En
la crónica anterior comenté como el tonelero icodense Juan Díaz, más conocido por Fray Juan de Jesús, hizo del Peñón
su refugio espiritual, donde dedicado a la oración, se sometía a las duras
inclemencias del ayuno, de los azotes y del tiempo. Narro en esta nueva crónica, la evolución de este
lugar, comenzando por afirmar que hasta el siglo XIX la zona que rodeaba al
Peñón, es decir, el tramo comprendido desde la actual roca hasta el cementerio y desde ahí hasta el Calvario,
era un inmenso pedregal de difícil tránsito y que fue un comerciante genovés,
llamado Luis Carlos Lavaggi, afincado en el Puerto de la Cruz, quien a su costa
mandó hermosear el lugar.
Carlos
Lavaggi y el Peñón
Luis
Carlos Lavaggi (1768-1828) llegó al Puerto de la Cruz procedente de Cádiz en
torno a 1790, empezando a trabajar como escribiente de la Casa Cólogan, cuyas oficinas por aquel entonces, estaban situadas en la
parte baja de la casa familiar de la calle Quintana, donde
actualmente se halla el Hotel Marquesa. Luis Lavaggi se casó en Cádiz en 1786 con María
Teresa Toscana, con quien tuvo un hijo, pero a Tenerife llegó sólo,
sin familia, y se cuenta que fue a causa de haber matado a un hombre en un
duelo a espada, a consecuencia de lo cual tuvo que huir de Cádiz.
Al cabo de un cierto tiempo de su llegada, había prosperado tanto en sus negocios relacionados con la exportación de vino, que abandonó su oficio de escribiente de la Casa Cólogan, para dedicarse íntegramente a sus negocios.
Al cabo de un cierto tiempo de su llegada, había prosperado tanto en sus negocios relacionados con la exportación de vino, que abandonó su oficio de escribiente de la Casa Cólogan, para dedicarse íntegramente a sus negocios.
El
Peñón del Fraile a finales del XIX. Autor anónimo. Coloreada por Rafael Afonso
Carrillo
|
Lavaggi
fue famoso, tanto por su contribución al ornato de determinadas zonas del Puerto
de la Cruz, como por las espléndidas fiestas de carnaval que dio en 1802 en su
primera casa, situada en la calle de Venus -la actual Iriarte- esquina a
la calle de La Oposición -la actual Agustín de Bethencourt-. Así, A. Rixo comenta
en sus Anales [1] al hablar de 1802: “Fue
lucido el Carnaval, en cuya última noche hubo espléndida fiesta y cena en casa
de don Luis Lavaggi, calle hoy de Venus, esquina a la Oposición, donde a la
sazón vivía. Ascendía la concurrencia a más de 300 personas, quienes quedaron
gustosamente desafiadas para sobresalir en el año siguiente de 1803”. La
casa citada se conserva actualmente en muy buen estado.
Después
de vivir en la casa comentada, Luis Lavaggi tuvo como vivienda principal una casa
que construyó derribando la antigua donde nació Álvarez Rixo, tal como el
cronista portuense cita [2] en sus Anales:“Con
mejor gusto e inteligencia se construyeron este año varias casas, entre ellas una de don José Francisco Páez,
en la calle de Santo Domingo de alto y
bajo; y otra de dos sobrados por don Luis Lavaggi, genovés rico, escribiente de
Cólogan, en la calle de Las Cabezas, esquina a la calle de Cupìdo, por dirección del maestro
de carpintería don José Acosta Acevedo, a quien nombramos por ser la habitación
más cómoda, costosa y elegante, que en este pueblo se ha hecho. Y porque antes
de su metamorfosis perteneció la casa a don Manuel José Álvarez, padre del que
escribe y nació en ella”.
La
casa se hallaba -y se halla, pero bastante deteriorada- situada en la calle de
Blanco, esquina a la calle de Cupido, donde, hace ya muchos años, estuvo
establecida la sede de la compañía de Transportes Hernández Hermanos y la
vivienda familiar de D. Domingo Hernández Hernández.
