Narro en esta tercera y última crónica dedicada a la
Ermita de Nuestra Señora de la Paz y al entorno que la rodea, los profundos
cambios sufridos por la citada zona, fundamentalmente en la segunda década del
siglo XX y los primeros años del actual siglo XXI. La crónica comienza con la
conversión de la ermita de Nuestra Señora de la Paz y San Amaro en parroquia y
la construcción de un nuevo y moderno edificio religioso adscrito a la misma
parroquia, situado unos pocos kilómetros por encima de La Paz.
Dedico un comentario acerca de la transformación experimentada
por los terrenos dedicados al cultivo del plátano, que poco después de la mitad
del pasado siglo van a ser suprimidos, construyéndose en este terreno una
enorme urbanización, realizada por la familia Cólogan Ponte sobre sus
propiedades. También sufrió un profundo cambio la explanada cercana a la ermita
que se hallaba sobre el borde del Acantilado de Martiánez y que por la belleza
de la vista que ofrecía sobre el Puerto de la Cruz fue muy visitada por la
mayor parte de los turistas que invernaban en nuestro pueblo y también por los
visitantes que se acercaban a ella, pues sobre esa explanada se construyó lo
que hoy denominamos Plaza de la Paz.
Finalmente, incluyo un comentario dedicado a la
inauguración de dos estatuas, una planteada como un homenaje a los turistas que
visitan la citada zona y otra realizada en recuerdo de la escritora Agatha
Christie, que visitó nuestro pueblo en 1929, residiendo un corto tiempo en el
Hotel Taoro. A partir de ese momento el centro de Iniciativa y Turismo del
Puerto de la Cruz organiza bienalmente un festival homenaje a la citada escritora,
hecho al que dedico el último párrafo de esta crónica.
El
complejo parroquial de San Amaro y La Paz
La ermita después de la desamortización de los
bienes eclesiásticos llevada a cabo por el estado español en la segunda mitad
del siglo XIX, vivió una etapa lánguida, hasta que volvió a resurgir de sus
cenizas cuando se llevó a cabo la reconversión de la zona agrícola que la
rodeaba en una gran urbanización, de lo cual hablaremos en esta misma crónica
en un apartado posterior. En el año 1867, la ermita quedó definitivamente
adscrita a la parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia, dejando así su
pertenencia a la parroquia de la Concepción de la Villa de la Orotava.
Al
llevarse a cabo durante los años sesenta del pasado siglo, la reconversión a uso turístico de la zona de La Paz, que durante siglos estuvo
dedicada a diversos cultivos agrícolas, la zona fue urbanizada en su conjunto y también la
ermita, que quedó así enclavada en medio de una lujosa y amplia urbanización
construida por la familia Cólogan Ponte en los terrenos de su propiedad.
Aprovechando esa circunstancia, también fue remozado
el aspecto exterior y el interior de la ermita, que finalmente en 1976, fue
convertida en parroquia, atendiendo así a las exigencias que indudablemente
planteaba el crecimiento de la población de la zona, motivado por la
reconversión urbanística citada.
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La ermita de San Amaro.
Alrededor de 1966. Autor anónimo
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El Padre Flores en acto
de fin de curso del Colegio de la Pureza. Autor anónimo
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Fue un hermoso gesto para agradecer la gran labor
llevada a cabo por el fallecido Padre Flores, que a pesar de su origen
mexicano, amó intensamente al Puerto de la Cruz, lugar donde vivió muchas
décadas, siendo primero párroco de la Iglesia de La Peñita, después de la de San
Francisco y finalmente, de la de San Amaro.
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Busto del Padre Flores
(1911-1978) en la Paz.
Vicky Penfold (1918-2013), pintora y escultora
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Parroquia de Nuestra Señora de la Paz y San Amaro.
