proyecto aprobado. Igualmente, se obligaba al concesionario a presentar a la corporación el presupuesto final de la liquidación de la obra que, una vez aprobado, serviría de base para a la operación prevista en el párrafo anterior, en caso de que el ayuntamiento quisiese recuperar la concesión.
           La corporación a cambio, quedaba obligada a no conceder otro terreno situado en la Playa de Martiánez, a menos de una distancia de diez metros en todas las direcciones y obligaba al concesionario a abonar un canon de dos pesetas con cincuenta céntimos por cada metro cuadrado tomado, exceptuando la superficie ocupada por la terraza. Asimismo, el ayuntamiento se reservaba el derecho de intervenir en el establecimiento de las tarifas de explotación del balneario, que en consecuencia, debían de ser aprobadas por la corporación antes de su implantación. Se  excluían de esta reserva las tarifas que se aplicasen a la venta de artículos de comida y bebida, que se expidieran en el bar que acompañaba al balneario. Finalmente, se exigía al concesionario, que al término de la concesión debería entregar el inmueble en buenas condiciones de conservación, sin derecho a ninguna clase de indemnización.
       Una vez establecidas y aprobadas por unanimidad las condiciones anteriores en el pleno municipal, se acordó notificarlas al peticionario. D. Ruperto de Armas Fernández, para que éste manifestase su aceptación y en ese caso, para que presentase el proyecto avalado por un técnico.
No he podido encontrar ninguna noticia más en las actas municipales, respecto a ese proyecto presentado por D. Ruperto Armas Fernández, ni tampoco nos consta la construcción del balneario, lo que me hace pensar que el peticionario, a pesar de la respuesta positiva, desistió de ejecutar su proyecto ante los requisitos impuestos por el ayuntamiento, tales como la exigencia de la presentación de un proyecto elaborado por un técnico titulado, así como la posible pérdida de la concesión, por la recuperación de la obra por el ayuntamiento, al cabo de cinco años.
El proyecto de Antonio Castro Díaz
           En agosto de 1933, el comerciante y propietario D. Antonio Castro Díaz, presentó una instancia en el ayuntamiento portuense junto con unos planos para realizar construcciones en la explanada de Martiánez y el pleno municipal, previa deliberación, acordó nombrar una comisión especial compuesta por José Rodríguez Rodríguez, Melchor Matos e Inocencio Sosa, para que después del estudio del proyecto, informasen sobre lo que les parecía su contenido. No he encontrado en el ayuntamiento los planos a que se refiere  Antonio Castro Díaz en su petición, pero en el artículo citado inicialmente, parte del cual ya comenté, se hace referencia a este tema, pues aparece un dibujo de lo que parece ser la fachada de la posible piscina, con una leyenda que dice:”Plano del balneario que construye en la Playa de Martiánez el Sr. Castro. Una parte de este edificio está ya terminada. La otra va a serlo muy pronto. Actualmente se encuentra esta edificación a examen de la Comisión Municipal de Fomento, que integran los concejales D. José Rodríguez, D. Inocencio Sosa y D. Melchor Matos, que emitirán seguramente un informe favorable dada la importancia que la obra tiene para el Puerto de la Cruz”.
             Plano del balneario que quería construir en la Playa de Martiánez el Sr. D. Antonio Castro Díaz.
No deja de ser chocante la información obtenida del examen de las actas de acuerdos plenarios con el artículo, pues parece muy difícil de creer que sin el acuerdo plenario sobre el informe se estuviera construyendo ya la piscina, tal como informa el periodista en su artículo. No tengo información exacta sobre este tema, pero se me ocurre pensar que quizás la noticia sobre el comienzo de la obra la obtuviera el periodista de fuentes no contrastadas, pues creo imposible que se estuviese construyendo sin un acuerdo plenario, detallando las condiciones del municipio de manera análoga a como se hizo con el proyecto de Ruperto Armas.
         Sea cual fuese la verdad, lo que me parece indudablemente cierto, es que la citada obra no llegó a construirse, pues examinados los libros de actas de los años 1933, 34 y 35, no aparece nada relativo a la construcción de la piscina, que como veremos a continuación se llevó a cabo posteriormente.  
Construcción e inauguración de las Piscinas de Martiánez