Casa
construida por D. Luis C. Lavaggi, sobre
la casita natal de D. José A. Álvarez Rixo
Otra
casa de gran porte que construyó Luis Lavaggi fue la llamada El Casino, que
tenía entrada por las calles Valois e Iriarte.
Casa
Casino, construida por D. Luis Lavaggi en la calle Iriarte
Citaré
finalmente otra casa, sita en la calle
Cólogan, que posteriormente fue destinada a hotel con el nombre de Hotel
Buenavista y que andando el tiempo, sería convertida en el actual Hospital de la Inmaculada del
Puerto de la Cruz.
A
la derecha, casi en primer plano, el Hospital de la Inmaculada, que antes fue
Hotel Buenavista
Construcción
del Paseo Luis Lavaggi
La
memoria de D. Luis Lavaggi se perpetuó dándole el nombre de Paseo Lavaggi, al
camino que conduce desde el Peñón hasta el cementerio de San Carlos, por haber
costeado de su propio peculio su arreglo. A. Rixo nos da una vez más cuenta
detallada en sus Anales, de este arreglo llevado a cabo en 1812 [3]:”Todavía ocurrió otro motivo asaz
desagradable y fue la llegada de varios barcos cargados de majoreros, huyendo
de la escasez que en este verano se experimentaba en sus islas, tanto que este
alcalde [4], tomó la providencia de
oficiar al General a fin de que no se les permitiese desembarcar aquí, por
cuanto gravitaban sobre este pueblo únicamente, bastante fatigado ya en cuanto
había sufrido por la epidemia y acordonamientos. Don Luis Lavaggi empleó muchos
de dichos majoreros en sus fábricas de casas, bodegas y en el paseo que comenzó
en el Peñón del Fraile, para evitar que el hambre les excitase a cometer algún
exceso”.
Paseo de Luis Lavaggi, con las
palmeras recién plantadas. Autor anónimo
Más
adelante, en el resumen del año 1815, A. Rixo añade [5]:”Don Luis Lavaggi tuvo el capricho dos años antes de empezar a construir
un paseo en el Peñón del Fraile, hermoseando dicho peñón con subida, escalones
de piedra, y un terraplencito en su cúspide, adornado con una gran cruz verde y
sus perillas de bronce dorado, desde cuya cúspide se disfruta de una de las
vistas más deliciosas que puede ofrecer las Islas Canarias. Gastó en la citada
obra, extensiva a murar con asientos y baldosas aquel ingrato vahío (bajío)
hasta su extremo, cosa de tres mil pesos
de su caudal, y el Ayuntamiento reconocido a esta pública magnificencia, en la
base del Peñón hacia el NO, hizo esculpir sobre un entablado de losetas la
inscripción siguiente: El Ayuntamiento de este año da las gracias a don Luis
Lavaggi por haber hecho a su costa estos Paseos para uso del público”.
el paso del Sepulcro embellecer
y que de Polo a Polo celebrando
el Sitio de la Muerte venga a ser.”
el Sitio de la Muerte venga a ser.”
En su casa conocida como Casino, construida en 1815, Carlos Luis Lavaggi enarbolaba las insignias de Liguria y Génova, pues ostentaba la representación en Canarias de estos dos estados-ciudad de Italia, en calidad de Cónsul General. Según comenta el memorialista Melecio Hernández Pérez, Luis Lavaggi cobró de la Empresa Cólogan e Hijos 6.000 reales en concepto de su empleo como tenedor de libros, es decir, contable, desde agosto de 1798 a diciembre de 1799 [6].
Dedicó gran parte de su actividad empresarial al comercio de vinos y otras actividades, llegando a amasar una importante fortuna, hasta el punto ser considerada como una de las 10 casas comerciantes al por mayor del Puerto de la Cruz, entre las que figuraban Cólogan, Pasley Little y Cia, Hijos de Barry, Stuart Bruce, Power, Ventoso, Cullen Grauman y Mac-Daniel, Nieves y Lavaggi [7].