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Columbario de la
parroquia de Nuestra Señora de la Paz
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Tomás Fidel Cólogan y
Bobadilla (1815-1888)
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Hechas las correspondiente averiguaciones, se llegó a la conclusión de que los hechos comentados los habían llevado a cabo los herederos del fallecido Leopoldo Cólogan Zulueta, cuando efectuaron el cerramiento de la finca de su propiedad sita en La Paz. A la luz de estas informaciones, el alcalde portuense requirió a los propietarios de la citada finca, el 16 de febrero de 1956, para que se abstuvieran de realizar plantación alguna, conminándoles además para que en el plazo improrrogable de 48 horas, quitasen la cadena que habían colocado para impedir el paso.
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Panorámica desde La Paz. Autor anónimo.
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Panorámica desde La Paz. Autor anónimo.
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Plan Parcial de urbanización de La Paz. |
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Recorte del plano anterior, con la casa familia Cólogan y la ermita
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Imagen aérea de La Paz.
Autor anónimo
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A la luz de este informe, la familia Cólogan-Ponte comunicó al ayuntamiento que los arquitectos de su Plan Parcial ya estaban llevando a cabo las correcciones oportunas a la luz de informe anteriormente comentado, indicando además que no tenían inconveniente en renunciar a sus posibles derechos respecto a la Plaza Mirador situada a la izquierda del Camino de San Amaro, pidiendo que en compensación se les liberase del compromiso que inicialmente habían contraído relativo a la urbanización del camino de la costa.
En septiembre de 1963, la comisión de urbanismo atendiendo a las objeciones planteadas por el ayuntamiento, resolvió favorablemente a los intereses públicos, acordando que se aprobaba el proyecto presentado con las condiciones establecidas por el ayuntamiento portuense que en esencia consistían en que el paseo de cornisa fuese para uso peatonal, con un ancho normal de seis metros, aprovechando los salientes del terreno, para la colocación de miradores. Asimismo, que la zona de la llamada Plaza de la Paz, que se utilizaba como mirador público, no quedase afectada en ninguna porción de su terreno y que al primer grupo de apartamentos próximos a esta plaza, no se le permitiese construcción alguna por debajo de la rasante de la cornisa, terminando finalmente con la condición de que la altura del resto de los edificios previstos en el acantilado, no excediese la rasante del Paseo de Cornisa, para evitar perjudicar a las vistas del mismo.
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Mirador de La Paz. Foto
de Imeldo Bello Baeza. Años 40-50
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Urbanización de La Paz,
con la iglesia restaurada. Autor anónimo
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La Plaza de La Paz
Después
de la urbanización llevada a cabo en los terrenos de la familia Cólogan, la
zona aledaña al popularmente conocido como Mirador de la Paz, fue convertida en
una plaza, desde la que se goza de una excelente vista panorámica sobre la Costa y
la Playa de de Martiánez, así como del Puerto de la Cruz, convirtiéndose desde
entonces en un mirador por excelencia, tal como lo había sido desde la época
anterior a la construcción de la citada plaza.
Se
suprimieron las palmeras que se encontraban casi al borde de la costa y se
urbanizó todo el terreno, convirtiendo lo que anteriormente era un espacio de
tierra en una zona dotada de un piso más confortable con asientos, y en el
borde un espléndido mirador sobre la costa.
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Plaza de La Paz
remodelada
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Monumento al Turista.
Rotary Club. 2013
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La artista húngara Marta
von Poroszlay, residente en Tenenerife
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El Paseo de los Cipreses, actual Paseo de Agatha
Christie
Frente a la magnífica casa de la familia Cólogan Ponte, ha existido desde hace mucho tiempo un hermoso paseo flanqueado por una plantación de cipreses, razón por la que fue popularmente denominado como Paseo de los Cipreses.
La entrada al citado paseo queda situada muy cerca de la portada de la casa de la familia Cólogan Ponte y casi en línea recta con el pequeño camino existente entre el portón y el edificio, tal como puede verse en las fotografías siguientes
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Paseo de los Cipreses.