        Parto de la base de que la edificación que se veía en la zona donde luego se construyó la Piscina de Martiánez, no era otra cosa, como ya dije anteriormente, que una instalación necesaria para guardar los aperos y útiles de labranza de las fincas anejas propiedad de los hermanos Pedro y Sebastián Fernández Perdigón y que la zona delantera era un gran aljibe, al cual entraban por lo que se veía en las imágenes, al menos tres chorros de agua. Igualmente opino que los proyectos que acabo de reseñar en el apartado anterior, nunca se pusieron en marcha, por lo que en mi opinión la piscina se construyó en esa zona, previa demolición o en su caso una amplísima y profunda reforma del aljibe que ya estaba construido.
         En apoyo de esta opinión, cito un suelto que apareció publicado en el periódico sucesor del diario republicano La Prensa, que se llamó El Día y que se definía a sí mismo como Diario de la Mañana y Órgano del Movimiento Nacional-Sindicalista de Tenerife. En abril de 1939, refiriéndose a los huéspedes del Hotel Taoro, literalmente decía [4]; “Actualmente se hospedan en dicho hotel unos setenta turistas, los cuales visitan diariamente, por las mañanas, nuestra hermosa Playa de Martiánez, para tomar los baños de mar, habiéndose establecido un servicio especial de jardineras desde el expresado hotel hasta la repetida playa, para la mayor comodidad de los mismos.
        Es verdaderamente digno de lamentar que el entusiasta Comité de Turismo local, debido a su situación económica, no haya podido, a pesar de sus buenos deseos, acometer la construcción de una piscina para la mayor comodidad de los bañistas, necesaria mejora con la que dicha playa quedaría convertida en una de las mejores y atrayentes de la isla, para tomar los baños durante las diferentes estaciones del año.
        La Junta Insular de Turismo, tratándose de una mejora como la de que nos ocupamos, lo que tanto contribuirá al mayor fomento del turismo, podría prestar su valioso apoyo al repetido Comité de Turismo local, para que pueda realizar tan importante obra en nuestra playa de Martiánez”.
         Vemos pues que recién terminada la Guerra Civil, según el corresponsal portuense del periódico El Día, no se había llevado a cabo la construcción y que de acuerdo con su afirmación, destacada en negritas, todavía el Puerto de la Cruz soñaba con disponer de una piscina, lo que avala el aserto que emití anteriormente acerca de que el proyecto de D. Antonio Castro Díaz, no llego nunca ejecutarse.
        Sorprendentemente, en un plazo ligeramente inferior a un año de la fecha del artículo anterior (abril de 1939), ya encontramos noticias fehaciente de que la anhelada Piscina de Martiánez ya estaba construida, y para esta afirmación me baso en que en marzo de 1940, el alcalde del Puerto de la Cruz, D. Santiago Baeza González, escribió en el periódico El Día [5], un artículo titulado “Gratitud Popular”, en el que el citado alcalde portuense, expresaba su agradecimiento al Gobernador Civil D. Vicente Sergio Orbaneja, al que nombra con la terminología de la época “Camarada Orbaneja”, con estas palabras: “En las próximas Fiestas de Primavera se inaugura la piscina que por disposición e impulso directo de la primera autoridad civil de la provincia se ha construido en la Playa de Martiánez.
       El proyecto de esta obra es del notable arquitecto tinerfeño Sr, González Regalado, que tan pródigo ha sido y sigue siendo en poner de manifiesto su competencia profesional, depurado gusto artístico y estilo propio, con lo que ha contribuido a embellecer nuestras ciudades, en particular la capital, donde la intensa labor del citado arquitecto y Presidente de la Mancomunidad, tiene un exponente que avalora su nombre y la hará perdurar.
        Nada se echa de menos en la construcción de la piscina que nos ocupa. Enclavada en el sitio donde estuvo el Thermal Palace, de grata recordación en este Valle de la Orotava, se orienta hacia el Naciente, con una amplia perspectiva que domina la costa brava, desde la rudeza masculina de la Playa de Martiánez, a la tranquilidad de horizonte de la Punta del Viento; desde el basalto negro de los acantilados marinos, hasta las altas aristas henchidas de vegetación de nuestras cumbres”.
      Particularmente interesante para nosotros, es el párrafo siguiente, pues D. Santiago Baeza González, nos da una detallada descripción de lo fundamental de la recién construida Piscina de Martiánez, ya que su artículo continúa afirmando: “En medio de una linda pérgola, donde pronto lucirán sus colores los botones de las trepadoras, se abre el portón de entrada, que da acceso a la extensa terraza donde se hallan las piscinas, una de ellas para niños y la otra para personas mayores”.