Ya comenté que Luis Lavaggi, a pesar de estar casado y tener un hijo, vino sólo al Puerto de la Cruz y aquí, según narra A. Rixo, tuvo sus devaneos amorosos en septiembre de 1790. Comenta el cronista portuense en sus Anales [8]: "don Francisco Benítez de Lugo y Viña, padre de la señorita María Rosa, supo que a ésta la obsequiaba don Luis Lavaggi, joven genovés, escribiente de la casa de Cólogan. Su clase de dependiente del comercio, además de que vendiéndose por soltero, era casado en Cádiz, alarmó al padre y a su parentela, percibiendo la mala fe del seductor". El padre, para evitar males mayores obligó a su hija a embarcarse para la isla de La Palma, a pesar de sus suplicas para que no lo hiciese.
El Peñón del Fraile según Olivia Stone
La escritora inglesa, en su ya citado libro “Tenerife y su seis satélites”, después de hablar del cementerio portuense, hace el siguiente comentario [9] respecto al Peñón: “Un poco más cerca de la ciudad, a la izquierda y cerca del mar, se alza una cúpula circular abovedada, con seis columnas lisas, erigida sobre una roca escarpada y solitaria. Se han construido unos escalones hasta la parte alta de la roca por el lado que da a la ciudad. Alrededor del final del siglo pasado (se refiere al siglo XVIII) o comienzos de éste (se refiere al siglo XIX), los habitantes de Lanzarote estaban muy agobiados por la falta de agua que provocó una hambruna en la isla. Muchos
de ellos vivieron a La Orotava (entiéndase Puerto de
la Cruz) buscando trabajar para los, por
aquel entonces, prósperos orotavenses (entiéndase portuenses). En lugar de ponerlos a hacer algo útil –no
había ni una sola carretera en la isla en aquel momento- construyeron esta
monstruosidad, fea y completamente inútil. Las seis columnas y la cruz que
aparece en la parte más alta fueron añadidas después, además de una inscripción
en verso para inmortalizar al imbécil, aunque humanitario, proyectista de la
obra”.
Dedicó gran parte de su actividad empresarial al comercio de vinos y otras actividades, llegando a amasar una importante fortuna, hasta el punto ser considerada como una de las 10 casas comerciantes al por mayor del Puerto de la Cruz, entre las que figuraban Cólogan, Pasley Little y Cia, Hijos de Barry, Stuart Bruce, Power, Ventoso, Cullen Grauman y Mac-Daniel, Nieves y Lavaggi [7].
Ya comenté que Luis Lavaggi, a pesar de estar casado y tener un hijo, vino sólo al Puerto de la Cruz y aquí, según narra A. Rixo, tuvo sus devaneos amorosos en septiembre de 1790. Comenta el cronista portuense en sus Anales [8]: "don Francisco Benítez de Lugo y Viña, padre de la señorita María Rosa, supo que a ésta la obsequiaba don Luis Lavaggi, joven genovés, escribiente de la casa de Cólogan. Su clase de dependiente del comercio, además de que vendiéndose por soltero, era casado en Cádiz, alarmó al padre y a su parentela, percibiendo la mala fe del seductor". El padre, para evitar males mayores obligó a su hija a embarcarse para la isla de La Palma, a pesar de sus suplicas para que no lo hiciese.
El Peñón del Fraile según Olivia Stone
La escritora inglesa, en su ya citado libro “Tenerife y su seis satélites”, después de hablar del cementerio portuense, hace el siguiente comentario [9] respecto al Peñón: “Un poco más cerca de la ciudad, a la izquierda y cerca del mar, se alza una cúpula circular abovedada, con seis columnas lisas, erigida sobre una roca escarpada y solitaria. Se han construido unos escalones hasta la parte alta de la roca por el lado que da a la ciudad. Alrededor del final del siglo pasado (se refiere al siglo XVIII) o comienzos de éste (se refiere al siglo XIX), los habitantes de Lanzarote estaban muy agobiados por la falta de agua que provocó una hambruna en la isla.