Autor anónimo
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Paseo de los Cipreses visto desde la casa de la Familia Cólogan. Autor
anónimo
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Agatha Christie
(1890-1976)
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Durante
su estancia en nuestro pueblo Agatha Christie visitó el Acantilado de La Paz, dejando para la posteridad un relato del paisaje que contempló en su novela El enigmático Mr. Quinn. Reproduzco a
continuación el párrafo donde hace esta descripción:”Mister Satterwaite siguió andando. Dejó atrás los caminos bordeados de
palmeras y las esparcidas casitas blancas del pueblo. Pasó a lo largo de la
ribera negra de lava entre cuyas rugiente olas perdiera años atrás la vida un
conocido nadador inglés. Pasó los estanques rocosos donde niños y ancianos
retozaban pretendiendo aparenta que se
bañaban, y subió al fin la empinada y tortuosa senda que conducía a la cima del
acantilado. Al borde mismo de éste había una casa a la que designaban con el
apropiado nombre de La Paz. Era una casa blanca, con verdes postigos
herméticamente cerrados y un tanto descoloridos por la acción del tiempo.
Estaba rodeada de un descuidado pero hermoso jardín en el que destacaba una
avenida de cipreses que conducía a una especie de plataforma al borde del
acantilado y desde donde podía contemplarse el maravillosos espectáculo de un
mar embravecido que se estrellaba imponente a sus pies”.
Años más tarde, concretamente en
1930, Agatha Christie volvió a casarse, esta vez con el arqueólogo Max Mallowan, a quien acompañó largas
temporadas en sus viajes a Siria e Irak. Estos viajes le sirvieron de
inspiración para los temas de algunas de sus novelas de intriga, tales como Asesinato en Mesopotamia, Muerte en Nilo y Cita con la muerte. Por su trayectoria literaria, la
Reina Isabel II de Inglaterra la nombró en 1971 Comendadora de la Orden del
Imperio Británico, falleciendo pocos años más tarde en 1976, de causas naturales.
El Puerto de la Cruz ha querido dejar patente su homenaje a la escritora británica y por ello el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) ha colocado en la zona citada un busto de la escritora que fue inaugurado el domingo 25 de noviembre del año 2007 que fue realizado por la cita anteriormente artista húngara Marta von Poroszlay, autora de la escultura homenaje al turista que figura en la Plaza de la Paz.
A la inauguración del busto asistieron aparte de las autoridades locales e insulares, Hortensia Hernández, que a la sazón era la presidenta del CIT, entidad que tuvo un papel destacado en la organización del acto a través del propietario del Sitio Litre, el británico John Lucas. Al acto asistió también un nieto de la autora inglesa llamado Mathew Prichard., quien pronunció unas palabras señalando que entre otras cosas,
que cuando su abuela vino al Puerto de la Cruz empezó a pensar en el futuro.
“Cuando vino a Tenerife-explicó-cambió su estado de ánimo, pues vino muy
triste, pero cuando se fue de la Isla, empezó, de verdad, su gran carrera de
escritora que se prolongaría durante 60 años escribiendo novelas. Gracias a la
amabilidad de los tinerfeños recuperó su ánimo y siguió con su vida hasta ser
la gran escritora que fue”.
Dentro de ese mismo homenaje se cambió el nombre del Paseo de los Cipreses, que a partir de ese momento es conocido como calle de Agatha Christe.
Desde entonces, con una periodicidad de dos años el CIT organiza un festival homenaje a la citada autora que ya ha cumplido su quinta edición.
El Puerto de la Cruz ha querido dejar patente su homenaje a la escritora británica y por ello el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) ha colocado en la zona citada un busto de la escritora que fue inaugurado el domingo 25 de noviembre del año 2007 que fue realizado por la cita anteriormente artista húngara Marta von Poroszlay, autora de la escultura homenaje al turista que figura en la Plaza de la Paz.
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Busto de Agatha Christe, realizado por Marta von Poroszlay |
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Dolores Padrón y John
Lucas, en el homenaje a Agatha Christie,
Foto Moisés Pérez. CIT
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Mathew Prichard, nieto de Agatha Christie. Foto M. Pérez, CIT |
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Inauguración de la calle Agatha Christie. Foto M. Pérez. CIT |
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Placa de la calle Agatha Christie, antiguo Paseo de los Cipreses |
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Cartel anunciador del V Festival Agatha Christie. CIT |
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