Pérgola de la Piscina de Martiánez vista desde la terraza de Martiánez. Foto de I. Bello Baeza. Años 50

Puerta de entrada y pérgola de la Piscina de Martiánez. 
Al fondo el Tenerife Playa. Foto de autor anónimo

En primer plano, la amplia terraza con la piscina infantil, y al fondo,
la piscina de adultos con su trampolín. Años 50. Foto de autor anónimo
Enfrente está el bar, y a la derecha, la caseta para la venta de tickets, en cuyos flancos se abren dos escaleras que conducen a los departamentos de señoras a un lado y caballeros a otro, con duchas y todo el confort necesario.

Puerta de entrada a la Piscina de Martiánez. Años 50. Foto de autor anónimo. 
El artículo terminaba como sigue:”El turismo es uno de los más eficaces apoyos económicos de este Valle con particularidad al Puerto de la Cruz y esta evidencia no podía escapar a la palpable perspectiva del Sr. Gobernador Civil, en su incansable entusiasmo de dotar a esta provincia de cuantos medios precisa el desarrollo de la vida insular con todos sus aspectos social, agrícola, comercial e industrial. Así vemos que a esfuerzos incontenidos de la primera autoridad civil surgen como por ensalmo, hoy un sanatorio antituberculoso, mañana un grupo escolar magnífico y al presente el Albergue de Las Cañadas, tan ansiado de siempre y nunca realizado, y esta piscina que dará crédito y prestancia de playa de moda a la nuestra de Martiánez, todo ello estimulando el recto cumplimiento de cada cual en su cometido público y exigiendo ejemplaridad y disciplina en la vida de los pueblos a los cuales se extiende su autoridad.
Piscina de adultos con trampolín y palancas. Al centro y a la derecha, el bar. 1940-45. 
                  Foto de Adalberto Benítez coloreada por Rafael Afonso Carrillo .
Tales hechos, patentes, han sugerido en mí, como Alcalde del Puerto de la Cruz, la idea que últimamente me satisface y ahora realizo, de hacer público el hondo agradecimiento mío y del pueblo que rijo, hacia el Excmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia, por el beneficio otorgado a esta localidad, que aparte de su triple índole de progreso, ornato y auspicio de prosperar, ha resuelto en el tiempo de su construcción, el problema de muchos hogares, proporcionándoles el único medio honrado de alcanzar el bienestar: trabajo”.
En el periódico El Día, pocos días después de publicado el artículo anterior [6], ya aparece un comentario del corresponsal del periódico en nuestro pueblo, disculpándose por una involuntaria omisión cometida en su crónica:”En nuestras informaciones del martes último y en el suelto primero en que nos ocupábamos de la nueva y magnífica piscina construida en la Playa de Martiánez de este Puerto, por iniciativa del Gobernador Civil de esta provincia, omitimos involuntariamente dar el nombre del arquitecto tinerfeño Sr. Marrero Regalado [7], autor del plano de tan importante obra, en la que una vez más ha puesto de manifiesto el expresado arquitecto, su refinado gusto y competencia en estas obras de construcción. La piscina que ha dado una mayor importancia y atracción a dicha playa marítima, viene siendo elogiada por todos los visitantes”.     

Imagen de la terraza y de la Piscina de Martiánez tomada desde La Paz. 1945-50. Foto de autor anónimo.
                                  Piscina de Martiánez, con  el bar a la derecha. Ya se habían construido 
                                        las techumbres de los solarios laterales. Foto de autor anónimo.