Dibujo de O. Stone, que ella titula "Monumento
en la orilla", tomado del libro “Tenerife y sus seis
satélites”
|
Evidentemente, no puedo estar de acuerdo
con la opinión de O. Stone, quien no valoraba el aspecto sentimental que el Peñón
significaba y sigue significando para los portuenses, porque es un símbolo y un
recuerdo del tempestuoso pasado volcánico que dio origen a nuestro pueblo y prácticamente, junto al ya comentado Calvario, los casi únicos vestigios que
han permanecido casi incólumes a los largo de milenios de años.
La reedificación del Peñón del Fraile y su uso como atalaya
La reedificación del Peñón del Fraile y su uso como atalaya
En
enero de 1850, con D. Luis Lavaggi ya fallecido, se reedificó el Peñón del
Fraile por su hijo D. Juan Bautista Lavaggi, en recuerdo y homenaje a que había sido su padre el primero que lo había hermoseado [10]. Al fallecer su padre en 1828, Juan Bautista Lavaggi se había trasladado al Puerto
de la Cruz, en compañía de su madre María Teresa Toscana, para hacerse cargo de su herencia y de los negocios familiares.
El
Peñón también sirvió como atalaya para vigilar los movimientos de las personas
que entraban y salían de nuestro pueblo, pues por aquel entonces no existía la
salida por el lado este, es decir por Martiánez. Esta vigilancia era importante,
tanto para controlar el posible contrabando, como para prevenir la llegada de visitantes
con enfermedades contagiosas que pudieran infectar a los habitantes de nuestro pueblo. Así, en
julio de 1851, para evitar la entrada de enfermos del cólera, con el posible riego de que se
extendiese esta enfermedad entre la población, se apostaron guardias en todos
los posibles desembarcaderos del Puerto, a saber, el Cardón, la Laja de la Sal,
San Telmo, Lazareto y Peñón del Fraile [11].
Cinco
años más tarde, concretamente en 1855, don Antonio Perera, Primer Teniente de
Alcalde del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, dirigió y costeó una obra
encaminada a modificar la cúspide del Peñón del Fraile, pues donde siempre
había estado una Cruz embutida en un poyata, se empezó a erigir, a su
costa, un templete de seis columnas, el cual adornaba el conjunto. La obra fue
terminada en marzo de 1860, cinco años después, cuando se techó el templete [12].
Añadiré
finalmente, que recientemente, entre
los años 2002-2003, se ejecutaron por el ayuntamiento portuense, obras de
remodelación en el Peñón, colocando una cúpula de bronce y restaurando las
desgastadas escaleras.
Remodelación de la cúpula del Peñón. Autor anónimo |
Como ultimo comentario, me parece oportuno señalar que en las primeras décadas del pasado siglo, se adecuó el espacio inmediatamente al Peñón, comprendido entre el Paseo Lavaggi y el mar, para dedicarlo a la práctica del fútbol, dándose a este campo de deportes el nombre de Estadio Peñón. Se construyó asimismo, una pequeña taquilla inmediata al Peñón para el despacho de entrada a los aficionados, en cuya techo estaba un rudimentario marcador, en que manualmente se iba señalando el tanteo del partido, con láminas metálicas colocadas en un soporte. A lo largo de los años, este modesto campo de fútbol ha sido el lugar donde los aficionados a este deporte han visto jugar a diferentes equipos representativos de nuestro pueblo, los más viejos como el Norte, el Once Piratas, Portuense y más recientemente, el Puerto Cruz, entre otros muchos, que no cito para no alargar excesivamente esta crónica.
Estadio Peñón, visto desde el Peñón de Fraile (1914-1924). Autor anónimo, coloreada por Rafael Afonso Carrillo |
[1] Anales, p. 176-177.
[2] Anales, p. 183.
[3] Anales, p. 247-248.
[4] El
alcalde de esa época era D. Domingo de las Nieves Ravelo.
[5] Anales,
p. 256.
[6] Melecio Hernández Pérez. 15-IV-2012. Puerto de la Cruz. com
[7] Anales, p. 273.
[8] Anales, p. 126.
[9] Olivia Stone. Tenerife y sus seis
satélites. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria. 1955,
p. 445.
[10] Anales, p. 380.
[11] Anales, p. 396.
[12] Anales, p. 412 y
429.
No hay comentarios:
Publicar un comentario