           También en marzo de 1940, el periódico El Día [8], comunicaba que: “el domingo último, diez de marzo, estuvo en el Valle de la Orotava. el Excmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia, con objeto de visitar la espléndida piscina que debido a su gran voluntad y decisión, dignas por todos los conceptos del mayor encomio, ha sido recientemente construida en la parte alta de nuestra Playa de Martiánez, en el lugar que ocupó el antiguo edificio Thermal Palace. Muy en breve se efectuará la inauguración de dicha piscina….”
       La reseña informativa anterior continuaba dando cuenta de que ese mismo día la primera autoridad civil había realizado una excursión a Las Cañadas, para fijar el lugar donde había de construirse un nuevo Parador de Turismo, conforme a los planos levantados por el ya citado arquitecto tinerfeño Sr. Marrero Regalado y terminaba dando las gracias al Excmo. Sr. Gobernador Civil, D. Vicente Sergio Orbaneja, por la importancia que tanto la obra de la Piscina de Martiánez, como la proyectada del Parador de Turismo de Las Cañadas representaban para el fomento del turismo en el Valle de la Orotava.
La inauguración de las Piscinas de Martiánez
            En mayo de 1940, el mismo periódico anteriormente citado, comentaba [9]:“El sábado, 4 de marzo, a las doce de la mañana, tendrá lugar en este Puerto, la inauguración de la magnífica piscina que por iniciativa del ex-Gobernador Civil de esta provincia D. Vicente Sergio Orbaneja, ha sido construida recientemente en nuestra atrayente Playa de Martiánez, asistiendo a la misma todas las primeras autoridades de la provincia, el Sr Almirante de Marina y distinguida oficialidad de la Escuadra Española y los alcaldes de la Villa de La Orotava y de esta población [10].          
Para el mayor lucimiento de dicha inauguración ha sido invitada la sección de natación del Club Price de esa capital. El acto será amenizado por la Banda de Música de esta localidad, prometiendo verse muy concurrido.
            A la una de la tarde, les será ofrecido por la Mancomunidad Provincial y Cabildo Insular, un banquete extraordinario en el Gran Hotel Taoro al Sr. Almirante y oficialidad de la escuadra, siendo empeño de la dirección del Gran Hotel, que dicho homenaje resulte lo más brillante posible”.

En primer plano Lázaro Santana, a la derecha uno de los merenderos
y al fondo la Piscina de Martiánez. A lo alto y muy difuminado, el Teide. Autor anónimo
      La asistencia del Almirante de Marina, Sr. Moreu y Estrada, máxima autoridad naval en toda la nación se hizo aprovechando su presencia en la isla, para recibir una bandera adquirida con fondos de todos los municipios del archipiélago, que fue regalada al crucero bautizado con el nombre Canarias, en recuerdo y honor de nuestro archipiélago.
          El periódico El Día se hizo eco de la inauguración de la Piscina de Martiánez, pues en un suelto dedicado a natación, se señalaba que durante el festival celebrado el día de la inauguración, el nadador del C. D. Price, Victoriano Alonso había batido el récord tinerfeño de los 100 m libres dejándolo establecido en 1 min 8 s. [11]. 
          A continuación, pongo tres fotos de la inauguración de las Piscinas de Martiánez, en algunas de las cuales resulta visible la presencia de marinos, cuyas blancas gorras destacan entre la gente, en torno a la piscina de 25 metros, contemplando las evoluciones de los nadadores del C.D. Price. 

Inauguración de las Piscinas de Martiánez.  En primer plano, los nadadores 
                   del C. D. Price. 4-V-1940. Foto de autor anónimo.
                                 Inauguración de la Piscina de Martiánez.  En primer plano, se ven algunos 
                                         oficiales de la Marina Española. 4-V-1940. Foto de autor anónimo.

Inauguración de la Piscina de Martiánez.  En primer plano, a derecha e izquierda, 
se ven algunos oficiales de la Marina Española. 4-V-1940. Foto de autor anónimo.
          Para dejar una clara constancia del importantísimo papel jugado por el Excmo. Sr. Gobernador Civil de Tenerife en la construcción de la Piscina de Martiánez, la Junta Insular de Turismo de la Isla de Tenerife mandó colocar en las instalaciones de esta última, una placa de mármol conmemorativa de este evento, que afortunadamente aún se conserva en el archivo municipal portuense, por lo que he podido fotografiarla. 

Lápida conmemorativa de la inauguración de las Piscinas de Martiánez, 
     conservada en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz. 1940.
El texto es muy elocuente, pues en él la Junta Insular de Turismo de la isla de Tenerife da las gracias al impulsor de la idea, que no fue otro que el Gobernador Civil de la provincia de Santa Cruz de Tenerife Vicente Sergio Orbaneja, tal como comenté anteriormente.

[1]       La Prensa, 22-VIII-1932.
[2]       Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, 22-X-1932.
[3]       El Día, 15-III-1940.
[4]       El Día, 2-IV-1939.
[5]       El Día, 9-III-1940.
[6]       El Día, 15-III-1940.
[7]       El nombre y apellidos del arquitecto era Eugenio Marrero Regalado.
[8]       El Día, 12-III-1940.
[9]       El Día, 7-V-1940. 
[10]     El alcalde del Puerto de la Cruz, en este año era D. Santiago Baeza González.
[11]     El Dia, 10-V-1940.